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 sábado, 30 de septiembre de 2006  
Yo opino
Reflexiones sobre la escuela secundaria

Yo opino.Espacio de opinión de chicos y jóvenes

En tiempos modernos es fácil criticar a la escuela secundaria como base de los problemas culturales que sufrimos hoy día en nuestro país. Pero no hay que ser extremistas. En la escuela de hoy hay cosas buenas y cosas malas, según mi opinión.

La relación docente-alumno en la actualidad es mucho mejor que en aquellas épocas donde los alumnos eran agredidos verbal y físicamente. El alumno tiene más derechos de participación y puede mantener un diálogo de igual a igual con un profesor. Pero como en todas las cosas hay excepciones. Hay profesores que siguen educando a la antigua, en una sociedad que ya no acepta aquel autoritarismo que reinaba en los salones.

Creo que la relación actual tiene puntos positivos y puntos negativos. Lo positivo es que el alumno tiene derecho a expresarse más libremente. Lo negativo es que la clase adolescente a veces pierde el respeto hacia sus mayores, ya que confunde libertad con libertinaje.

El docente de hoy debe ser permisivo en algunos casos, interiorizarse en los problemas personales de cada alumno. Si un alumno tiene un comportamiento fuera de lo habitual debe contenerlo y no sancionarlo sin saber por qué lo hizo. En la actualidad, a cada profesor le importa nada más que su materia y lo único que quiere es que al alumno le vaya bien en las evaluaciones, sin importarle otro tipo de educación. El profesor debe ser un complemento de educación junto con los padres, no debe desinteresarse, ya que hoy vivimos en una sociedad donde los adolescentes son una clase muy débil, a la que las drogas y los vicios ingresan fácilmente. Por eso insisto que el profesor tiene que estar capacitado pedagógicamente para poder estar al frente de un curso, y no sólo entender su materia.

El alumno no es siempre inocente. Muchas veces también se equivoca, pero creo que por eso va a la escuela, para seguir ejemplos, ser contenido y mantener una relación con sus pares. Aprender normas de convivencia y captar los conceptos básicos para poder estar preparados para cuando salgan a la vida real.

El alumno debe escuchar las recomendaciones que le da el docente, no debe ser soberbio ni debe querer chocar constantemente contra el profesor de turno, siempre y cuando el profesor mantenga el respeto hacia el aprendiz.

El profesor debe ser el encargado de catapultar a los alumnos a una vida universitaria, pero sin abusar de los límites como en algunos casos sucede. En la universidad sos vos solo y nadie te va a contener, pero el cambio debe ser progresivo.

El docente, además, debe encargarse que el alumno ame la materia que él enseña, porque si no puede mantener una convivencia sana con un grupo de alumnos no puede estar a cargo del curso, ya que ese es su trabajo.

Muchos alumnos chocan al entrar a la universidad porque es tal el cambio que no pueden llegar a adaptarse al máximo, y por eso pierden sus estudios y hasta un buen porvenir.

Un gran problema de hoy en la escuela secundaria es que los directivos de la misma no tienen noción de cómo se llevan a cabo las cátedras, no conocen prácticamente a los alumnos y no imponen límites hacia los profesores.

No estoy pidiendo nada raro. Quiero que la escuela de hoy sea un lugar donde se prepare al alumno para mañana, y que no se le impongan límites absurdos creyendo que eso es "exigir".

Exigir no es dar mucho para estudiar. No es dar cosas difíciles para aprender. Sino que el profesor debe exigir en el día a día al alumno y hacer que éste se encariñe con el docente y la materia. Debe ayudar al alumno a autosuperarse, ya que todos sabemos que no todos dentro de un salón tienen la misma capacidad para aprender. Debe tener sentido común y saber a quién "exigirle" más y a quién menos.

En conclusión, una escuela debe estar capacitada para recibir alumnos con problemas típicos de la adolescencia, con profesores preparados para poder asistirlos, con directivos que no se laven las manos a la hora de actuar como pasa actualmente, trabajando en equipo con los mismos padres, con psicólogos que sepan captar qué tipo de problemas tienen y con alumnos predispuestos a "aprender".

(*) Tiene 18 años y es ex alumno

de la Escuela Normal º1.
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