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 domingo, 04 de diciembre de 2005  
Tiro venció a Quilmes

Mariano Bereznicki / La Capital

Terminó aferrado a la alegría. Lo logró con el sudor del sacrificio y de la entrega. Más allá de que en algún momento tambaleó en la incertidumbre, Tiro Federal se las ingenió para despojar a Quilmes en su propio terreno y embolsar una victoria que le sirve como inyección de ánimo para terminar el Apertura de la mejor manera. El quid de la cuestión era no volverse con las manos vacías y los Tigres retornaron con un triunfo, el que se les venía negando hace cuatro fechas.

Todavía no habían calentado los motores cuando Cámpora volvió a certificar su carta de goleador. El Cachorro aprovechó un rebote en el arquero Ramírez, luego de un remate de Fermani, para elevar un poco más su cotización en la bolsa del torneo Apertura.

Con la inesperada ventaja parcial, Tiro se fue replegando. A tal punto que comenzó a exhibir fisuras en el sector izquierdo defensivo. Los cerveceros, con Bárzola y Toranzo como máximos exponentes, se cansaron de filtrar las espaldas de Buján y Cafasso.

En consecuencia, una lluvia de centros envenenados comenzó a cubrir el cielo tirolense. Ante esto, Luna y Alvarez formaron el principal escudo antiaéreo. Pero los incesantes pelotazos, ya sean cruzados o frontales, los dejaban expuestos en algunas ocasiones. Como en la jugada del empate. Caneo tiró un misil tierra-tierra que Choy alcanzó a acariciar y le bastó para destruir la barrera de contención visitante.

Las cosas volvían a estar como en un principio. Cuando se lo proponía, Tiro invadía el terreno ajeno con facilidad con Fermani, De Bruno y Cámpora. El tridente, cuando se unía, formaba un cóctel explosivo. Pero cuando se perdía en la intrascendencia el que se tornaba peligroso era Quilmes.

Para el capítulo final, Juan Rossi apeló a un libreto conservador para tratar de mantener el puntito. Sacó a Fermani y mandó a Basualdo, quien se asoció con Iuvalé para cortar el circuito de juego quilmeño.

Y mientras los dueños de casa le tiraban con lo que tenían al Flaco Vivaldo, el DT tirolense apostó por el ingreso del uruguayo Savio para que se acoplara al pelotón de la última línea, que pedía a gritos refuerzos.

Con un esquema mezquino Tiro dejó a Cámpora lidiando contra las lineales y seguras torres cerveceras. Y el goleador del Apertura exigió hasta donde les respondieron las piernas. Parecía que se venía la hecatombe para la visita. Pero no. Más allá del predominio anfitrión, Tiro se las rebuscó con sus, hasta esta altura, limitadas herramientas para terminar llevándose a sus devaluadas arcas los tres puntos fundamentales, fruto de un imponente zapatazo de Tilger de media distancia cuando el final estaba prácticamente en puerta.
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Cámpora abrió el camino a la victoria.

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