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 domingo, 19 de noviembre de 2006  
Vínculos: prácticas autoritarias

Las conductas violentas resultantes del entrecruzamiento de múltiples variables incluyen la expresión de un comportamiento aprendido, en ocasiones alentado por prácticas del propio sistema social. Desde Caín y Abel,quienes las detentan pretenden avalar su existencia como respuesta a relaciones o situaciones no satisfactorias.

En la mayoría de los casos, la violencia trepa desde interpretaciones autoritarias del poder, la fuerza o la situación jerárquica. Se ejerce maltrato sobre alguien considerado inferior o subordinado, es decir, la violencia funda su accionar en la subestimación, en la descalificación del otro y en su discriminación en tanto distinto. Es un proceso que se expande en espiral y se autojustifica desde racionalizaciones diversas.

Podemos visualizar fácilmente que un accionar agresivo atropella a quienes lo padecen, puesto que resultan lesionados efectivamente en diferentes aspectos de su personalidad; pero es menos evidente que también deteriora a quien lo ejecuta. Los daños que su instalación promueve tienen graves consecuencias personales así como sociales en áreas tales como la salud, la educación, la justicia, la economía y el desarrollo vital de una comunidad.

Las personas que sufren violencia emocional, psíquica o física van disminuyendo su autoestima y socavando sus defensas hasta serles muy difícil reaccionar sin ayuda externa. La situación se agrava en los casos en que el maltrato es recibido desde personas vinculadas afectivamente, lo que aumenta el dolor, la confusión y la vergüenza dela víctima. Tal es el caso de la violencia familiar o doméstica, ya que la tienen a su cargo aquellos que paradójicamente son responsables de proporcionar cuidado y protección.

Entre los factores que integran esta problemática un aspecto lo constituye reflexionar acerca de la asignación inflexible de funciones diferenciales en cargas y privilegios para uno y otro sexo al interior del espacio doméstico. Dicho reparto desigual alimenta matrices de desempeño que desequilibran e inhiben aspectos de la condición humana integral, lo que genera un escenario violento para las relaciones interpersonales.

Roles rígidos cierran las puertas a un desarrollo pleno y generan seres dependientes. Pensar en su flexibilización dentro del ámbito doméstico otorgaría lugar a las opciones, habilitaría las potencialidades del desarrollo individual de cada uno /a más allá de la identidad sexual y, sobre todo, reconocería al otro/a, como un fin en sí mismo.

En un programa preventivo deberíamos enfocar que estas construcciones invisibles pero presentes en el ámbito familiar eslabonan una cadena de discriminación que afecta a sus integrantes; los despoja de posibilidades de pensamiento y acción. Excluye a los varones de la participación en la reproducción cotidiana de la vida, mientras que cuando se trata de las mujeres, les cercena tiempo libre y descanso oportuno.

Por su parte, la naturalización de la violencia en el ámbito doméstico, como en cualquier otro, constituye una compleja problemática que atraviesa la socialización y la educación de las personas y se manifiesta en el acostumbramiento a los malos tratos de palabra .

Desarraigar diferentes formas de violencia en las relaciones humanas es una tarea que nos alcanza a todos en tanto actores sociales pertenecientes a una comunidad.

Reconocer en el otro/a necesitado de ayuda a alguien semejante a nosotros mismos, estimula una conciencia solidaria en aras de una sociedad más confortable. Ayudarlo/a a salir de una situación de violencia es una actitud respaldada por la Constitución, por tratados internacionales que nos involucran como país, y desde diciembre de 1997, por la sanción de la ley provincial 11.529.

En tal sentido, deberíamos plantearnos que si optamos por un marco social con inclusión plena y diversa, crítica y creativa sostenido por seres humanos más completos, tal propuesta no puede convivir con prácticas que contengan alguna forma de violencia, discriminación o autoritarismo.

Cristina Cáceres Hanzich

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