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 domingo, 29 de enero de 2006  
Conmoción en Medio Oriente.¿Gobierno palestino terrorista o negociador?
Israel, entre el pesimismo y el optimismo
Para unos, Hamas seguirá en su línea extremista, a ejemplo de Irán. Para otros, podría en cambio sellar la paz

La prensa israelí reflejó en sus editoriales de este fin de semana la disparidad de reacciones que provocó el arrasador triunfo electoral de Hamas en las elecciones palestinas del miércoles pasado. Desde el apoyo a la línea dura del partido de derecha Likud y la crítica a las potencias occidentales por su inacción frente a países como Irán y Siria, a la comparación de Hamas con la llegada al poder de aquel partido israelí en 1977, la prensa israelí buscaba respuestas al hecho de que el grupo integrista islámico gobernará desde ahora a los palestinos.

En una columna titulada "La anatomía de la victoria de Hamas" la analista Caroline Glick dice en el conservador Jerusalem Post que "si hasta el miércoles Hamas concentraba sus esfuerzos en la guerra terrorista contra Israel y en adoctrinar a la sociedad palestina para que apoye la Yijad, ahora el grupo terrorista continuará con estas actividades pero como un gobierno surgido de elecciones".

Glick analiza el fenómeno en dos niveles, local y regional. En el primero, "la decisión de Hamas de participar de las elecciones es el resultado de adoptar las tradicionales estrategias de la OLP, de combinar política con terrorismo". Al resultado del miércoles concurrieron dos elementos: la muerte de Arafat en 2004 y la retirada de Israel de Gaza "y el norte de Samaria" (por Cisjordania) el año pasado. Este segundo punto fue señalado el mismo jueves por el jefe del Likud, Benjamin Netanyahu. "La decisión israelí de retirarse de Gaza sin alcanzar primero un acuerdo con los palestinos dio fundamento a Hamas en su creencia de que nada se gana reconociendo el derecho de Israel a existir" apunta Glick.

A nivel regional, la analista cita los cinco años de contactos de Hamas con Egipto para negociar la tregua actualmente vigente, algo que le dio al grupo islámico autoridad ante el mundo árabe y Europa. Las elecciones en Egipto, donde, bajo presión de EEUU, se le permitió participar a la formación hermana de Hamas, Hermandad Musulmana, fue también un antecedente importante en la decisión del grupo palestino de presentarse a las elecciones de esta semana. Además, los jefes de Hamas fueron influidos por Irán y Siria. "Que estos regímenes puedan sobrevivir y a la vez desafiar la existencia de Israel le demostró a Hamas que ella también podía hacerlo".

La columnista considera que la actual situación de radicalización regional se debe a que las potencias (EEUU, Reino Unidos, Francia, Rusia y China) han sido "incapaces de lograr un consenso sobre que este estado de cosas no podía continuar", en referencia a los regímenes de Irán y Siria y sus reiterados desafíos a la comunidad internacional. Para los presidentes sirio e iraní, "es perfectamente racional creer que no hay razón para cambiar sus conductas", y cita como ejemplo el avance del programa nuclear de Irán y un atentado terrorista en Tel Aviv el 19 de este mes, perpetrado mientras el presidente iraní Ahmadineyad visitaba en Siria a los jefes de Hamas y Yijad Islámica.

Por todo esto continuar proponiendo, como hacía la semana pasada el premier interino Ehud Olmert, con la política de retirada de Cisjordania es un grave error que "colabora activamente con Estados árabes e Irán en la búsqueda de la destrucción de Israel", debido que así Israel "se comporta frente a los palestinos como los europeos ante los sirios e iraníes".


"Como el Likud"
Desde la centroizquierda, el diario Haaretz ironiza y compara al Likud con Hamas, "el nuevo Likud". El diario progresista israelí, en una columna firmada por Bradley Burston, recuerda que en 1977 el electorado israelí, cansado de los 30 años de hegemonía laborista, votó a un partido con un pasado de violencia y con un programa maximalista, que llamaba a tomar toda la Tierra Santa para Israel.

Como ahora Hamas, en 1977 el partido de Menachen Begin fue descalificado como un grupo liderado por terroristas, con orígenes en grupos armados que ponían bombas y mataban a sangre fría. "Exactamente seis meses después de su triunfo electoral, el primer líder árabe en pisar suelo israelí estrechó la mano de Begin y habló ante el Parlamento israelí", recuerda Haaretz en referencia a la histórica visita del presidente egipcio Anwar Sadat que cerró 30 años de conflicto armado con Israel. "Fue el Likud el que negoció la entrega del Sinaí a cambio de un tratado de paz con Egipto", subraya el columnista.

Llevando el paralelo a la actualidad y a Hamas, si esta agrupación deja de lado las armas, y sólo las usa "para reforzar la tregua, una retirada israelí de Cisjordania podría ocurrir", dando al grupo islámico la posibilidad de cantar victoria. A la vez, "si la calma se mantiene, Israel podrá cantar victoria también". Como ocurrió en 1977, precisamente, cuando Israel y Egipto celebraron cada uno el tratado de paz como un triunfo propio.
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