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 viernes, 30 de diciembre de 2005  
Alumnos del polimodal, solidarios con una reserva ecológica
Son de las escuelas Gurruchaga y Técnica 2. Empezaron con una pasantía y terminaron diseñando un proyecto de compromiso con la naturaleza

El arte, el cuidado del medio ambiente y los animales se cruzaron en un proyecto —con fuerte acento solidario— desarrollado por la Escuela Gurruchaga. La tarea comenzó en mayo de este año y estuvo orientada a apoyar al “Centro de interpretación ecológica y educacional humanística: MundoAparte”, ubicado en Sorrento 1595, donde se encuentran los animales que pertenecieron al zoológico de Rosario. La directora de ese centro es María Esther Linaro.

La propuesta surgió en la escuela, del espacio de pasantías. Primero fueron cinco alumnos del polimodal los que se interesaron, pero con el tiempo se fueron sumando otros. La actividad estuvo y sigue coordinada por la profesora Sara Ortubia.

  La primera tarea que se dieron fue contactarse con la directora de “MundoAparte”, la doctora Linaro, que por medio de charlas y un video contó cómo trabaja el centro que dirige y la razón de su funcionamiento. Linaro recordó entonces, que esta reserva se mantiene de una manera especial: los animales no están expuestos para visitas, ni hay horarios para recorrerla. Para ver a los animales sólo se puede entrar en pequeños grupos y con la consigna de respetar su hábitat y tiempos de vida. “No son los animales los que se adaptan al hombre, sino al revés”, aclaró Linaro.

  Después de ese primer encuentro, surgieron las propuestas de los alumnos para ayudar a “MundoAparte”. Es que el espacio recibe una ayuda económica —según detalló la directora Linaro— de la Municipalidad de Rosario. Sin embargo no es suficiente para asegurar los gastos que demanda mantener el espacio. Sin dejar de lado el reclamo al organismo oficial para que garantice el sostenimiento de la reserva, se logró interesar también a los alumnos para que se comprometan en ayudar a los animales.

  Y los chicos no dijeron que no. Manos a la obra, diseñaron un proyecto que más tarde fue reconocido con una mención —de 2000 pesos— por el Premio Presidencial Escuelas Solidarias. Entre esas ideas surgió colaborar en una huerta, armar juegos didácticos, dulces y otros productos para vender y destinar lo recaudado a “MundoAparte”. Una idea que poco a poco entusiasmó a toda la escuela.

  Precisamente Natalia Despis, de 18 años, fue una de las pasantes que trabaja en esta propuesta y está interesada en estudiar veterinaria. “Me dediqué a preparar los alimentos y a repartirlos entre los animales de acuerdo a sus características”, cuenta sobre el trabajo que la involucró en el centro.

  Otro de los pasantes fue Iván Lenz, también de 18 años, quien se dedicó a organizar la huerta del lugar, además de mostrar interés por conocer los animales “exóticos” que habitan en este espacio.

Voluntarios

  El proyecto creció en ideas y en voluntarios. Se formó así una campaña de concientización del cuidado del medio ambiente y de la problemática de la fauna en cautiverio, a la que también se unieron alumnos de la Escuela Técnica Nº2, coordinados por la profesora Sandra Guerrero. Se logró entonces reunir un equipo de más de 60 chicos.

  Además del cuidado de animales y de huerta, se hicieron murales, libro de fotos artesanales y se escribieron cuentos. Un trabajo que interesó a los chicos aún en horario extraescolar y que, ahora, promete extenderse durante el verano con la visita y trabajo de los chicos al centro.

  Miriam Arroyo, de 17 años, asegura que la idea es movilizar a la gente para que se sepa que hay una reserva con especies del lugar y otras exóticas que necesitan “compasión”. Según explicó a La Capital, se interesó por el proyecto porque desde chica era “una fans del zoológico” y cuando se enteró que se había trasladado decidió comprometerse de manera personal.

  En tanto, Jorgelina Zorrequieta de 18 años, también voluntaria, dice que su pasión por los animales la animó a participar en este emprendimiento. También trabajó desde la pasantía Lucía Ramos.

   Tanto para las docentes como para María Esther Linaro, los chicos aprendieron, además de un trabajo solidario, a comprometerse con el cuidado del medio ambiente, acercarse a otras problemáticas similares, iniciar pequeños emprendimientos y consolidar la educación en valores.
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Los más chicos también se unieron a las actividades de la huerta de MundoAparte.

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