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 lunes, 11 de septiembre de 2006  
Las chances electorales de Lula dividen a la oposición brasileña

Rio de Janeiro.- La oposición brasileña se empeñaba a fondo esta semana por asegurar el pase a un segundo turno en las elecciones del 1 de octubre, pero la posible victoria del presidente Luiz Inacio Lula da Silva era un factor de división en sus filas, a sólo tres semanas de la votación.

La socialdemocracia que lleva como candidato al ex gobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin espera crecer significativamente para forzar un segundo turno, a fines del próximo mes y cree que la estrategia propagandística que ha empezado a utilizar, atacando a Lula por el flanco de las denuncias de corrupción y la capacidad gerencial del gobierno, le permitirá avanzar puntos valiosos.

“Las encuestas muestran un crecimiento constante de Alckmin. Si mantenemos el ritmo, con seguridad habrá segundo turno”, dijo el presidente del Partido Social Demócrata (PSDB), Tasso Jereissati. “Si seguimos así, en 10 días habremos pasado el 30% y eso ya significa segundo turno”.

Hasta ahora, las encuestas han colocado a Alckmin en un distante segundo lugar. La última, la semana pasada, le asignó una probable votación del 27% frente a 48% de Lula. Con ese margen, el actual presidente tendría asegurada la victoria sin requerir de una segunda vuelta.

Pero un verdadero repunte como para garantizar la segunda vuelta parecía una tarea titánica, pues el 48%, transformado en los votos válidos, le darían a Lula una holgada victoria.

Los socialdemócratas están aliados de los derechistas del Partido Frente Liberal (PFL), muchos de cuyos dirigentes apoyaron la dictadura militar (1964-85), que fueron alejados de funciones de poder por primera vez en más de 50 años con la victoria de Lula en 2002.

El viraje de Lula hacia posiciones políticas más centristas empujó a los socialdemócratas hacia la derecha del espectro político brasileño, cuyo centro empezó a ser ocupado por Lula y su Partido de los Trabajadores.

El PFL indicó el pasado fin de semana que se propone elaborar planes para lanzar un candidato propio en 2010 e identificarse como la verdadera oposición a Lula y su partido, desligándose de su alianza con el PSDB. Para evitar perder su condición de principal agrupación opositora, el PSDB endureció sus ataques a Lula, lo que hace prever una radicalización de los embates con Lula. (AP)


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