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 domingo, 29 de octubre de 2006  
Propiedad intelectual. Cómo proteger los productos del conocimiento
Tecnológicas locales van por las patentes
Productores rosarinos de software y servicios informáticos quieren agregar valor a través de las licencias

Victoria Arrabal

En la economía de la alta tecnología, la protección de los activos intangibles, surgidos del conocimiento y la innovación, se convierte en un factor tan importante para el negocio como el de la producción misma de ese bien o servicio.

El tema fue puesto en discusión por las empresas que integran el Polo Tecnológico Rosario, que conformó una comisión especialmente destinada a estudiar la problemática de la propiedad intelectual.

La propiedad intelectual es un conjunto de leyes que tiene como objetivo proteger la actividad creativa de las personas, brindando derechos exclusivos de fabricación y comercialización de sus productos en un tiempo y territorio determinando. No sólo es para las grandes marcas o inventos sino que las pequeñas y medianas empresas encontraron una herramienta significativa para volverse más competitivas protegiendo a través de sus patentes, diseños industriales, marcas o modelos de utilidad.

"El modelo económico imperante en las empresas locales se relaciona más con un servicio que con un producto", sostiene el especialista en propiedad intelectual Martín Carranza Torres. De acuerdo a su visión, si bien la prestación de servicios de tecnología a empresas del extranjero es importante por el ingreso de divisas, la generación de fuentes de trabajo y la calificación de la gente, al no considerar la propiedad intelectual, "se está vendiendo mano de obra barata para después comprar los productos con valor agregado que se protegen en el exterior". De esta forma, se pierde el agregado de valor que produce tener la propiedad intelectual para después comercializarla sin la necesidad de prestar un servicio que se agota.

"La propiedad intelectual tiene un alto costo de producción pero un bajo costo de reproducción ya que todo el valor de la inversión es al inicio y luego cobra importancia la seguridad jurídica para que esas reproducciones sean exclusivas de quien hizo la inversión inicial", explica el responsable de la comisión de derechos intelectuales del Polo Tecnológico Rosario, Fernando Sánchez. "De lo contrario, no habría ningún tipo de mercado para quienes invierten en activos intangibles", agrega.

El gobierno nacional consideró que el software y la biotecnología debían tener un incentivo a nivel impositivo para contribuir al desarrollo de estas empresas que requieren tanta inversión. Ya hay 50 empresas inscriptas en la ley de promoción del sector, de las cuales dos son de Rosario.

Pero lograr que un invento llegue al consumidor no requiere sólo de dinero sino también de tiempo: en biotecnología, diez años, en el ámbito farmacéutico, quince años y en el sector de la producción, cinco años aproximadamente. Los especialistas consideran que la única forma de recuperar esa inversión es a través del derecho de exclusividad.

En este sentido, ya se aplicó una medida cautelar inédita en el país por parte de un juez de primera instancia de Mendoza, que afectó a una firma que utilizaba software sin licencias. La empresa deberá desinstalar todos los programas no licenciados aunque podrán guardar los archivos generados por los programas que utilizaba en sus computadoras. La decisión jurídica marcó un precedente. "Lo que antes era importante a nivel de derecho de la propiedad física hoy lo es de lo intangible", sostuvo Sánchez y, a modo de ejemplo, nombró marcas que cuestan lo mismo que el PBI de varios países, como Coca Cola y Microsoft o Google.


Materia patentable
"Desde los años 80, y especialmente luego del acuerdo Trips en la Organización Mundial del Comercio, hay una tendencia a ampliar el campo de lo patentado",expresa el profesor de Propiedad Industrial de la UBA, Andrés Moncayo Von Hase, desde otra perspectiva. Este acuerdo establece que una patente puede obtenerse por todas las invenciones, ya sean de producto o de procedimiento en todos los campos de la tecnología, y la única condición es que sean nuevas, entren en una actividad inventiva y tengan una aplicación industrial.

También indica que se pueden establecer ciertas exclusiones cuando la explotación de una patente pueda afectar la salud, el orden público, el medio ambiente o poner en peligro la vida de las personas, los animales, etc. Otra norma establece la posibilidad de excluir los métodos de diagnóstico terapéuticos y quirúrgicos para el tratamiento de personas y animales.

En cuanto a las plantas, la ley nacional es bastante restrictiva ya que la totalidad de material biológico y genético existente en la naturaleza o su replica, no es patentable. Y si bien en el acuerdo Trips los microorganismos pueden patentarse, en Argentina o Brasil sólo se aceptan aquellos que hayan sido genéticamente modificados. En este caso, lo que se patenta es el procedimiento para obtener el microorganismo, no la naturaleza.

"En los países industrializados, sobre todo en Estados Unidos, hay una tendencia a apreciar los requisitos con una gran permisividad para permitir la mayor cantidad posible de patentes", sostuvo Von Hase. En este sentido, indicó que se patentaron métodos de enseñanza, de tratamiento psicológico y técnicas para jugar al golf.

Mientras tanto, en los países en vías de desarrollo, más del 80% de las patentes está en manos de no residentes, lo que demuestra "pocos medios de las empresas locales y refleja la estructura industrial de un país", indicó el docente.

En cuanto a la idea de "novedad", Argentina considera que no existe si el conocimiento técnico ya fue difundido verbalmente. Pero para los norteamericanos, basta que no se haya dado a conocer por escrito o explotado para que una idea sea patentable. A raíz de esto, hoy se está discutiendo cómo proteger los conocimientos tradicionales que tienen cierta aplicación en la medicina o en efectos terapéuticos y que sólo se difundieron verbalmente. "Cuanto más laxo sea el criterio de novedad, más posibilidades hay de que se patenten conocimientos tradicionales que como no tuvieron un formato escrito de difusión, ante los ojos de ciertos países, es suficiente para constituirse en materia patentable", expresó Von Hase.

Las leyes de patentes ponen mucho énfasis en el contrato social dado que el Estado concede derechos exclusivos a cambio de una divulgación suficiente, de manera que un tercero pueda llevar la invención a la práctica. Actualmente en EEUU hay un proyecto de modificación para eliminar el requisito de revelar la mejor manera posible y sólo dar a conocer una de las maneras, que puede ser la mejor o no. Así, "se estrecha el campo de aplicación para darle lugar a los secretos industriales que resultan muy buenos para el inventor, pero debilitan el contrato social", indica el profesor.
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