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| sábado,
06 de
mayo de
2006 |
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¡A la mesa! (pero no a comer)
"En el club de mis amores, la mesa les presta dólares", salió canturreando un muchacho del tradicional club rosarino Echesortu, ubicado en calle Constitución entre 3 de Febrero y 9 de Julio. Cuando uno de los vecinos escuchó y le preguntó por qué cantaba eso el joven comenzó el relato: "Parece que en el querido club, donde asisten a diarios tantos chicos y jóvenes, funciona una mesa de dinero regenteada por conocidos futbolistas, ex futbolistas y representantes de jugadores, algunos de los cuales han hecho últimamente negocios exitosos". Aclarando el muchacho que el "querido club rosarino" no tenía nada que ver en el asunto, siguió con su historia ante el oído atento del vecino: "Al mediodía, dicen que se ve revolotear alrededor de la mesa de dinero (una de las más importantes de la ciudad) a empresarios, comerciantes y otras personas que deben cubrir sus cuentas bancarias y buscan en la mesita ese respiro, esa bocanada de oxígeno financiero que los negocios a veces no dan". El inocente vecino se preguntó si el funcionamiento del supuesto banquito privado de tales características sería inspeccionado y el muchachón, sonriendo, se fue con una pregunta cargada de suspicacia: ¿"Por qué será, Jesusito, que aquí nunca pasa nada?". Chusma como él solo, después de escuchar la historia el vecino salió a los gritos: "¡A la mesaaa!". Aunque no quedó bien claro si estaba llamando a sus familiares para almorzar o si los exhortó a pedir unos pesos que siempre faltan.
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Habrá más penas y olvidos
El veterano activista estudiantil ex Partido Intransigente no cambia de hábitos. A pesar de que hace rato superó la barrera de los cuarenta, su ruta parece no haberse modificado desde los lejanos y turbulentos días de la década del ochenta. Así, a pesar de que los cabellos ya no abundan en su cráneo todavía sigue intentando convencer de las bondades del socialismo "a la Lenin" a cada veinteañera cándida que se aproxima a la heladísima Siberia, aunque sus verdaderos objetivos disten de ser puramente políticos. Sin embargo, parece que a veces se confunde y cree que Psicología todavía sigue en Entre Ríos entre Córdoba y Santa Fe. El colmo, sin embargo, lo protagonizó días pasados cuando propuso a un viejo amigo compartir un café en el Savoy, cerrado hace rato. Alzheimer, ¿sería revolucionario?
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Se mantiene en formol
Oscar Pendino Dávila no afloja. El inefable periodista deportivo que creó un estilo inconfundible no pierde la costumbre de tomar un cortadito todas las tardes al salir de la radio donde trabaja. Más joven que nunca gracias a un secreto que no revela a nadie, en cada charla vespertina expone su preocupación por la locura que envuelve al fútbol y a la que nadie logra poner coto. A pesar de que el veterano relator comprende mejor que muchos el fervor que despierta el deporte más popular entre los argentinos, tampoco come vidrio y cada vez que puede asegura que los excesos que se cometen en nombre de la pasión son injustificables. ¿Dónde estás, cordura?
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"Muchas cosas hechas con la cumbia son faltas de respeto hacia el público"
Mario Castellón
Fundador de Los Wawancó
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Instantáneas del Nunca Más
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