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 domingo, 27 de noviembre de 2005  
Para beber: rubia y bien helada

Es cierto que de vinos se puede hablar hasta el hartazgo y relatar momentos maravillosos vividos alrededor de una copa, pero cuando el calor empieza a apretar, todas pedimos una cerveza bien fría. Y cuando empiezan las despedidas, y como se usa ahora se hacen a la canasta, a nadie se le ocurre aportar una botella de enjundioso Cabernet Sauvignon sino un porrón de rubia helada.

Por eso, porque es tiempo de espumas, y por esos milagros del mercado en las góndolas vuelven a mostrarse etiquetas de orígenes varios, veamos cómo se cata este clásico alcohol que en estas tardes abrasadoras se convierte en ansiado bálsamo. Igual que con los vinos es cuestión de práctica, todas pueden ser degustadoras. Elijan las cervezas que les parezcan más interesantes, una opción es que sean del mismo tipo pero que hayan sido elaboradas en diferentes países o regiones, y otra podría ser comprar las que tienen un origen en común pero presentan características particulares. O cualquier otra forma que se les ocurra.

Igual que cuando se trata de vinos hay ciertas normas que se deben observar en cuanto al ambiente, por ejemplo, que no esté invadido por olores, o sea nada de cigarrillos o guisos preparados cerca de donde vamos a servir las copas, y tampoco perfume o lápiz labial, además de que lo más conveniente es que el lugar cuente con luz natural. No hay que olvidar que para disfrutar mejor el momento debemos dejar las inhibiciones afuera, y decir lo que nos parezca sin miedo al ridículo.

Preferentemente utilicen copas iguales para todas las bebidas, y si tienen una pequeña panza, mejor. Ordenen la degustación comenzando por las cervezas que piensen que resultarán más livianas, y sírvanlas a temperatura ambiente, no a 34º como estos días, porque en ese caso estarían más cerca de la sopa, recuerden que cuando decimos eso nos manejamos en un promedio de 17º-18º, tampoco las vamos a dejar enfriar hasta los 6º porque estamos tratando de descubrirlas, y no de aplacar el intenso calor.Empiecen mirando como suelen hacer con los caldos y comparen las diferentes tonalidades, no en todas las cervezas se busca claridad, hay colores distintivos para distintos tipos. Hagan circular el líquido, ese movimiento ayudará a que los aromas se desprendan y se puedan apreciar mejor. Entonces huelan, quizás necesiten tiempo para que el sentido del olfato les devuelva algo, no se desanimen, sigan probando, cuanto más fina es la cerveza más impactará en la nariz.

Y ahora a beber, pero no como cuando sólo deseamos abatir la sed, sino con tragos pequeños, tratando de percibir hasta el último sabor, los habrá dulces, ácidos, salados y amargos. Cada uno impresionando en una parte de nuestra lengua como pasa con el vino.
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