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 lunes, 11 de septiembre de 2006  
El Papa considera que Occidente perdió la fe
En una multitudinaria misa en Munich, lamentó que exista una "sordera" que impide escuchar a Dios

El Papa Benedicto XVI lamentó ayer durante su viaje a su Alemania natal que las personas a menudo sufran una "sordera" que les impide escuchar la palabra de Dios, y consideró al mismo tiempo que Occidente ha perdido ampliamente la fe.

"En estos tiempos sufrimos una sordera frente a Dios. Ya no podemos escucharle, porque tenemos muchas otras frecuencias en el oído", dijo el Pontífice en una multitudinaria misa al aire libre ante 250.000 fieles en Munich. "Lo que se dice sobre Dios a menudo es considerado como no apto para nuestros tiempos", añadió Joseph Ratzinger en su homilía, pronunciada en el parque ferial de la capital de Baviera.

El Papa, quien llegó anteayer por la tarde a Munich, agradeció a los católicos en Alemania su apoyo económico a las iglesias en países pobres. Apeló a apoyar la evangelización en esos países y no sólo proyectos humanitarios, para que "Dios Jesucristo sea conocido, se crea en él y se le ame, mueva los corazones y con ello se produzcan también avances sociales".

En este sentido, afirmó que el Evangelio y lo social son inseparables. "Allí don de las personas sólo aportamos conocimiento, capacidades, poder técnico y aparatos, aportamos demasiado poco". "Entonces ocupan un primer plano rápidamente las técnicas de la violencia, y la capacidad de destruir, de matar se convierte en la capacidad superior para conseguir el poder, que en algún momento debe traer el derecho, pero no lo puede traer", añadió.


Necesidad
Consideró que el mundo occidental, en su racionalidad, ha perdido la fe en Dios. Según Ratzinger, en la sociedad existe un cinismo que convierte en derecho a la libertad el burlarse de lo sagrado y eleva a última norma ética la utilidad de las cosas de cara a futuros éxitos científicos. "El mundo necesita a Dios. Necesitamos a Dios", dijo el Papa al final la primera homilía de su viaje.

Entre las autoridades presentes en la misa bajo un sol radiante se encontraban el presidente alemán, Horst Koehler, de confesión luterana, así como el primer ministro de Baviera, Edmund Stoiber. La canciller Angela Merkel había recibido al Papa el sábado en el aeropuerto de Munich y mantuvo después un encuentro con él.

Antes de comenzar la misa concelebrada por diez cardenales y unos 60 obispos, Benedicto hizo un recorrido entre la multitud de fieles a bordo de su "papamóvil". Como ocurrió ya el sábado a la llegada del Papa, entre el público se escuchaban gritos de "Benedetto, Benedetto" en italiano.

Para mañana está prevista otra misa multitudinaria en Ratisbona, ciudad en la que Ratzinger trabajó en su día como catedrático de Teología y donde todavía hoy vive su hermano Georg.

Después de la misa, el Papa participó en un almuerzo en el palacio arzobispal con unos 50 invitados, antes de visitar por la tarde la catedral de Nuestra Señora, que fue su iglesia catedralicia como arzobispo de Munich-Frisinga entre 1977 y 1982.

Allí, pidió a los padres católicos que transmitan su fe a sus hijos y la practiquen junto con ellos, yendo a misa y rezando en la mesa o antes de irse a dormir. "Verán que no es un tiempo perdido: mantiene a la familia verdaderamente unida y le da un centro de gravedad", afirmó Ratzinger durante la celebración de las Vísperas. (DPA)
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Benedicto en Munich, en la misa a la que asistieron más de 250 mil fieles.

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