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 domingo, 03 de septiembre de 2006  
España: Segovia y su legado romano
La ciudad donde "el diablo construyó" hace casi dos mil años un gigantesco acueducto que abastecía del vital elemento a todos los barrios

Corina Canale

Nadie que visite la ciudad de Madrid puede dejar de conocer las tres joyas de Segovia: el Acueducto, el Alcazar y la Catedral, en esta ciudad de la región de Castilla y León que está separada de la capital española por la Sierra de Guadarrama. El cordero y el cochinillo, platos estrella de la cocina segoviana, se encuentran en el emblemático restaurante Cándido, y también en Duque, el enclave gastronómico del Maestro Asador Julián.

En la Calle Real, que parte del Azoguejo, en el zoco, y llega hasta la Plaza Mayor, hay desde un fotógrafo "minutero", que está allí desde 1938, hasta el Mirador de la Canaleja y muchos edificios de fachadas esgrafiadas, antigua y barata técnica artesanal de ornamentación, que se hace con cal y tiene reminiscencias del mudéjar.

De los vocablos de origen celta "sego" y "briga", que significan victoria y fortaleza, nació el nombre de esta ciudad que según la mitología fue fundada por Hércules y donde el diablo, para apoderarse del alma de una doncella, apostó, sin conseguirlo, a levantar un acueducto en una sola noche.


La Virgen y el demonio
La leyenda dice que la Virgen acortó las sombras y el día alumbró cuando al maligno aún le faltaba colocar una piedra. A esta obra de los romanos, de 27 metros de altura y 166 arcos, hecho con piedras ensambladas sin argamasa, que pesan 2.500 kilos cada una, el poeta segoviano Luis Martín García Marcos la llamó "ceniza en vilo", aludiendo a su perfecto equilibrio.

A los segovianos les gusta contar que los agujeros de las piedras son los dedos del diablo, trabajando frenéticamente en la oscuridad, pero en realidad son las marcas de las enormes tenazas de hierro que elevaban las piedras a través de un sistema de poleas. El recorrido del acueducto, de diecisiete kilómetros, se inicia en La Acebeda, con arcos bajos que van creciendo hasta llegar al Convento de San Francisco, donde comienzan los altísimos arcos dobles.

Hasta comienzos del siglo XX esta formidable obra que los romanos construyeron alrededor del año 50 después de Cristo, abasteció de agua a algunos barrios de Segovia. En su parte más alta hay dos hornacinas, y en una de ellas, la que se asoma al Azoguejo, se dice que quedaron las letras que le revelarían al mundo el nombre del emperador romano que ordenó construirlo, hasta ahora un misterio.

Los recorridos turísticos comienzan bajo el acueducto, una parte de la ciudad donde el tránsito vehicular se está restringiendo de a poco, para preservar al monumento. Allí se inicia también la Calle Real, la llamada calle de los tres nombres -Cervantes, Juan Bravo e Isabel La Católica- que llega hasta la pérgola de la Plaza Mayor.

Desde el Mirador de la Canaleja se divisa el barrio de San Millán y su majestuoso templo románico, y la Sierra de Guadarrama, cuyas cimas forman el relieve de La Mujer Muerta, un cuerpo enorme, embarazado y tendido, que los ojos captan fácilmente. El mirador precede a la Puerta de San Martín, entrada principal a la ciudad amurallada -derribada en 1886-, y ante la cual los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, juraron guardar los fueros de Segovia.

Ni bien se entra a lo que fue la ciudad custodiada por murallas, está la Casa de los Picos, actual Escuela de Arte; y el Palacio del Conde de Alpuente, ambos edificios con detalles góticos y diversos esgrafiados. Y un poco más adelante una escalinata lleva hasta la Plaza de Medina del Campo -uno de los más bellos conjuntos urbanos de Europa-, donde el fotógrafo callejero Angel Román Allas dispara fotos "al minuto" desde 1938.


Rincón del minutero
El hombre desanda dos veces al día el camino entre su casa y la plaza, para trabajar junto a una placa que reza "Rincón del Minutero". Más arriba está la Iglesia de San Martín, una de las veinte iglesias románicas de Segovia, y a su lado la estatua ecuestre del comunero Juan Bravo.

Los segovianos coinciden en que la Plaza de Medina del Campo es el lugar más activo de la ciudad. Desde allí, y camino hacia la Plaza Mayor, se pasa frente al edificio de granito Cárcel Vieja, en el que estuvo detenido Lope de Vega, y se llega a la Plaza del Corpus Christi, donde está la iglesia del mismo nombre.

Esa iglesia fue la antigua Sinagoga Mayor de Segovia, que interiormente ya recuperó su condición judía, y donde ahora funciona un Convento de Clausura de la Orden de las Clarisas.

Detrás del edificio pasa la Calle Real de las Juderías, que atraviesa el barrio de Siete Puertas en el que fueron obligados a vivir los judíos a principios del siglo XV. La Plaza Mayor está rodeada por el edificio del Ayuntamiento, del siglo XVII, el Teatro Juan Bravo, el Mesón Mayor y la Iglesia de San Miguel, donde en 1474 Isabel La Católica fue proclamada reina. En la fachada de la iglesia una placa recuerda este episodio que fue decisivo en la historia de España. Y frente a la Plaza Mayor, pero también sobre el barrio judío, se levanta la Catedral de Segovia, la última gótica de España, a la que se conoce como "La Dama de las Catedrales".

Allí hay un retablo de madera del siglo XVI, obra de Juan de Juni, y frente a éste un enorme tríptico flamenco -"Llanto sobre Cristo Muerto"- de Ambrosius Benson. Pero conocer el Alcazar de Segovia es adentrarse en la historia de la primera reina de España, Isabel La Católica. El Alcázar se levanta en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores, sobre un montículo rocoso. Para los historiadores el privilegiado emplazamiento sugiere que la construcción fue usada como fortaleza, tal vez ya en el tiempo de los celtas.

Isabel y Fernando también ocuparon esta soberbia construcción que a Walt Disney le sirvió de modelo para su castillo de fantasía, donde se mezclan arcos románicos con el estilo mudéjar, y que fue el lugar donde se firmó el "Acuerdo para la Gobernación del Reino", documento al que también se conoció como "Concordia de Segovia" .

En el Alcazar, que forma parte de la muralla, vivieron 22 reyes y el fuego no pudo destruirlo, a pesar de haber ardido durante tres días y tres noches a fines del siglo XIX. En la Sala del Trono hay dos retratos de los monarcas y dos sillones sobre los cuales aparece el escudo en el que se unen los símbolos de Castilla y Aragón, representando la unión de ambos territorios, exactamente en el medio de las palabras "tanto monta".

Con estas palabras, que se sospecha fueron sugeridas por la soberana a los marketineros reales, Isabel quiso dejar en claro su autoridad. El "tanto monta" que los segovianos usan habitualmente, y que no necesitan explicar, es todo un pronunciamiento de unidad con igualdad: "Tanto monta y monta tanto, Isabel como Fernando".
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El tránsito vehicualr se está restringiendo poco a poco en Segovia para preservar los lugares históricos.

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