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 domingo, 18 de junio de 2006  
[primera persona]
Reclamos más que centenarios
La jornada de 8 horas y el descanso dominical, demandas actuales de los mercantiles, estuvieron en el origen del gremio, según una investigación histórica

Osvaldo Aguirre / La Capital

Los trabajadores, su devenir histórico y el de sus reclamos y organizaciones, constituyen un objeto de creciente interés para los historiadores. Entre los aportes recientes a ese corpus se cuenta "Particularidades regionales en la tradición sindical argentina", un libro de Arturo Fernández y Gloria Rodríguez publicado en Rosario por Prohistoria ediciones. La vinculación del sindicalismo con el peronismo y la historia del movimiento gremial mercantil en Rosario son los temas principales de la obra.

La historia de los mercantiles, uno de los gremios más importantes de Rosario, tiene una detallada exposición en el ensayo de Gloria Rodríguez, que rastrea la formación del sindicato, los primeros intentos de organización hasta la constitución de la Asociación Empleados de Comercio. Las distintas corrientes ideológicas que atravesaron al gremio y su particular relación con el peronismo son asimismo ejes de su análisis. Integrante de la dirección del Núcleo de Estudios del Trabajo y la Conflictividad Social (NET) y docente en la Escuela de Antropología de la Universidad Nacional de Rosario, en las cátedras de Corrientes Antropológicas I y II, la autora dialogó con Señales sobre aspectos de una historia que vale la pena conocer.

-¿Cuál sería el interés actual de la historia de los mercantiles?

-Una de las razones por las cuales el libro sale a la luz es porque, si bien el sindicato fue fundado en Rosario en 1894, los problemas alrededor de los cuales se organizó son los mismos que aparecen en este momento: la lucha por la jornada de ocho horas y el descanso dominical. Para los nuevos militantes es bastante sorprendente saber que hace más de cien años los mercantiles se organizaron alrededor de estas reivindicaciones. Sobre todo el problema del descanso dominical, una bandera que nunca fue abandonada por el gremio precisamente porque nunca fue obtenida en su totalidad.

-¿Qué hitos se destacan en ese largo período?

-La historia del gremio mercantil en Rosario acompaña la historia del movimiento obrero pero tiene singularidades muy marcadas, si pensamos que es uno de los pocos gremios, prácticamente el único teniendo en cuenta la cantidad de afiliados que tiene, que no ha estado ligado estrechamente a una tradición partidaria peronista. Es interesante destacar la existencia de distintas tradiciones dentro del sindicato mercantil, que formarían parte también de distintas tradiciones dentro del sindicalismo argentino. Durante una primera etapa tuvo un protagonismo fuerte del anarquismo y más adelante del anarcosindicalismo. Esta tendencia libertaria, desde fines de la década del 30, coexiste con la tradición sindical del Partido Socialista (PS): son dos tradiciones que si bien tenían concepciones distintas acerca de lo que era la acción gremial tienen la capacidad de convivir. En 1941 nace el núcleo Unión, por una controversia con militantes del Partido Comunista. La primera elección interna en el gremio se da ese año contra la lista de los militantes comunistas, gana el nucleo Unión y sigue hasta 1948 cuando pierde las elecciones con una lista peronista. Después de la Revolución Libertadora, cuando la CGT y los sindicatos son intervenidos, la Asociación Empleados de Comercio es devuelta a la antigua conducción y el núcleo Unión retoma el sindicato y se mantiene hasta nuestros días siempre a través de elecciones. Ha habido dos grandes secretarios generales en el gremio, Victorino Rodríguez, desde la década del 30 hasta 1967, y a partir de ese momento Rubén Ghioldi. Las dos corrientes, libertaria y socialista, tuvieron un discurso muy fuerte basado en los principios de la prescindencia política. Ahí hubo un punto de acuerdo.

-¿Cómo fue la relación del sindicato con el peronismo?

-Eso es algo interesante y complejo. Interesante porque podríamos preguntarnos por qué no hubo un Borlenghi en Rosario. Ángel Borlenghi era secretario general de la Confederación General de Empleados de Comercio y miembro del PS. A partir del golpe de 1944 Perón apoya al sector de la CGT que levanta los principios de la prescindencia política. Sin embargo en el otro sector la figura de Borlenghi era muy importante; Perón hace todo lo posible para incorporarlo a sus filas y finalmente lo logra (nota: como ministro de Interior). En Rosario, cuando asume, es saludado por los mercantiles, pero con el llamado a que sean los trabajadores quienes garanticen las leyes que tanto habían defendido y trabajado para lograr, fundamentalmente la 11.729 y la de jubilaciones. Sobre todo la ley 11.729 porque, si bien es una ley que beneficia al conjunto de los trabajadores, al otorgar las vacaciones, el aguinaldo y la indemnización por despido, fue una lucha específica de los mercantiles. Por eso el día que se promulga, el 26 de septiembre, es el día del empleado de comercio.

-¿Las particularidades de la historia de los mercantiles rosarinos se refieren sólo a su relación con el peronismo?

-Sin lugar a dudas que la conducción de un gremio importante no esté adherida al peronismo constituye un rasgo destacado. Hay otras particularidades que nos pueden explicar la permanencia y reproducción de esta estructura sindical. Una de ellas es que el gremio ha tenido como objetivo fundamentalmente después de la Revolución Libertadora dejar un papel bastante gravitante a las actividades mutualistas. Es un gremio que tiene muchas actividades de servicios, de tipo previsional y cultural. El empleado mercantil durante mucho tiempo se ha encontrado muy contenido con estos servicios que le brinda su sindicato, a los que le ha otorgado muchas veces más importancia que a la lucha salarial. Y eso también ha introducido al empleado en una tradición delegativa que ha empezado a cambiar en los últimos años donde hay un protagonismo en relación a reivindicaciones gremiales que nos permiten asociarla fuertemente con aquellas demandas que había a fines del siglo XIX.

-¿Cómo se ha relacionado con los otros gremios rosarinos?

-Es un producto de la particularidad del gremialismo en Rosario. Sobre todo si tomamos el último período a partir de la década del 90, a pesar de que los sindicatos puedan adherir a una u otra central, ya sea la CGT de los gordos o la CTA, acá la relación era diferente. La mayoría de los gremios procuraron diferenciarse de los gordos, y en la Multisectorial, donde concurrían distintos sectores, salían actividades en común para enfrentar diversos problemas, como la ley de flexibilización laboral en el 2000. En ese contexto la Asociación Empleados de Comercio ha tenido una presencia muy importante junto con la Asociación Bancaria, Amsafé o la CTA. Los mercantiles tienen un diálogo bastante fluido con estos gremios, pero con un grado de autonomía importante.

-¿Cómo se explica que las reivindicaciones actuales sean las mismas del pasado?

-Bueno, tiene que ver con la historia del movimiento obrero. Con los cambios que se empezaron a producir hace 30 años, con la última concentración de capitales, hay una búsqueda de una mayor rentabilidad empresarial con la minimización de los salarios. Si lo asociamos a la irrupción de las cadenas supermercadistas, en los años 90, y a los cambios implementados a partir de la política de convertibilidad, donde el sector de servicios y la valorización financiera se volvieron centrales, vemos que buena parte de la ganancia de estos sectores se produce a través del aumento de la jornada laboral y de la extensión horaria a lo largo de toda la semana. Con estas cadenas se impone el trabajo en los días domingo. Todo esto se encuentra habilitado por las condiciones generales de los trabajadores, de desocupación y precarización. Muchas veces resulta asombroso para los jóvenes trabajadores saber que la jornada legal es de ocho horas, porque normalmente trabajan en un horario mucho más ampliado. Esto también se da en otros gremios, y vuelve a poner sobre el tapete el problema de la explotación del asalariado.
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De ayer a hoy. Las demandas de los mercantiles persisten, destaca Gloria Rodríguez.

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