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 martes, 27 de junio de 2006  
Reflexiones
Justicia: el cambio no debe ser cosmético

Vildor Garavelli (*)

El gobernador Jorge Obeid lanzó las bases del Plan Estratégico del Estado Provincial para la Justicia Santafesina, y afirmó: "El Poder Judicial que aún funciona con expedientes atados con hilos no puede ser eficaz, hay que hacer de una vez por todas una transformación seria". Con las mismas palabras, el presidente de la Corte Suprema santafesina, doctor Rafael Gutiérrez, se sumó a la iniciativa. ¿Quién puede no coincidir con estos objetivos?

Sin embargo, en la declaración institucional donde se sientan las bases se observan objetivos grandilocuentes pero no "estratégicos". Porque "estratégico" no es la mera "modernización normativa" de los códigos de procedimientos, con excepción del procedimiento penal. No se ha hecho ningún diagnóstico sobre las causas de la crisis judicial, y nadie explica por qué la reforma de un código será solución.

Antes de reformar los códigos, sería más transformador proponer que se cumplan los vigentes. La reforma del código de procedimientos penal, en cambio, sí sería un cambio legislativo importante. Santa Fe es la única provincia del país que conserva un código escrito, donde un juez penal de instrucción investiga (en lugar del fiscal).

Se impone pasar de un sistema inquisitivo escritural, al juicio oral, acusatorio. De llevarse adelante, estaríamos ante una transformación estructural significativa e inmersos en un debate sobre las garantías procesales y penales. Pero, para poder implementarlo, se deberá reformar la estructura judicial, pensando en ofrecer un sistema de garantías para los derechos fundamentales. Y que se respeten los derechos humanos.

Por el contrario, no podemos pensar como reforma estratégica la revisión de competencias, fueros y jurisdicciones judiciales. Por caso, no constituye ningún cambio positivo la pretensión de incorporar nuevamente al Poder Judicial a jueces jubilados, como se pretende, a través del "estado judicial". Ese camino no aliviará el estado de atraso y morosidad.

Los cambios en el Poder Judicial son necesarios, pero como resultado de un diagnóstico serio sobre las causas verdaderas del deterioro institucional. Esa reforma debería poner en discusión la selección y remoción de los jueces, así como la distribución orgánica. Al decir de Eugenio Zaffaroni, se recurre al "camino más sencillo para eludir el problema" atribuyendo las causas de la crisis "a carencias materiales y a las leyes procesales obsoletas".

El Plan Estratégico cae en esa reducción, orientado meramente a un formalismo jurídico. Y no atiende, salvo excepciones, a un análisis pluridisciplinario. Toda reforma debería analizar por qué las estructuras judiciales no realizaron los cambios cualitativos necesarios. De esta manera, la función manifiesta no se cumple. Y esto es advertido y señalado por la opinión pública: hay que "hacer algo".

Los doctrinarios han elaborado complejas teorías sobre los conflictos que comprometen derechos de los ciudadanos y sobre sus soluciones, pero muy poco se dice sobre las instituciones que deben dar esas soluciones. Señala Zaffaroni que este espacio ha quedado tan vacío que, impulsado por los intereses de agencias cooperadoras internacionales, se dio por supuesto que los poderes judiciales "necesitaban racionalizaciones y escuelas de magistraturas", aplicándole "modelos empresariales al análisis de la actividad jurisdiccional".

Estos son los temas a discutir y los abogados debemos poner la agenda política por encima de las polémicas sobre aspectos secundarios del funcionamiento del sistema judicial. No debemos conformarnos con el rol de coautores de modestos injertos que no cambiarán la esencia del problema.

Una verdadera reforma "estratégica" del Poder Judicial de nuestra provincia debe apuntar a adecuar sus estructuras para asumir las demandas de una democracia moderna. Se impone precisar el rol del Poder judicial y adecuar los posibles modelos de reformas estructurales. Particularmente en cuanto a su gobierno, selección de jueces y distribución orgánica. Sólo de esta manera podríamos afirmar que comenzamos a transitar el camino para lograr la independencia del Poder Judicial en general y de los jueces en particular.

(*)Ex director del Colegio de Abogados de Rosario


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