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 domingo, 12 de marzo de 2006  
Historias
Los empresarios y las vísperas del golpe del 76

Los rumores sobre un golpe de Estado se hacían cada vez más fuertes y la crisis político-económica era cada vez más aguda a comienzos de 1976. En ese marco, las organizaciones empresarias más liberales y conservadoras empiezan a erosionar las bases de la Confederación General Económica (CGE) armada por José Ber Gelbard (que había liderado al sector desde la vuelta de Perón en 1973) creando la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (Apege), la pata patronal que se manifestará con mayor hincapié a favor del gobierno militar.

Esta organización llevará adelante el 16 de febrero de 1976 el primer lock out patronal, en la que propugnaban dejar de ser agentes de retención, rebelarse frente al pago de impuestos y "provocar un cambio en la actual política económica del gobierno", manifestaban sus directivos.

Las crónicas de La Capital de esa época señalaban que en Rosario "la medida de fuerza tuvo su mayor incidencia en el sector comercial, por lo que en la zona céntrica los negocios permanecieron cerrados, haciéndolos algunos a partir del mediodía".

En el área industrial, el paro no tuvo los alcances que adquirió en el sector comercial. La Asociación de Industriales Metalúrgicos (AIM) había dado libertad de acción a sus asociados, muchos de los cuales adhirieron al cierre, aunque, entre las denominadas grandes, la mayoría habían trabajado normalmente. Otras fábricas optaron por trabajar a puertas cerradas. Las empresas aseguradoras también se habían sumado a la medida de fuerza, entre las cooperativas la adhesión fue dispar. Los bancos y el transporte trabajaron con normalidad.


La Federación Gremial
La Federación Gremial, que canalizó la organización de la medida y sólo dos días antes del golpe abrió la pata regional de Apege, informaba que hasta el mediodía la inactividad en los comercios llegaba a un 90%, nivel que entendían había aumentado en horas de la tarde. Decían que un 60% de las empresas metalúrgicas había adherido, mientras que en el resto de las industrias había sido del 85%.

Por su parte, la Confederación General Económica (CGE) que no adhirió al paro, manifestó que en la zona céntrica y en el sector comercial el cierre patronal llegaba al 90%, situación que se revertía en los barrios. Se dijo también que la entidad había recibido denuncias sobre amenazas a empresarios que no habían dispuesto cerrar sus establecimientos.

El consejero de la Federación Gremial, Hugo Pasqualis, señalaba que con un "transporte circulando y los bancos trabajando normalmente, dan sin lugar a dudas una dimensión mayor al cese de actividades del empresariado rosarino". Así, "nadie pondrá en duda que la conducción de la CGE ha quedado rebasada al no haber interpretado la inquietud de las bases".

La Comisión Empresaria de Movilización de Rosario, constituida por empresas y cámaras adheridas a la Asociación Empresaria al solo efecto de propiciar el paro, emitió un comunicado donde consideraba un éxito la medida.
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