Historias de la noche. El uso del chat como herramienta para no estar solo

Los ciber, negocios que no duermen

En las madrugadas son los reductos elegidos para tejer lazos de encuentros y contactos afectivos

Pablo R. Procopio / La Capital

"¿Qué hacen abiertos esos locales con computadoras hasta tan tarde?", preguntó una señora que ocasionalmente llegó por la madrugada a su departamento céntrico. La mujer comprobó con sus propios ojos lo que hasta el momento había escuchado de boca de sus vecinos y lo que, además, le había contado su nieto. En las noches de Rosario cientos de reductos iluminados con luz tenue se convierten en las guaridas de jóvenes y no tanto; sitios ideales para entablar contactos que derivan en las relaciones más diversas y demostrar que la tecnología puede acercar a las almas gemelas.

"Doctora, ¿no está grande para meterte en el chat casi todos los días?", preguntó el dueño del tercer ciber que se abrió en la ciudad a una antigua clienta, abogada de 55 años, separada y madre de dos hijos casados. "No creo, esto me cambió la vida", respondió. Es que había probado los modos más diversos para conseguir pareja y nunca había logrado resultados positivos. "La verdad es que no encuentro un sitio adecuado para ir a bailar, desde los autos no me tocan bocina, no voy a ningún club y no me gusta el ambiente del Tribunal", sostuvo taxativa la dama.

Ya pasó el tiempo en que resultaba sorpresivo que una pareja pudiera formarse en Internet y después casarse. Sin embargo, no deja de llamar la atención la necesidad de la gente de establecer nexos entre sus pares, la búsqueda de relaciones estables y los touch and go.

"A Jorge lo conocí hace 5 meses. Me metí en un chat por casualidad y después de unos días le dí mi messenger hasta que nos encontramos", hace memoria Carla, de 25 años. La joven era una asidua concurrente de las salas de chat, lugares de contactos que agrupan todo tipo de perfiles para que la gente pueda elegir el que más le convenga por edad, género y todo tipo de preferencias.

Podría decirse que Internet no es un medio de comunicación que aísle a la gente, sino todo lo contrario. Un estudio realizado en Inglaterra por la Universidad de Warwick desmitifica al internauta solitario. Por el contrario, sostiene que Internet genera relaciones nuevas y enriquece la vida social; a diferencia de quienes no suelen acercarse a las computadoras.

"Cada vez hay más gente adulta que se inclina por esto; antes, pocos se animaban a decir que eran separados o divorciados y que tenían más de 50 años", contó a La Capital Fabián Sforza, especialista en servicios informáticos que trabaja en diversos cibers locales. Incluso, algunos padres llevan a sus hijos al mismo sitio y se ponen a chatear mientras los nenes se entretienen en los jueguitos. En efecto, esta última es otra de las alternativas que mantienen a la clientela hasta altas horas de la noche.

"Si tuviera que hacer un ránking te diría que primero están los juegos, después el chat y finalmente la búsqueda de información", resumió Miguel Marcogliese, propietario de una firma dedicada a la comercialización y reparación de ordenadores y uno de los iniciadores del negocio de Internet pública en la ciudad.

No obstante, cada local tiene su público mayoritario. "Hay algunos en los que casi no hay otra cosa que el chat de levante", marcó Flavio, empleado de uno de estos negocios.

Pero eso no es lo único; se logran establecer relaciones afectivas de todo tipo. Tanto es así que desde el sitio más visitado en la ciudad, VíaRosario.com, se organizan fiestas para que sus visitantes puedan conocerse. Y al verse la cara, aparecen las sorpresas.

La gente se identifica con los nicks (apodos) que utilizan en la web (soltero25, fantasiosa, rockmaníaco) y es poco probable que hasta el momento de verse t'te à t'te se revelen los nombres y apellidos.

En cuanto a los horarios, a medida que avanza la noche "van incrementándose las edades", añadió Sforza. Desde las 20 hay mayoritariamente adolescentes, pero ya cerca de la medianoche se suman los treintañeros "para arriba". Existen locales que jamás duermen. Están abiertos las 24 horas. En el centro muchos siguen hasta las 3 de la madrugada, aunque en los barrios cierran un poco más temprano por razones de seguridad.