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 domingo, 30 de julio de 2006  
Las firmas recuperadas, nuevo eslabón del mapa empresario
Una estructura de gestión encarada por trabajadores que superó la crisis y encontró su lugar en la economía

Comenzaron a aparecer a fines de la década pasada, cuando la depresión devoraba fábricas sin piedad, y se multiplicaron luego del crac de 2001. Pero lejos de anclarse en un determinado momento histórico, las empresas recuperadas siguen naciendo, incluso en tiempos de expansión económica, como respuesta a crisis empresariales de distintas características. Tal el caso de emprendimientos como La Cabaña o el restaurante Rich.

Con más de 80 establecimientos gestionados por los trabajadores en todo el país, el movimiento de empresas recuperadas dejó de ser sólo una respuesta desesperada para consolidarse como un sector económico con sus propias características y proyectos de crecimiento.

El viernes pasado, por ejemplo, luego de un concurso del que participaron diseñadores de todo el país, el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) presentó su nuevo logo, una identificación sectorial que acompañará las marcas de las firmas que integran ese nucleamiento. En Rosario, establecimientos del sector motorizaron uno de los parques industriales que se están constituyendo en la ciudad. Son sólo muestras del peso institucional que adquirió este conglomerado productivo, que ya se acostumbró a interactuar con gobiernos y otros sectores productivos como uno más.

Un encuentro organizado en la Sala de la Cooperación por la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad, en el marco del Día Internacional de la Cooperación, reunió las distintas experiencias de la ciudad, desde la cooperativa que opera la fábrica de pastas Mil Hojas -que cumple en estos días seis años de existencia- hasta la recientemente recuperada La Cabaña.

"Yo entré a los 14 años a la empresa, en el 2000, cuando cerró, tenía 29 años de fábrica, ¿quien me iba a dar trabajo con más de cuarenta años?", recuerda Omar Pusiano, de la cooperativa Herramientas Unión.

Distinto, aunque quizás no tanto, es el caso de Ramiro Alvarez, un joven de 24 años que, con dos años y medio de antigüedad en la empresa láctea La Cabaña fue designado por la asamblea de trabajadores como presidente de la comisión que administra la cooperativa más joven del movimiento de recuperadas. "Yo estaba trabajando en la oficina técnica, y ahora el trabajo cambió porque tenés que andar todo el tiempo en reuniones, resolver cosas que antes ni me imaginaba, a todos nos pasa lo mismo, en mi caso sólo espero no fallarle a los compañeros", promete.

Para Carlos Carrizo, presidente de la cooperativa que se hizo cargo del tradicional restaurante Rich, "la forma de trabajo no cambió mucho porque aún cuando estaban nuestros empleados, la situación era tal que nosotros teníamos que sostener el restaurante".

Entre Herramientas Unión, La Cabaña, Rich y Mil Hojas suman más de 100 de trabajadores, que transitaron experiencias parecidas pero no iguales. Omar Cáceres, de la tradicional fábrica de pastas rosarinas, relató los tortuosos momentos de 2000 cuando 16 empleados de los 52 que había llegado a tener la empresa en su mejor momento del año 92, comenzaron a transitar un camino hasta entonces poco explorado.

"Desde el 95 la fábrica empezó a decaer y en el 2002 se llegó a una situación en la que a veces se producía y a veces no, se trabajaba con generador porque estaba cortada la luz y no había gas", recordó. Tratando de escapar a un final escrito, propusieron alquilar el establecimiento y operarlo bajo la fórmula de una cooperativa. "Primero nos dijeron que sí, luego nos pidieron una mejor oferta y después nos dijeron que preferían dársela a cualquier antes que a los trabajadores", dijo.


La experiencia metalmecánica
Ya en convocatoria, los trabajadores llegaron a dormir en la fábrica para evitar que vendan las máquinas. En 2001, dos meses después de la quiebra, el juez les dio la explotación. "Desde el 31 de julio de ese año estamos trabajando, ahora al 100% de la producción, ya estamos en Entre Ríos, en Pergamino, en Mendoza, y acabamos de sacar una segunda marca, Don Sixto, más económica", explicó.

El caso de Herramientas Unión fue menos conflictivo, describe Pusiano. "La empresa tenía dos dueñas que nos plantearon que necesitaban cerrar porque no podían soportar las deudas y que no tenían plata para la indemnización pero tenían las máquinas". Los 10 trabajadores de la ex firma Domingo Lentini pidieron préstamos a sus familiares para alquilar un nuevo galpón en la zona noroeste, canjearon un torno y horas de trabajo a una empresa que hizo el traslado de máquinas que pesaban 15 toneladas.

Hoy proveen de herramientas a un amplio abanico de rubros industriales, como metalmecánica, plástico, alimentarias y caucho. La recuperación económica los favoreció, pero se enfrentan ahora al fantasma del desabastecimiento de insumos y el encarecimiento de los costos. "Estamos bien pero para hacer grandes inversiones no da, ahora compramos un cepillo y para hacerlo hidráulico arreglamos con la empresa que lo hace para pagarlo con horas de trabajo", explicó Pusiano. Herramientas Unión es una de las cuatro firmas metalmecánicas recuperadas que piensan trasladarse al nuevo parque industrial de la ciudad.

Carrizo, del Rich, contó que hace unos meses, cuando presentaron al juez que tramitaba el concurso del restaurante la idea de la cooperativa, les dio una hora para que presentaran el escrito. A los tres días tenían una respuesta afirmativa. También en La Cabaña, luego de que los dueños pidieran su propia quiebra, la Justicia tramitó en tiempo récord la autorización a los empleados para hacerse cargo del establecimiento.

Cáceres, de Mil Hojas, recuerda que en ese sentido el proceso fue más largo y tortuoso. "La Justicia también cambió en este tema, nosotros fuimos de los primeros y éramos como un bicho raro, ahora los jeuces están más abiertos y, la verdad, es que no hay mucho para pensar, si Mil Hojas hubiera sido rematada hoy sería un estacionamiento y nosotros estaríamos cobrando los planes jefes y jefas de hogar", dijo.

La existencia de un movimiento organizado también facilita las cosas. "Somos 46 compañeros y de a poco estamos sacando adelante la empresa, participamos del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y tenemos permanente contacto con las otras empresas", agregó Alvarez.

Carrizo, del Rich, contó que apenas trascendió públicamente la voluntad de los 38 trabajadores de ese comercio de gestionar la empresa, recibieron la ayuda del Inaes. "Por suerte la gente nos respondió y los proveedores se arreisgaron junto con nosotros, porque arrancamos para atrás con la mercadería", recordó.

El horizonte de expansión de algunas de estas empresas plantea nuevos desafíos. Herramientas Unión incorporó cuatro egresados de escuelas técnicas, que se sumaron a los 10 trabajadores que iniciaron la cooperativa. En el caso de la fábrica de pastas, tras quedar 15 de los 16 socios originales, hoy están planeando nuevas incorporaciones. "Hay 20 chicos que estamos probando para ver si sienten la cooperativa, porque entrarían como socios, con todos los derechos, y hay que transmitirles que esta empresa es distinta, que acá se sufrió y se peleó mucho, y no es para cualquiera".
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La láctea La Cabaña es la empresa recuperada más nueva de la ciudad de Rosario.


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