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 domingo, 29 de enero de 2006  
Medicinas alternativas: curación integral

Día a día se hace más evidente que muchas de las denostadas medicinas alternativas contienen un acervo de sabiduría que el ser humano no quiere ni debe ignorar, y la tendencia es que cada vez más los médicos van superando sus pruritos para considerarlas con respeto e incorporar sus prácticas.

Algunas de las terapias integrales como el masaje, la fitoterapia o la visualización han sido practicadas desde hace siglos en todo el mundo y son fáciles de aprender; pero la acupuntura, el shiatzu o la reflexología que se remontan a sociedades orientales milenarias, siguen siendo una "rareza" entre los occidentales porque su aprendizaje es más complejo.

Lo que tienen en común todas estas terapias es la curación integral: parten de la premisa de que el cuerpo, la mente y el espíritu son una unidad, y que el ser humano se encuentra profundamente conectado al medio ambiente, a su comunidad, al mundo. Desde esta óptica, la salud depende del equilibrio interno que a su vez puede ser alterado por el entorno.

Mientras la medicina alopática fragmenta al paciente y trata según su especialidad las distintas partes del cuerpo, las medicinas alternativas consideran a las personas como un todo.

En tanto que la primera descree de la autocuración, la idea esencial de las segundas es que el organismo es capaz de repararse y regenerarse a sí mismo, y restaurar su propio equilibrio.


Alivio con agujas
La acupuntura ("acus", aguja, y "punctus", punción) es desde hace miles de años el arte curativo central en la práctica de la medicina tradicional china, y desde 1970 está siendo cada vez más aceptada en Occidente como método para restaurar la salud y aliviar la enfermedad.

Está íntimamente relacionada con el taoísmo, corriente filosófica basada en conservar el equilibrio interno para garantizar la salud y prevenir enfermedades.

En la antigua China la gente pagaba a los médicos acupunturistas para mantenerse sano; pero si se enfermaban era el médico quien les pagaba. En el siglo X, la creciente popularidad de la medicina occidental dentro de China, determinó que en 1929 el gobierno de ese país proscribiera la acupuntura, pero la medida fue ignorada por el pueblo y se la siguió practicando en la clandestinidad, hasta la llegada de Mao-Tse-Tung, quien la rehabilitó.

Una epidemia de malaria había diezmado las tropas del Ejército Revolucionario Rojo en plena batalla y provocado una severa escasez de quinina, medicamento que habitualmente se usa para combatirla. Como la situación ponía en peligro la victoria, Mao se reunió con los practicantes de acupuntura a quienes prometió que si sus soldados eran curados, la medicina tradicional china volvería a ocupar un lugar de honor tras el triunfo de la revolución.

Y así sucedió. Los soldados se recuperaron en tres días gracias a la acupuntura, y al ganar la revolución Mao ordenó que las medicinas antigua oriental y la moderna occidental, recibieran un trato igualitario en la educación, la investigación y la práctica.

La acupuntura también se aplica desde antaño en animales, su primer practicante registrado fue Shun Yong considerado el padre de la profesión veterinaria en China.

En aquellos tiempos, los caballos eran estimulados con flechas antes de cada batalla para que ganaran en velocidad, y desde la dinastía Chow hasta el presente también se tratan vacas, cerdos y aves.

Japón tiene antecedentes registrados sobre acupuntura hasta fines del 1800, momento en que fue introducida la medicina occidental; en tanto que en los últimos 40 años tomó nuevo auge en Francia donde es utilizada desde fines del 1700; y también en la Argentina, donde se dan cursos para médicos, dentistas, veterinarios y kinesiólogos.

En 1979 la Organización Mundial para la Salud (OMS) publicó sus observaciones sobre acupuntura después del Seminario Interregional llevado a cabo en Beijing, y concluyó que "el claro peso de las evidencias demandan que sea considerada seriamente como un procedimiento clínico de valor sustancial".

Según este organismo, las enfermedades susceptibles de tratamiento acupuntural son: afecciones músculo esqueléticas, pulmonares y digestivas; trastornos neurológicos y dermatológicos; y desórdenes reproductivos. Se considera que la acupuntura despierta los poderes naturales de curación del organismo, estimulando determinados puntos con la inserción de agujas desechables de acero inoxidable, del grosor de un pelo, y en algunos casos aplicando calor y/o masajes de presión.

Los chinos no estudiaron anatomía de la forma en que pudieron hacerlo los médicos occidentales, porque la disección de cadáveres estuvo prohibida durante siglos por una cuestión religiosa; así que se centraron en el funcionamiento orgánico. Ellos entendieron que existe una energía vital a la que llamaron ki que rige el universo (macrocosmos), y a su reflejo el hombre (microcosmos) por donde circula a través de "rutas determinadas" que son los meridianos. Esta energía consta de dos elementos opuestos y complementarios: el yin y el yang. El universo se funda en el equilibrio entre yin y el yang, y lo mismo sucede con el hombre: cualquier desequilibrio entre ellos acarrea una enfermedad.

Con las agujas aplicadas en ciertos puntos de los meridianos se logra controlar el flujo del Ki, atraer la energía ausente, dispersar su exceso o disolver un bloqueo para lograr la sanación.
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