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 sábado, 22 de julio de 2006  
Vidriera de Cordic: clásica y contemporánea

Paulina Schmidt

La tradicional Vidriera de Cordic abrió sus puertas esta vez en el mítico barrio de Pichincha. De la muestra instalada en el edificio de Brown 2552, participan reconocidos profesionales de la arquitectura, decoración y diseño. Treinta espacios ambientados, una sala de audio y video, un jardín y una cafetería y guardería dispuestas sobre una amplia estructura que durante mucho tiempo perteneciera a la fábrica de balanzas Bianchi.

Reconocer parte de la historia del lugar reafirma el interés de los organizadores por la recuperación de edificios de gran valor patrimonial. La ciudad pujante de principios de siglo, supo albergar a grandes industrias nacionales como la fábrica de tabaco Piccardo, que desde 1918 funcionó en este lugar, y que luego, en la década del cincuenta, la firma Bianchi Legítima ocupó para fabricar balanzas. En el año 2001, cuando sus dueños decidieron cerrar las puertas, algunas marcas de indumentaria también desfilaron por el lugar.

En nombre de la Vidriera de Cordic, rememorar parte del sentimiento y notoriedad que cosechó aquel viejo edificio de calle Brown, resulta en sí mismo un emprendimiento ambicioso.

En su decimosexta edición, auspiciada por la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Santa Fe y la Municipalidad, y declarada de interés provincial, la muestra exhibe las últimas novedades en diseño, arte, arquitectura, mobiliario y decoración que se conjugan para ofrecer ambientes renovados y atraer a un público exigente que año tras año la visita.

Por tratarse de un edificio dispuesto en dos plantas, los estudios de arquitectura debieron trabajar cada detalle sin perder calidad en las propuestas. Aunque se vieron favorecidos con ambientes amplios y cómodos para exhibir muebles y objetos, algunos profesionales coincidieron en destacar que no fue fácil respetar las alturas.

Estilo recorrió La Vidriera y encontró que tanto en los dormitorios, livings, comedores y baños exhibidos sobresale la amplitud conceptual a la hora de equipar y ambientar espacios.

Entre lo más destacado y como símbolo de la época de oro del barrio de Pichincha, el dormitorio de la meretriz propuesto por Alejandra Kuttnig, es quizás el espacio más representativo de la muestra. Todos los ambientes, sin importar si respetan un estilo contemporáneo, moderno o clásico, privilegian el diseño por contraposición de colores o formas.

Gracias a la gestión de la arquitecta Matilde Bassi, en La Vidriera también hay lugar para una galería de arte. Con el propósito de incorporar los artistas plásticos al diseño interior, se exhiben obras de Rosa Aragone, María Pantarotto, Rubén Echagüe y Silvana Scerra.

El kinder es otro de los espacios de reciente incorporación. Equipado con muebles de Juan y Guillermo Di Bitetti, fue ambientado para que los pequeños visitantes puedan jugar.

Al final del corredor central de planta baja, un patio cubierto abre un espacio de naturaleza y color vegetal. Entre tantas creaciones de arquitectura y decoración, un estudio de paisajismo despierta los sentidos, con frescura y sencillez.

En cada nueva edición, La Vidriera de Cordic no sólo propone exhibir las nuevas tendencias, sino también colaborar con la obra del Consejo de Recuperación del Incapacitado Cardíaco. Los interesados en visitar la exposición podrán hacerlo hasta el domingo 6 de agosto, en el horario de 11 a 21.


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