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 sábado, 24 de junio de 2006  
Yo opino
Una manera divertida de aprender

Yael Irina Grazziotín(*)

En este espacio de opinión quisiera darles a conocer a los lectores en qué consisten las Ferias de Ciencia y Tecnología en las cuales tengo el agrado de participar desde sexto grado. Les cuento que son proyectos basados en alguna situación problemática que se detecte, para la cual se plantea una hipótesis y se desarrolla luego una investigación para ratificar o no esa hipótesis y extraer conclusiones, hasta buscar soluciones reales para ese problema. El trabajo se presenta en forma escrita y oral ante un jurado que evalúa tanto el trabajo en sí, como a los expositores encargados de convencer de que su proyecto es el mejor.

Participan chicos de diferentes edades y lugares. Esto permite que no sólo sea una actividad para trabajar y estudiar, sino que se convierta en un espacio para conocer personas y hacer de todo esto un intercambio de ideas y una posibilidad para hacer amigos de otros sitios, es una manera divertida de aprender y de hacer que los alumnos quieran aprender.

Antes dije que tuve la suerte de poder participar, y digo suerte porque no sólo es el alumno quién debe estar predispuesto y tener la voluntad suficiente para trabajar, sino también los maestros que son los principales responsables de incentivar al alumno; por eso digo suerte. Ya desde mi recorrido por la Escuela Particular Incorporada EGB Nº1345 Nuestra Señora del Carmen, funcionó perfectamente la presencia de estos incentivadores, tanto por sus conocimientos, ideas, forma de trabajo como por su manera de integrar al grupo de alumnos. Después pasó lo mismo en mi paso por la secundaria (curso el tercer año del polimodal en la EEM Nº 241 John F. Kennedy, de Pujato).

Muchos pueden pensar que la edad influye en el hecho de querer hacer otras actividades que no tengan relación con el estudio o la escuela, o que los profesores no pueden dedicar el tiempo suficiente en actividades extras o no logran captar la atención de los alumnos. Pero, quiero decir que con buena voluntad se puede, porque en mi escuela, con la ayuda, buena predisposición y ganas de trabajar, tanto de parte de profesores como de la directora, se pudo y se puede.

Aprovecho este espacio también para aclarar y desmentir eso de que en las ferias sólo participan los más inteligentes. Precisamente para eso existen estas actividades, para hacernos conocer más y desarrollar nuestra imaginación, porque en un proyecto no sólo se necesitan personas que redacten y hagan lo intelectual.

Desde mi punto de vista, a partir de lo que yo viví en estos 7 años, puedo decir que se necesita también de personas que caven pozos, que tengan habilidad para las manualidades, que salten alambrados, que lleven cajas y cosas de un lugar a otro, que pasen en computadora o simplemente que aporten ideas. Muchas veces las personas que parecen no ser participativas o apáticas, con un simple empujón, salen volando y dan las mejores ocurrencias; y aquellas que muchas veces son un "10" no son capaces de pensar.

La feria de ciencia es una actividad que además de incorporar conocimientos ayuda a la formación de otros aspectos: se adquiere habilidad para desarrollar un trabajo; se puede mejorar la redacción y la dicción, ampliar el vocabulario, no sólo cotidiano sino también técnico o específico; se aprende a desenvolverse ante personas que no se conocen; se puede defender un tema o una conversación, y más allá de eso, se hacen amigos de decenas de puntos geográficos de todo el país, y eso en un aula cerrada y aprendiendo sólo con un libro en la mano, entre cuatro paredes delante de un pizarrón, no sucede. Todos sabemos que con la práctica se aprende y se enseña mejor que sólo con la teoría.

No se debe tomar a la feria simplemente como una competencia, un título más en el currículum o algo para perder tiempo; y esto no sólo va para los alumnos sino también para los profesores, es su misión, por ser los tutores de que sea divertido y no un problema o una preocupación y una obligación más.

Navegamos por mil maneras de encarar un trabajo y por los mil temas u objetos para tratar (yo trabajé en el área de nutrición, sociales, matemática, física, estadística, lengua, entre otros, que no puedo distinguir con mucha facilidad porque ya los tengo asimilados a mi vida cotidiana). Recorremos mucho más de lo que se recorre en un aula. Y eso, en este punto de mi vida donde tengo que elegir una carrera para continuar mis estudios, es de gran importancia. La feria me sirvió para darme cuenta qué cosas me gustan más o menos, en qué lugar me gusta estar, si de empleado o líder, para estudiar cosas más complejas o simplemente para interesarme por saber más, por el simple gusto de aprender y conocer y hacer de todo esto un pilar más para mi crecimiento, no sólo intelectual, sino también personal.

(*)Tiene 17 años y es de Pujato
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