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 domingo, 17 de diciembre de 2006  
Historias
Argentina, un país petrolero

Hace casi 100 años, el 13 de diciembre de 1907, una cuadrilla del Ministerio de Agricultura confirmó la existencia de petróle a 500 metros de profundidad en Comodoro Rivadavia.

Si bien los diarios de la época reflejaron el descubrimiento como producto "fortuito" de una perforación destinada a buscar agua, lo cierto es que ya desde hacía unos años estos trabajos se realizaban en el marco de un programa lanzado por el gobierno de Roca para explorar el potencial energético del subsuelo. Y así lo protestó Enrique Hermite, presidente de la comisión conformada dentro del Ministerio de Agricultura para llevar adelante este plan, y el primer prócer de la industria petrolera local.

En "La Historia del petróleo en Argentina (1907-1955)", que acaba de publicar la editorial Edhasa, Nicolás Gadano considera que las dos hipótesis "no se excluyen ya que ambos, agua e hidrocarburos, figuraban dentro de los objetivos de la exploración".

Investigador de la Universidad Di Tella y ex subsecretario de Presupuesto entre los años 99 y 2001, Gadano viene estudiando desde hace años la historia de la industria petrolera argentina. También es economista del servicido de estudios de Repsol-YPF. Aunque analiza en forma crítica el "nacionalismo petrolero", lo hace sin preconceptos y apuntando fundamentalmente a la falta de un consenso político que permitiera durante muchos años alcanzar el abastaecimiento.

Eso no quita que en su extensa historia, que abarca desde las primeras y desordenadas actividades petroleras antes de 1907, cuando Argentina pasa a integrar oficialmente el selecto grupo de países con petróleo, hasta el año 55 (poco después de los frustrados contratos de Perón con La California), el historiador no muestre en toda su magnitud el accionar de hombres como el general Enrique Mosconi, ícono del nacionalismo petrolero no sólo en el país sino en América latina.

Designado por Alvear, Mosconi convirtió a la oscura Dirección de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en una empresa integrada desde la exploración hasta la refinación y comercialización, que fue el modelo para la creación de otras empresas en el continente, además de ser madre de una industria proveedora que permitió el desarrollo de empresas como Siam.

Si bien era partidiario de un esquema mixto de explotación, Mosconi defendió la preeminencia del Estado tanto en el dominio del recurso como del transporte y la distribución, lo que motivó su combate casi personal contra las grandes firmas norteamericanas e inglesas que se disputaban el negocio petrolero mundial. A tal punto que el libro de Gadano refleja los festejos de la industria estadounidense cuando Mosconi es desplazado del YPF luego del golpe del 30.

Los debates entre la desregulación total de la actividad que existía cuando, bajo el código de minería, la propiedad del recurso era de las provincias y había máximas facilidades para la extracción privada, y la nacionalización total dominaron durante años la política del sector.

En un artículo publicado en la última edición de "Realidad económica", Pino Solanas menciona a un inesperado protagonista en esta dicusión: Jorge Newbery, el pionero de la aviación nacional, que impulsó el debate sobre las ventajas de replicar la legislación rumana (la única dentro de los primeros países productores de petróleo que estableció una reserva nacional petrolífera), para regular la actividad del sector.
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