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 domingo, 29 de enero de 2006  
Marrakesh en la mira de occidente
La ciudad marroquí apuesta a duplicar el turismo en 2010 y es la tentación para europeos y famosos que buscan las fabulosas "riads" para vivir

Charles Dick

Marrakesh, la histórica ciudad amurallada de Marruecos, está cambiando rápido y un barniz de influencia occidental está contrastando más crudamente que nunca con su núcleo nativo islámico.

El ritmo de la antigua capital, alguna vez tan rápido como una caravana de camellos que recorre las rutas que atraviesan el Sahara y las nevadas montañas Atlas para llegar a la ciudad, está acelerándose en parte debido a la campaña de Marruecos para incentivar el turismo.

Más hoteles de lujo están siendo construidos sobre la base de la inversión extranjera y algunos de los millones de turistas que acuden al país del norte de Africa, donde el Berber "la perla del sur" es un destino principal, no son solamente visitantes de paso.

Cientos de occidentales, la mayoría europeos, están comprando casas típicas llamadas "riads" en los viejos barrios de Marrakesh y demás ciudades históricas como Fes y Meknes al norte, a menudo remodelándolas de manera extravagante con jardines orientales perfumados dentro de sus patios internos.

"Hace cien años atrás sólo había un puñado de extranjeros viviendo en la vieja ciudad de Marrakesh. No pasó tanto tiempo en términos históricos", dice el doctor Peter Dyer, un experto británico en el distrito fortificado, quien explica que ello estaba prohibido bajo el protectorado francés previo a la independencia de Marruecos en 1956.

"Fue el protectorado francés el que impuso su voluntad sobre las personas locales para separar la vieja ciudad del barrio colonial administrativo", dice, refiriéndose al europeizado sector de Gueliz, fuera de los muros de la ciudad donde están ubicados la mayoría de los grandes hoteles.

"La separación entre ambos también fue una especie de cordón sanitario", agrega.

Así como los extranjeros se apresuraron a comprar "riads" desde los •60 en adelante, encabezados por celebridades como el diseñador Yves Saint Laurent, Marrakesh ganó una reputación como un lugar de diversiones para las estrellas.

Marrakesh, fundada hace casi un milenio y ex capital durante la dinastía Almoravids, tiene una mística que ha atraído a estadistas y a grandes estrellas del pop, el escenario y la pantalla.


Las mil y una noches
El primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, favoreció el esplendor y los exquisitos jardines del hotel La Mamounia, casi el único en las paredes de piedra rosada de la ciudad.

Mick Jagger y una serie de músicos de rock vinieron aquí por fiestas extravagantes o inspiración.

Hace dos meses, Martin Scorsese asistió al quinto festival de cine internacional de Marrakesh. El ha rodado películas en Marruecos, como "La Ultima Tentación de Cristo" y "Kundun".

La reputación de Marrakesh como el centro de los famosos pudo haber ayudado a fomentar el mercado de propiedades de lujo.

Europeos de países como Francia, Italia, España y Gran Bretaña han adquirido "riads" como casas de veraneo o para arrendar. Son atraídos por el encanto de las casas cuyos patios tradicionalmente tienen sombras de naranjos, piscinas llenas de pétalos de rosa y fuentes centrales.

Los gruesos y lisos muros exteriores, que aportan privacidad para las familias musulmanas y las protegen del calor del verano, a menudo esconden fabulosos interiores.

"En los barrios más pobres, donde los marroquíes viven en casas compartidas o alquiladas y ven que opulentas riads son usadas sólo dos semanas al año como casas de vacaciones, hay resentimiento", dice Dyer, quien administra una posada en un distrito de categoría en la laberíntica ciudad antigua o medina.

Pero él dice que los inquilinos son a menudo reubicados por los dueños en distritos más distantes con mejores facilidades, para que las personas locales se tranquilicen respecto del influjo extranjero.

"Nos sentimos bien al respecto. Nos estamos abriendo a Europa actualmente", dice Abdelaziz, quien ayuda a su hijo a administrar un negocio de especias y hierbas al noroeste de la medina. "Hay 30 extranjeros que poseen casas sólo en este distrito".

El taxista Ibrahim Oujdani está de acuerdo. "La gente no está preocupada. Esta es una sociedad libre", dice.

Para aquellos extranjeros tentados de comprar, el trayecto hacia la posesión de una "riad" de ensueño digna de un sultán puede ser arduo y los precios no paran de subir, advierte un extranjero experto.

"Comprar y vender •riads' puede ser pesadillesco", dice Chris Lawrence de la firma de turismo con sede en Gran Bretaña, Best of Morocco, y enfatiza la necesidad de un representante legal experimentado o notario, debido a los muchos riesgos posibles.

"Debes conseguirte un buen notario, tener nervios de acero y una paciencia infinita", dice Lawrence.

Los extranjeros no sólo están adquiriendo propiedades en Marrakesh, sino también en ciudades como los balnearios Essaouira, Fes y Meknes, el centro comercial de Marruecos, Casablanca y Tánger, el centro turístico del norte.


Ritmo de cambio
En Marrakesh, un signo del ritmo del cambio es que la locura de compra de "riads" en la ciudad antigua en los últimos años ha llegado a su tope.

La moda puede estar ahora apuntada al valle fértil de Ourika al sur de la ciudad, bajo los picos dramáticamente nevados, o hacia las áreas más tranquilas de la costa atlántica, dice Lawrence.

Pero las •riads' pueden todavía alcanzar precios tan altos como 20 millones de dirhams, 2,2 millones de dólares, dice Rachid Chnini de la agencia inmobiliaria local Vernet Immobilier.

"Marrakesh se ha vuelto más limpia y mejor organizada, acercándose a niveles europeos", dice.

La seguridad se ha vuelto considerablemente más severa, agrega.

Marruecos está atrayendo más turistas después de la caída ocasionada por los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos, los bombardeos en Casablanca el 2003 y el ataque con un arma de fuego en 1994 de parte de un grupo islamista en Marrakesh en el que murieron dos turistas españoles.

Con el regreso de la confianza de los viajeros y el hecho de que Marrakesh esté a sólo tres horas de muchos centros europeos, un ambicioso plan de desarrollo apunta a duplicar el número de turistas a 10 millones para el año 2010, el que incluye seis nuevos balnearios.

Una cifra récord de cinco millones y medio de turistas visitó Marruecos el año pasado.

El desarrollo ha sido lento en lo que se considera la espina dorsal del plan de construir los seis nuevos centros turísticos.

Pero un grupo propiedad del millonario príncipe saudita Alwaleed bin Talal está por dar un gran paso en el desarrollo de un Four Seasons Hotel & Resort de 116 millones de dólares en Marrakesh en octubre, dijo la compañía. El proyecto involucra un hotel de 140 habitaciones y 40 villas.

Los marroquíes de Casablanca eligen típicamente "riads" especialmente construidas en el sur de Marrakesh como refugios de fin de semana.

Mientras que la influencia del exterior ha enfadado a algunos en Marrakesh, los músicos malabaristas, encantadores de serpientes y vendedores ambulantes en la famosa plaza central de la ciudad, Jemaa el-Fna, parecen adaptarse rápidamente.

"!Lovely jubbly!", grita un vendedor en un mercado de comidas utilizando una frase pegajosa de un famoso chef británico, donde se ofrece una variedad de platos locales. "!Restaurante con aire acondicionado!" agrega, haciendo señas en dirección a su puesto al aire libre.
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La mística de la vieja ciudad, fundada hace casi 1.000 años, atrajo a estadistas y estrellas desde la década del 60.


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