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 sábado, 18 de marzo de 2006  
Monseñor José Luis Mollaghan llamó a "hacer algo por los demás"
Hoy asume el nuevo arzobispo de Rosario
El sucesor de Mirás se preocupó porque en la ciudad conviven "un centro dinámico y zonas muy necesitadas"

Silvia Carafa / La Capital

"Todos podemos hacer algo por los demás", dijo ayer monseñor José Luis Mollaghan minutos después de arribar a Rosario. Y remarcó que además de lo hermoso y dinámico que es el centro de la ciudad, "tan lleno de vida", hay zonas "muy necesitadas y desfavorecidas" que lo preocupan.

Así, el nuevo pastor de la diócesis se puso en sintonía con la figura que usó su predecesor Eduardo Mirás, quien en su momento, y haciendo eje en las necesidades cubiertas o no, dijo que en Rosario se podía asumir la existencia de dos ciudades.

"Nada de lo humano está lejos de nuestra preocupación", destacó el nuevo arzobispo y anunció que, siempre que pueda, recorrerá los barrios rosarinos. Tal como hizo ayer, cuando apenas llegado ni la lluvia torrencial le impidió "asomarse" a algunos sectores de la ciudad.

"Tuve oportunidad de ver algo de los barrios de uno de los ingresos a Rosario, así como de las zonas aledañas a la parroquia de Fátima", explicó. Justamente en una de las capillas que están bajo la jurisdicción de esta parroquia, San Pablo, el flamante arzobispo celebrará misa mañana, a las 11.30. Esa acción será la primera de una modalidad que, según explicó, cumplirá en los distintos barrios siempre que sus obligaciones se lo permitan.

Hoy, a pocos días de cumplir 34 años de sacerdocio, Mollaghan asumirá como arzobispo de la Diócesis de Rosario con una liturgia que celebrará, a las 18, en el Monumento a la Bandera. "Cuento con el apoyo de Dios para comenzar mi misión y espero contar con el de los rosarinos, ya que esta es una ciudad que siento cercana", comentó.

Con un perfil de pastor preocupado por la realidad social, Mollaghan instó a articular la fe con la preocupación por los más débiles, y a "llenar de contenido cristiano las acciones destinadas a la promoción humana".

En su opinión, y a pesar de que para esta difícil y compleja realidad social no tiene una solución desde el punto de vista integral, si se puede participar en el desarrollo y la promoción de todos como personas. Así, citó a modo de ejemplo sectores vulnerables como las familias, los jóvenes, la salud y la educación.

"Todos tenemos algo que hacer por nuestros hermanos, especialmente los más necesitados, los más débiles", insistió el arzobispo. En lo que puede considerarse como su primer mensaje a sus nuevos feligreses, Mollaghan señaló con precisión tres ejes insoslayables a seguir: "la fe como misión principal, ser un fiel servidor del Evangelio y asumir el gran desafío de la situación humana". Además, reforzó lo que a su entender debe ser uno de los objetivos de máxima para un cristiano, la unidad de la familia.

Para Mollaghan, "ante la grave situación actual que sufren los más desprotegidos, cabe y debe asumirse como un desafío el buscar el bien para los hermanos más necesitados, los más débiles". Y fue por más al asegurar: "Lo humano es parte viva de la fe, y por lo tanto nada de ese ámbito está lejos de nuestra preocupación, de nuestra visión".

Según Mollaghan, es desde el sector más vulnerable de donde se alza un reclamo permanente, silencioso pero justo, de millones de personas en situación de pobreza. "Familias sin sustento, mujeres abandonadas y explotadas, niños en la calle y ancianos olvidados y sin protección", describió.

Además, dijo que la mayor dureza de la situación está en acostumbrarnos a ver esas imágenes de la pobreza. "Vemos a nuestros hermanos buscando comida y cartones entre los residuos, a pesar de que eso no es digno, no lo pueden evitar porque de allí sacan sus únicas monedas", señaló.

En su opinión, el problema que genera la pobreza continuará mientras la desocupación no se revierta. "Si un padre no le puede decir a su hijo que lo que tienen no es de un plan jefe de hogar sino producto de su trabajo, la pobreza se profundizará como un colapso", enfatizó.

Pero a pesar de la situación así descripta, el nuevo arzobispo de Rosario se asume como un hombre de esperanza. "Tengo esperanzas porque hay mucha preocupación al respecto, y cuando esto ocurre significa que hay un paso dado, que hay un signo, que algo se está haciendo, se puso en marcha", graficó.

Mollaghan nació en Buenos Aires el 2 de mayo de 1948. Fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1971 y su tarea pastoral incluyó varias diócesis. Fue elegido obispo titular de Teuzi y, el 22 de julio de 1993, asumió como obispo auxiliar de Buenos Aires.

Recibió su ordenación episcopal el 2 de octubre de 1993 y a partir de ese momento se trasladó a San Miguel para tomar posición de esa diócesis el 5 de agosto de 2000. "Fui nombrado por el Papa Juan Pablo II", evocó el arzobispo.

El pasado 22 de diciembre fue Benedicto XVI quien lo promovió al lugar que ocupará a partir de hoy, arzobispo de la diócesis de Rosario.
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"Mientras no haya trabajo, la pobreza se profundizará", dijo el religioso.

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