Destinos: entre las rocas

El embalse de Cerro Pelado en Córdoba es el lugar más visitado por los buceadores rosarinos

Por encontrarse a escasos 420 kilómetros de la ciudad, y debido a que brinda condiciones de buceo lo suficientemente agradables y seguras como para realizar cualquier tipo de incursión, el embalse de Cerro Pelado, en Córdoba, es el preferido por los buzos rosarinos. Enmarcado entre la Sierras Grandes del Valle de Calamuchita, este espejo de agua artificial, inundado en el año 1986, tiene una superficie de 1.400 hectáreas.

La zona donde los buceadores alcanzan las profundidades del lago es limitada por los escasos accesos que existen hasta el agua, pero con una embarcación se puede llegar a puntos muy interesantes, como la isla que se encuentra en el centro del embalse, o a la desembocadura del Río Grande, que presenta la mayor visibilidad del lugar. El tipo de fondo combina arena, piedras y barro, donde crecen cerca de la costa bosques de elodeas que proliferan en verano haciendo disminuir la visibilidad en los primeros 6 metros de profundidad a causa de la colección de sedimentos que se depositan en sus hojas.

El principal atractivo de este lugar reside en los esqueletos de los árboles que yacen todavía en pie, y que forman parte del paisaje subacuático, además de las grandes piedras, caracoles y una que otra vieja del agua o carpa solitaria que podemos cruzar cerca de la vegetación o entre las rocas. Sin embargo, en un buceo nocturno la vida se multiplica con cantidades de especímenes, principalmente dientudos.

Al encontrarse a 876 metros sobre el nivel del mar, se deben aplicar los procedimientos para buceo en altitud sobre las tablas, y en cuanto a la seguridad es recomendable operar con una unidad de oxígeno, botiquín de primeros auxilios, equipo de comunicación y tener un buen plan de emergencias, ya que se trata de un área algo remota. La ciudad más cercana con asistencia es la de Santa Rosa, que se encuentra a 30 Km. de distancia del espejo de agua, a través de un camino de montaña.

Técnicamente este lugar es muy beneficioso para el novato, ya que los cambios constantes de profundidad debido a su contorno de fondo irregular, hacen que se deba manejar mucho la flotabilidad, lo que aumentará esta destreza en el buzo. Las condiciones de temperaturas varían mucho en las diferentes épocas del año, pero en escala general oscila entre los 25º a 28º en verano y los 12º a 14º en invierno, en profundidades pequeñas. Si se sobrepasan los 20 metros de profundidad, seguramente se alcanzarán los 10º de temperatura, pero esto se compensa con una visibilidad de más de 8 metros. En este caso se destaca la presencia de muchos termoclimas muy marcados a partir de los 7 metros de profundidad hacia abajo.

A partir de la época primaveral, los buceadores suelen acampar a orillas del lago, combinando la experiencia de bucear con la vida al aire libre, hecho que acrecienta el aspecto social de esta actividad, donde los cofrades comparten además de momentos subacuáticos, historias y recuerdos. Nunca falta el buceador que deleita al resto del grupo con sus artes culinarias.

Las escuelas de buceo suelen elegir este lugar para hacer sus chequeos de alumnos, ya que es siempre un buen ambiente para hacer sus primeras experiencias. Las condiciones que ofrece el lago exigen al buzo utilizar todos los recursos del entrenamiento para aplicarlos en sus primeras inmersiones siempre dentro de un marco seguro y divertido.

(*) Instructor de buceo en la escuela Aquadiver