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 miércoles, 30 de agosto de 2006  
Micciones frecuentes y dolor, signos de una dolencia poco conocida
La cistitis intersticial se presenta mayormente en mujeres jóvenes. Se la confunde con infecciones urinarias. Testimonios de quienes la padecen

Florencia O'Keeffe / La Capital

Dolor, ardor y malestar en la vejiga, urgencia para orinar, micciones frecuentes. La cistitis intersticial es una enfermedad de la vejiga urinaria que tiene síntomas comunes a otras enfermedades y es poco conocida por la población e incluso por los médicos, por lo tanto, a la mayoría de los pacientes el diagnóstico les llega tarde, o nunca. Puede afectar a ambos sexos pero mayormente se presenta en mujeres jóvenes. Las características de esta patología crónica provocan que quienes la padece tengan dificultades para desarrollar su vida normalmente. "Nos conocemos todos los baños de Rosario", relatan con precisión y tratando de no perder el humor Alejandra Reviglione y Liliana Bacchi, a quienes les diagnosticaron la enfermedad hace poco tiempo (ver aparte) después de muchos años de angustia, de recorrer decenas de especialistas y escuchar los diagnósticos más disímiles.

Aunque aún no tiene cura y los tratamientos no funcionan en todos los casos, una vez diagnosticada existen opciones terapéuticas que pueden aliviar la sintomatología. El urólogo Germán Chamas, dijo a La Capital, que la cistitis intersticial "es una enfermedad crónica" que se encuadra en lo que se denomina síndrome de dolor pelviano y que la dificultad para diagnosticarla reside, por un lado, en que es una patología no demasiado frecuente, y por otro, porque el diagnóstico es básicamente clínico. "No hay un estudio específico para decir que un paciente tiene la enfermedad, ni siquiera la biopsia nos ofrece un patrón fisiopatológico característico", manifiesta.

Para diagnosticarla los médicos se valen de síntomas y signos. "Entre los problemas que aparece con frecuencia en la cistitis intersticial están el dolor, el ardor y la pesadez en la vejiga. Los pacientes suelen referir molestias, pinchazos. También las micciones frecuentes, una necesidad imperiosa de orinar, y la sensación de vejiga llena que no desaparece luego de pasar por el baño. Y aunque los síntomas son variables, en general todos afirman que tienen un dolor molesto e incapacitante que impide trabajar con normalidad y hacer las tareas diarias", explica.

Los síntomas están vinculados a una inflamación importante de la vejiga pero no se sabe exactamente qué la produce. Como esos síntomas se parecen a los de una infección urinaria, no es extraño que los pacientes sean estudiados por esto. "Para sorpresa de muchos médicos, los pacientes tienen todos los síntomas de una infección, pero los urocultivos son negativos", puntualiza Chamas.

Las molestias frecuentes trastocan tanto la vida cotidiana -hay personas que suelen ir al baño hasta 60 veces por día- que la angustia y la depresión suelen ser comunes entre quienes la padecen. Al dolor pélvico y las ganas interminables de ir al baño se suma la imposibilidad de ponerle nombre y apellido al problema, lo que provoca incertidumbre y hasta conflictos familiares porque las personas vinculadas afectivamente al enfermo empiezan a pensar que no tiene nada físico y se trata de un problema psicológico. Para peor, Chamas destaca que los síntomas suelen empeorar con el estrés. Además, en las mujeres, la menstruación exacerba las molestias, al igual que las relaciones sexuales.


Opciones de tratamientos
El urólogo consultado afirma que las pacientes suelen llegar al diagnóstico después de muchas consultas a distintos especialistas, entre ellos los ginecólogos. "Les suelen pedir mil estudios y no aparece nada significativo", aclara.

"Estamos hablando de una enfermedad crónica de difícil diagnóstico y tratamiento; la única medicación específica no es barata y pocas obras sociales la reconocen. Hay otros medicamentos que pueden dar alivio pero no siempre son efectivos", explica el urólogo. Los pacientes con cistitis intersticial suelen optar con frecuencia por medicinas alternativas, como la acupuntura o la homeopatía, con el fin de mejorar su calidad de vida.

Por último, Chamas señala que en países del primer mundo se sabe bastante más que en la Argentina, y que existen asociaciones que nuclean a los enfermos brindando contención y asesoramiento. Incluso, comenta, que además del acceso a todos los medicamentos en forma gratuita, se les da a los pacientes una tarjeta con la que tienen derecho a pasar primeros en los baños públicos.
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