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 sábado, 24 de junio de 2006  
El debate hacia una nueva ley de educación nacional
Decibe: "Hay que centrarse en la escuela y no preguntar por lo obvio"
La ex ministra de Educación asegura que el debate lanzado por el gobierno nacional responde más a vicios de la cultura política que a una preocupación genuina por resolver problemas aún pendientes

Marcela Isaías / La Capital

Para la ex ministra de Educación de la Nación, Susana Decibe, la convocatoria al debate para alcanzar una nueva ley de educación nacional, tal como está planteada, tiene que ver más "con los vicios de nuestra cultura política que con una preocupación genuina por los problemas que no están resueltos". Según sostiene, esto ocurre porque hay mucha preocupación oficial de diferenciarse a cualquier precio de todo lo que pasó en los noventa. "Inclusive -dice- hasta el extremo de simular no haber sido actores importantes de esa etapa."

Por eso la ex funcionaria de Carlos Menem entiende que si hay que abrir un debate, éste debe centrarse en la escuela y no en cuestiones obvias y ya acordadas. También que para afrontar problemas clave como la desigualdad, habría que declarar una especie de "emergencia educativa" para atender a los sectores más castigados. "Estoy convencida que el clima de confianza actual hay que aprovecharlo para preguntar a quienes más tienen y pueden, si están dispuestos a concederles a quienes más necesitan y esperan una educación de excelente calidad que los integre de verdad a la vida económica y social", desafía la ex ministra.

La ahora en discusión ley federal fue sancionada el 14 de abril de 1993, época en que Jorge Rodríguez era el ministro de Educación nacional y Susana Decibe la secretaria de Programación y Evaluación Educativa. Luego, Decibe fue la titular de la cartera de Educación de la Nación entre 1996 y 1999. Ya alejada de la función pública se dedicó a conducir -lugar en el que continúa- la Fundación Gestar, una organización que trabaja en la gestión de políticas públicas en educación. "Trabajamos en varias provincias de nuestro país y, cuando todo se paralizó por la crisis, en algunos países de la región", comentó la ex ministra.

-¿En qué debe centrarse el debate que propone el gobierno nacional?

-Sería formidable que en cada rincón de nuestro país se abra un debate a nivel de la comunidad local preguntándose por qué aprenden o no aprenden los niños y jóvenes en sus escuelas. El gobierno nacional llama a un debate centrado en una nueva ley. Yo estoy convencida que los problemas que persisten y se agravan en el sistema educativo están provocados por la dificultad para avanzar en las reformas que se desean y en las que hay coincidencia mayoritaria, más que en los vicios de la legislación vigente, sin descartar que siempre es deseable mejorar, corregir y ampliar las leyes como se hizo con la ley de financiamiento educativo. Es hora de centrarse en la escuela y preguntarse no sobre lo obvio y ya acordado sino, por ejemplo en: "¿Por qué no se han podido enseñar en un porcentaje alto de las escuelas de todo el país los contenidos básicos comunes (CBC) acordados, si ellos reflejaron la producción y el pensamiento de académicos, investigadores, docentes y sus gremios?", o por qué en vez de afirmar el ministro Filmus que en los 90 se "derogó la educación técnica no se pregunta ¿por qué no se han aplicado en todas las escuelas técnicas los contenidos definidos para cada sector de la industria, el agro y los servicios si fueron diseñados por los actores de cada uno de ellos junto con los docentes tecnólogos y los gremios respectivos?". O "¿por qué se suspendieron las pruebas anuales de evaluación escuela por escuela que daban información real y detallada a los gobiernos y a la sociedad y que permitían elaborar programas para su mejoramiento gradual y específico?". O "¿cuánto y en qué medida se avanzó en las exigencias que se definieron para reglar la formación de los docentes en todo el país?".

-¿Qué cambió en estos tres años del gobierno de Kirchner para que ahora se abra este debate?

-Creo que la convocatoria al debate tal como se plantea tiene más que ver con los vicios de nuestra cultura política que con una preocupación genuina por los problemas que no están resueltos, de lo contrario, el necesario debate estaría centrado en los problemas y no en la definición, nuevamente, de la macropolítica educativa. Pareciera que al gobierno le preocupa mucho diferenciarse a cualquier precio de todo lo que pasó en los noventa sin importar la experiencia acumulada, los acuerdos ya avanzados, los instrumentos de gestión ya construidos o los errores cometidos. Inclusive hasta el extremo de simular no haber sido actores importantes de esa etapa. Es que la reforma educativa de los noventa, aunque lo quieran negar, iba en contra del sentido de la política económica de esa época. Fue pensada para un país democrático y con voluntad de industrializarse. Por eso sus contenidos pedagógicos tienen total actualidad en un momento en el que pareciera existir una política favorable a la industrialización y a corregir los graves daños que produjo aquella política económica en el tejido social. Habría que aprovechar la confianza que mayoritariamente deposita en este gobierno la docencia y la sociedad en general para afrontar los problemas no resueltos.

-¿Qué puntos clave debería atender una nueva norma?

-Una nueva norma, complementaria de la ley federal, debiera avanzar en crear un marco completo que regule la profesión docente. Que cree una verdadera carrera donde se atienda su ingreso, promoción, incentivos, acreditación periódica de sus competencias profesionales, se regule sobre su formación permanente y promueva y garantice las mejores condiciones para desempeñar su trabajo. Existe también un campo para avanzar en materia de innovaciones en los modelos de gestión pública descentralizada con nuevos instrumentos de asistencia a la escuela y formas de participación más activa de la comunidad local. Estos temas tienen la potencialidad de enriquecer la vida en comunidad, que tan bien nos vendría frente a los complejos problemas a los que están expuestos nuestros jóvenes.

-Muchos piensan que el problema no está en la letra de la ley federal sino en su aplicación. Si es así, ¿en qué se fracasó: en la implementación de la estructura, en la formación de los docentes o en la falta de recursos para garantizar cantidad y calidad educativas?

-No se puede contestar seriamente sin conocer la evaluación que las autoridades de cada provincia hagan de la aplicación en su territorio. Qué aspectos aplicaron de la ley, si solamente se trató de un cambio de denominaciones o si se avanzó en la propuesta curricular completa. Creo que la limitación estructural más común en todo el país fue la falta de docentes en cantidad necesaria formados para los nuevos contenidos y, por supuesto, la falta de financiamiento y de asistencia directa a las escuelas. Pero la provincia de La Pampa contestaría que globalmente le fue muy bien, otras podrían mostrar en qué aspectos tuvieron buenos resultados y en cuáles fracasaron. Pero todos son aprendizajes a partir de los cuales habría que seguir construyendo. Los tiempos que requiere una buena educación en todo el mundo son largos y se hacen corrigiendo errores y aprovechando lo aprendido. Durante todo el período democrático Argentina duplicó hasta casi hacer universal la matrícula en el nivel secundario. La batalla por la calidad para todos está pendiente.
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"La reforma de los 90 iba en contra de la política económica de esa época".

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