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 domingo, 23 de abril de 2006  
[Anticipo] - Poemas de Eduardo D'Anna
Garra de animal poético

Ministerio de misterios

No es fácil llegar. La impresión

es placentera, pero los precios

se disparan cuanto más dentro

uno se meta. Puede probarse

con las cuevas, gratis, pero

el problema es lo que se sueña

aquí: barato, con colores

planos. Todo es pequeño,

los sueños no tienen suficiente

espacio, pero el personal

es amable. Cerrado los lunes.

Parque de modelos

Descuidado y con jaulas muy pequeñas,

este zoológico es muy caro para

lo que exhibe. Hay especies

en libertad, que corretean

por los senderos, pero aburren

pasado el rato. Y las salvajes,

las verdaderamente salvajes

son pocas, no salen de sus cubiles,

y la Dirección no las repone

cuando mueren. Evítelo.

Santuario de la oportunidad

Las oportunidades sólo pueden verse

en su horario de alimentación:

dos veces por día, a las once y a las

diecisiete, el guardián repone

las raciones en los baldes. Desde

los miradores, usted y su familia

podrán mirarlas acercarse

(si es que ese día tienen hambre,

y usted suerte), tímidas, confundidas

con el follaje espeso que rodea

el claro del bosque. No olvide

llevar los binoculares. No haga

ruido, tampoco. No haga nada.

Poetario municipal

Los poetas son tontos, y los cazan

por millares. Pero sólo la piel

se aprovechó hasta ahora. Este

es un emprendimiento destinado

a impedir que se extingan.

El personal sabe su oficio. Ellos

le explicarán como nace un poeta,

como crece, como se reproduce

y muere. Hay videos. El bar

está a la entrada. Vaya.

Instituto de nubes

Si usted ya fue al parque de lluvias

no se pierda éste, que está a la vuelta.

En realidad, también es un criadero:

los cuidadores le explicarán cómo crecen

hasta llegar a lluvia, las nubes.

Le mostrarán

cómo juegan y corren por un cielo

preparado a esos fines. Hay, incluso,

una nube amaestrada para llevar

criaturas en el lomo, que puede alquilarse.

Las de tormenta están en el sótano,

hay que pagar suplementariamente para

verlas. Pero es un espectáculo.

Son nubes malas. Serán lluvias malas.

No deje de verlas (Sin cruzar

el vallado, lógicamente).

Zoológico de aves en vuelo

Es lo más lejos que han llegado

los partidarios de la vida silvestre

en su ahínco por tener a los animales

en las mismas condiciones de su hábitat.

La experiencia, por cierto, es fascinante:

le darán unos polvos para volar,

y usted podrá contemplar albatros,

kúas, gaviotas, águilas y cóndores,

y hasta un ñandú con espíritu

de iniciativa, que pudo modificar

lo que parecía un sino inamovible;

todos a muchos metros de la tierra

mientras les saca fotos, a su lado.

Se le provee de un paracaídas,

y de un seguro de vida. La organización

es excelente. Pero, a pesar de todo,

se han levantado protestas; se cansan

mucho los animales así.
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