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 domingo, 11 de junio de 2006  
Historias
El primer recaudador

Los tiempos de la conquista y la colonización española le dieron origen y hoy sobrevive como una de los organismos más antiguos de la administración pública nacional: se trata del primer recaudador.

La Dirección General de Aduanas (DGA) celebró los 420 años desde su creación en el año 1586 cuando todavía la Argentina estaba buscando su identidad. A partir de la creación del Virreinato del Río de la Plata -que incorporaba los territorios de Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia-la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires se transformó en eje nodal en materia económica.

Sin embargo, los historiadores consideran como el antecedente más antiguo de la actividad aduanera en tierras del Plata a las disposiciones contenidas en la Cédula Real firmada por el rey Carlos I el 19 de julio de 1534, en favor de don Pedro de Mendoza, autorizándolo a emprender la conquista y "poblar las tierras y provincias que hay en el río de Solís que llaman de La Plata".

De hecho, el primer registro oficial que se conserva de una operación data del 1 de junio de 1586 y corresponde al ingreso de mercaderías introducidas por la nave "Nuestra Señora del Rosario", procedente de Santos (Brasil), propiedad de don Alfonso Vera. La fecha fue instaurada como "Día de la Aduana", mediante la resolución 792/62.

Durante muchos años el desarrollo de la actividad aduanera estuvo ligada al lento crecimiento poblacional de la región del Plata que registraba una escasa actividad comercial y reducida recaudación. El monopolio comercial impuesto por la metrópoli durante el siglo XVI afectó seriamente al Río de la Plata porque se priorizó las rutas de las colonias proveedoras de metales.


Una venia
Recién en 1776 España creó el Virreinato y permitió que Buenos Aires comercializara sus productos con las demás posesiones de la corona en América como los virreinatos del Perú, Nueva España y Nueva Granada, entre otras.

En 1777 el primer Virrey, don Pedro de Zeballos, autorizó el libre comercio entre el Río de la Plata y los puertos españoles, comenzando la reactivación comercial de Buenos Aires. En 1778 se creó la Real Aduana en esta ciudad.

Los productos del interior y la plata del Potosí encontraron en Buenos Aires la puerta al exterior, a la vez que recibía las mercaderías importadas.

Luego de la Revolución de Mayo el Virreinato se fragmentó políticamente y se perdieron las exportaciones proporcionadas por las minas de Potosí, tanto por la política pro monopolio español de la población de la zona, como por la merma de la producción metalífera de la región.

Con el proceso independentista la Aduana porteña pasó a ser un negocio de Buenos Aires, mientras las provincias interiores desarrollaron sus propias aduanas interprovinciales como fuentes de recursos hasta su eliminación en tiempos de la presidencia de Justo José de Urquiza.

Las rentas de la aduana porteña motivaron las luchas internas, incluyendo las de tiempos de Juan Manuel de Rosas, hasta que la misma fue nacionalizada bajo la presidencia de Bartolomé Mitre, con cuyos recursos creó los protomecanismos de coparticipación federal, llamados entonces "auxilios" y de aportes del tesoro nacional (ATN).
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