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 sábado, 22 de julio de 2006  
Estudio de la Unesco sobre el trabajo de los educadores
La salud de los maestros no es sólo cuestión de salarios
La falta de valorización social y las condiciones laborales precarias influyen en la calidad de vida docente

La falta de valorización social de la tarea de enseñar, problemas de salud ligados al estrés y a las tensiones que generan el entorno laboral, además de las condiciones físicas donde se desempeñan son algunos de los factores que influyen en la salud y el trabajo de los docentes argentinos y de la región.

Según entiende la Oficina Regional de la Educación de América Latina y el Caribe (Orealc) de la Unesco, tradicionalmente hablar de condiciones de trabajo se lo ha asociado, exclusivamente, al tema salarial, "dejando de lado otros ámbitos que influyen en la calidad de vida del profesorado y en su capacidad para desarrollar respuestas afectivas, emocionales y humanas que contribuyen a un buen desempeño profesional".

Para revertir esta idea, la oficina con sede en Santiago de Chile (Chile) impulsó un estudio exploratorio sobre las "Condiciones de Trabajo y Salud Docente en Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay". Las conclusiones y recomendaciones fueron difundidas este año. Una publicación especial (de junio pasado) de la Secretaría de Asuntos Sociales de la Delegación Rosario de Amsafé recoge los principales resultados de este estudio exploratorio y los compara con uno propio encarado en el 2004.

Entre las principales conclusiones a las que arriba el informe de la Unesco, figuran aquellas que indican que los maestros y maestras destinan una gran parte de horas al trabajo docente, las remuneradas se deben sumar a las que se hacen por fuera del horario. En tanto que en el horario laboral queda poco tiempo para el descanso.

Además, el trabajo docente invade el espacio doméstico, afectando las modalidades de uso del tiempo libre, el contacto con la familia y la recreación. Este hecho se asume como un aspecto natural de la profesión y no es cuestionado.

Otro de los temas abordados por el estudio de la Unesco se refiere a los lugares de trabajo. Se concluye, entre otras cuestiones, que la infraestructura física no considera espacios propios para los maestros. Faltan desde salas para el descanso a oficinas para al preparación de las clases y los materiales; en casos extremos, se revelan carencias de instalaciones sanitarias. Además quedan por resolver problemas edilicios, especialmente de seguridad contra incendios.


Entorno y violencia
El entorno social que rodea a la escuela es considerado por los maestros como un factor que hace más complejo el trabajo docente, estableciéndose una relación entre desempeño y problemas sociales que afectan a los alumnos.

A su vez, los problemas que presentan los alumnos si bien contribuyen en cierta medida a la carga de trabajo docente, no representan un obstáculo en la misma magnitud que los problemas institucionales; destacan en este plano la falta de materiales, de especialistas y de apoyo de padres y apoderados.

La violencia es percibida como un problema serio en las escuelas. Es que un porcentaje considerable de docentes ha sufrido amenazas concretas a su integridad física y se percibe que existen formas de violencia organizadas dentro de los establecimientos.

Pero como contraste, los resultados muestran que los docentes encuentran satisfacción en las relaciones que se establecen entre colegas y en las posibilidades de aplicar creatividad y ser autónomos en su trabajo.

Los factores de insatisfacción laboral pasan por la falta de valorización social del trabajo de enseñar y el contenido de las relaciones con los superiores, estas últimas si bien son cordiales son criticadas en los aspectos que tocan a la tarea y al aspecto técnico.

El perfil patológico es bastante similar en los países estudiados, y se definen en tres grandes categorías de salud: los asociados a las exigencias ergonómicas (disfonía, alteraciones musculoesqueléticas), los problemas de salud mental y los de salud en general. Muchos maestros sufren depresión y en la escala de Burnout, el índice de cansancio emocional es el que más se destaca.

En general los problemas de salud tienen un bajo impacto en el rendimiento percibido por los propios docentes.

En el marco de este informe preparado por la Unesco, en base a lo investigado en seis países de la región, y a estudios anteriores encarados por la Amsafé Rosario, el doctor Jorge Kohen, que es director de la carrera de especialización en medicina del trabajo y del área de salud y trabajo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), asegura, en una nota publicada en la revista del gremio docente, que el trabajo de la Unesco aborda dos cuestiones que han estado relegadas en otras investigaciones sobre el mismo tema.

"Estas cuestiones son el impacto que tiene la enfermedad del maestro en el desempeño profesional de los docentes y cómo influye en el aprendizaje de los alumnos. Así lo han señalado el 31,7 por ciento de los maestros encuestados junto con la disminución del rendimiento para uno de cada cuatro docentes".

Recuerda además que otro aspecto novedoso que aporta informe "es el análisis de cómo la violencia se transforma en exigencia laboral, potencia le desgaste, genera sufrimiento y afecta la salud del magisterio. A pesar de que estadísticamente no exista una correlación entre sufrimiento y violencia, se observa que a medida que los síntomas que están vinculados al sufrimiento tiene mayor incidencia en los docentes que afirman que la violencia es un problema grave en la escuela".

Kohen señala que en relación con el perfil patológico de los docentes, la encuesta de la Unesco muestra un perfil mixto. Se combinan las expresiones desgaste físico -várices 37,4 por ciento, disfonía 34,7 por ciento, enfermedades de la columna y lumbalgias 39,7 por ciento-, con manifestaciones psicosomáticas como el estrés (33, 8 por ciento), gastritis (26,9 por ciento), hipertensión arterial (12, 8 por ciento), junto con la disfonía y las alteraciones de la voz, padecimientos específicos de la profesión docente, que en esta muestra es señalado como afección por el 34,7 por ciento de los encuestados.

Los trastornos ginecológicos ocupan un lugar destacado en el perfil: el 16,9 por ciento de las mujeres ha tenido afecciones de este tipo, recuerda Kohen.

Y agrega que "la exigencia ergonómica es alta y está asociada con el estado del mobiliario, pero fundamentalmente con las demandas de las tareas que obligan a estar de pie toda la jornada y a forzar la voz a la vez que se trabaja en un ambiente ruidoso". Además, resalta que "una exigencia laboral importante que genera desgaste en los docentes está vinculada al trabajo con el alumno y en el aula".
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Falta de mobiliario y de infraestructura acordes juegan en contra del oficio de enseñar.

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