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 domingo, 12 de noviembre de 2006  
Crucial posición de la Iglesia de Brasil sobre los moribundos

La Iglesia Católica de Brasil apoya la resolución adoptada por el Consejo Federal de Medicina (CFM) que permite a los médicos desconectar los aparatos que mantienen vivos de forma artificial a pacientes sin posibilidad de cura y en estado terminal.

"Tenemos una clara posición contraria a la eutanasia, y no a la ortotanasia", afirmó el secretario general de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, Odilo Scherer, citado ayer por el diario O Estado de Sao Paulo.

La diferencia entre la ortotanasia y la eutanasia es que, mientras la primera defiende la interrupción de los mecanismos artificiales que mantienen vivo al paciente para que éste muera de forma natural, la segunda anticipa la muerte del mismo interrumpiéndole la vida y es considerada homicidio según las leyes brasileñas.

La ortotanasia sólo podrá ser realizada si existe acuerdo entre el paciente o sus familiares y los médicos.

Para defender la posición de la Iglesia, Scherer citó algunos documentos del Vaticano, como la encíclica Evangelium Vitae, que dice que "cuando la muerte se anuncia inminente e inevitable, se puede, en conciencia, renunciar a tratamientos que sólo prolongarían la vida en forma penosa".

Por su parte, el consultor de la Conferencia en bioética, Antonio Moser, recordó que el Papa Juan Pablo II, fallecido el año pasado, pidió que no se usaran aparatos para prolongar su vida.

La Orden de los Abogados de Brasil, el máximo órgano de representación de esos profesionales en el país, alertó que la medida debe ser tomada con cautela ya que se trata de una cuestión controvertida y que no exonera al médico de un eventual proceso penal.

Según explicó el presidente de la Comisión de Bioética de San Pablo, Erickson Gavazza Marques, los médicos que dejen de usar todos los métodos para mantener vivo a un enfermo pueden ser procesados por "omisión de socorro". (DPA)
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