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 domingo, 03 de diciembre de 2006  
Esquel: de paseo en las alturas
Este centro de esquí, famoso en invierno, les permite a los viajeros disfrutar durante las vacaciones de verano de numerosas actividades. Cabalgatas, trekking, senderismo y circuitos por los distintos lagos y chacras

Famosa en invierno, principalmente por su atractivo centro de esquí, Esquel no es sólo nieve y frío. Para quienes se animen a descubrirla, se encontrarán con un mágico lugar para disfrutar del verano patagónico. Esta ciudad está enclavada a orillas del río Esquel y rodeada por los cerros La Zeta, El 21, La Cruz y Nahuel Pan, cuyos faldeos forman un gran anfiteatro en el que se destacan las distintas forestaciones y la vegetación del valle, entregando un hermoso paisaje en el que convergen árboles milenarios, ríos cristalinos y cientos de espejos de agua protegidos por frondosos bosques.

Aquí, la temporada estival posee el encanto de que aún quedan innumerables rincones sin explorar. Una sensación de virginidad que invita a la aventura y el descanso. María Laura Fenoglio trabaja y vive en el Parque Nacional Los Alerces, junto con su esposo y su hija de un año. "Muchos de los que visitan Esquel se terminan enamorando del lugar y luego buscan la manera de quedarse a vivir aquí", comenta esta mujer guardaparque que nació en Buenos Aires pero encontró su lugar en el mundo dentro de este parque que protege la segunda especie arbórea más longeva del mundo, convirtiéndose en uno de los bosques más sorprendentes del planeta, al estar rodeado por cristalinos lagos y ríos, además de imponentes cerros y glaciares.

En Los Alerces, además de la ya conocida excursión al alerzal milenario, se suma la posibilidad de caminar -en compañía de un guía de montaña- por nuevos senderos para llegar hasta la laguna del Glaciar Torrecillas, una nueva excursión que comenzó a probarse en la última temporada y que promete ser una de las estrellas del verano. El Torrecillas es el glaciar de más difícil acceso del Parque Nacional Los Alerces, tanto que aún no hay estudios sobre su patrimonio de hielo. "También falta un monitoreo del hielo y de la cantidad de glaciares que avanzan o retroceden", señala Pablo Gervasini, responsable de esta excursión.


Más opciones
Esquel es un lugar en el que se pueden combinar los diferentes intereses del viajero. Y para esta temporada, hay muchas novedades en sus cercanías, lo que convierte a esta ciudad en un lugar para disfrutar también durante el verano. Por ejemplo, desde enero de 2006, La Hoya ya no cierra sus puertas luego del invierno: mantiene un medio de elevación habilitado y, además, brinda la posibilidad de realizar actividades adaptadas a la temporada estival. Mediante una aerosilla se puede tener la mejor vista panorámica del valle, enmarcado por el Cordón Esquel y el Cerro Nahuel Pan.

Esta ciudad aún conserva la amabilidad de la gente de campo, transmitiendo en cada uno de sus rincones la pasión por la vida al aire libre y la oportunidad de enriquecerse con una variada historia de pueblos originarios y de colonos. Así, una excelente escapada de un día puede ser ir a conocer Río Percy, que está a 15 minutos de la ciudad. Se trata de una comunidad rural que propone ser conocida a través de tres pobladoras de 15, 19 y 21 años, quienes aún están cursando el Polimodal. Estas tres mujeres fueron especialmente capacitadas para realizar un trekking de dificultad media, en aproximadamente tres horas, por un sendero a través del cual ellas cuentan leyendas y mitos de Río Percy, en donde conviven galeses, mapuches y criollos. En Río Percy habitan 20 familias y, mediante este emprendimiento, se intenta que esta comunidad no desaparezca. Además del trekking, en un día caluroso nada mejor que bañarse en las aguas del Percy que dan nombre a la zona.

Dentro de las escapadas, una opción es la chacra El Sosiego de los Andes, donde se hace un paseo de una hora en el que un guía cuenta acerca de las variedades de frutas más importantes de la Patagonia y luego de finalizar el recorrido se puede recoger en una bandeja las frutas que uno desee. En esta chacra que se encuentra sobre la ruta, en pleno bosque, también se puede degustar el mejor cordero patagónico y, obviamente, el postre de las mejores frutas.


Entre el deporte y el relax
Esquel resulta un escenario ideal para practicar numerosas actividades deportivas y culturales, desde raffting hasta escalada, pasando por cabalgatas, senderismo, pesca deportiva, mountain bike o buceo de altura, entre otras opciones. Así, para quienes gozan con la adrenalina, resultará atractivo descender los ríos de montaña a bordo de balsas o en kayak, experimentando un contacto único con el agua. Los ríos de la zona corren encajonados entre montañas y bosques, lo que posibilita distintos grados de dificultad como el Corcovado (III) o el Futaleufú (IV).

Pero si la idea es disfrutar la montaña de una manera más relajada, se puede optar desde cortas caminatas a los cerros vecinos a la ciudad hasta expediciones multiaventura de varios días y, aprovechando la altura de la zona cordillerana, practicar senderismo, escalada o rappel. También es posible respirar la naturaleza arriba de un caballo, galopando por la estepa o ganando metros por los angostos caminos de montaña entre densos bosques, con la alternativa de realizar cabalgatas de una hora por los alrededores de la ciudad hasta travesías de una semana por la cordillera, incluso cruzando hasta Chile.

Dentro de los paseos más cercanos a la cultura que el deporte, está la opción de visitar Trevelin, un pueblo ubicado a 25 kilómetros de la ciudad y que atesora la historia de los primeros inmigrantes que arribaron al valle. También hay otra posibilidad de este tipo que enorgullece especialmente a Esquel: La Trochita, declarado Monumento Histórico Nacional y uno de sus atractivos más famosos al que no se puede dejar de conocer. Es un sobreviviente de 1945, cuando los trenes a vapor eran el único medio de transporte eficaz para atravesar grandes distancias. Este viaje es un testimonio más dentro de este mágico rincón de la Patagonia que invita al asombro, el disfrute y la adrenalina.
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Los cerros de Esquel también son un buen lugar para saborear unos mates en verano.

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