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 domingo, 20 de noviembre de 2005  
[Primera persona] - Pablo De Santis
"Lo que más me interesa es tener lectores"
El autor de "La sexta lámpara" prefiere hablar de una continuidad másque de la división de su obra entre literatura juvenil o para adultos

Fernando Toloza / La Capital

Pablo De Santis publicó este año dos libros: la novela "La sexta lámpara" (Seix Barral) y los relatos breves de "Rey secreto" (Colihue) ilustrado por el rosarino Max Cachimba. Los volúmenes se suman a una obra copiosa y seductora que, por cuestiones de mercado, parece dividida entre la literatura para jóvenes y la literatura para adultos, aunque De Santis dice que no piensa a su trabajo separado en zonas. En esa obra se destaca la agilidad de la escritura, el gusto por el misterio, la aventura, el interés por los proyectos sorprendentes y fracasados, y siempre un buen argumento. De Santis nació en 1963. Estudió letras y escribió en la revista "Fierro", a la que llegó a través de un concurso y de la que fue jefe de Redacción. Entre sus libros se destacan "La traducción", "El teatro de la memoria" y, en la línea juvenil, "Las plantas carnívoras".

-¿Qué relación hay entre "Rey secreto", el libro que acaba de publicar Colihue, y "Los signos", aquel de textos también breves que apareció junto a Página/12?

-En el caso de "Los signos" reuní, para esa única publicación, todos aquellos textos breves que estaban más o menos terminados y podían vincularse con la literatura fantástica, así que incluí algunos cuentos de "Rey secreto". Pero "Los signos" lo concebí como un libro del momento, porque no es una obra que está en las librerías sino que fue una publicación un poco casual. Pensaba editar "Los signos", más adelante, junto con otra nouvelle de tipo fantástico. En "Rey secreto" puse todos los cuentos breves que había escrito y lo veo vinculado al primer librito que publiqué, en edición de autor en 1985, y se llamaba "Espacio puro de tormenta", era un libro muy de mis comienzos.

-Siempre se dice que tu primer libro es "El palacio de la noche".

-No, "Espacio..." salió antes, en edición de autor para la familia y los amigos y yo tenía 22 años. Como "Rey secreto" ahora, también estaba formado por textos muy breves, de una página.

-En la Feria del Libro de Rosario "Rey secreto" estuvo en la sección de literatura infantil y juvenil, ¿te parece que estaba bien ahí?

-Los cuentos no fueron escritos específicamente para chicos grandes como algunos otros libros míos juveniles. Pero fueron publicados en una colección homenaje a Boris Spivacow que me gusta mucho y que incluye otros textos que son bastante ambiguos, así que me parece que es una colección que está a mitad de camino y la pueden leer adultos y chicos. La editorial Colihue le da mucha importancia a la colección y me siento muy honrado de estar ahí, además el libro tiene ilustraciones del rosarino Max Cachimba (Juan Pablo González)...

-Es un socio permanente tuyo, ¿cómo es trabajar con él?, ¿se ponen de acuerdo en desacuerdo?

-Sí, nos conocemos hace ya veinte años y empezamos a trabajar juntos en "Fierro" cuando los dos, cada uno por su lado, ganamos el concurso Fierro Busca Dos Manos con el que se inauguró la revista en 1984. Cuando empezamos a trabajar juntos Juan Pablo tenía 15 años, era un chico. Le mandaba los guiones por correo y él los devolvía a la revista ya dibujados.

-Algunos de los relatos breves de "Rey secreto" aparecen también incrustados en las novelas, como el caso del cuento sobre el nombre del gato, que reaparece en "La sexta lámpara".

-Los cuentos cortos de "Rey secreto" los fui escribiendo a lo largo de los años y me reaparecieron en las novelas, como un plano general de la narración, a veces palabra por palabra y otras más escondida, y los quise dejar en "Rey secreto" porque me gustaba tener reunidos todos los cuentos breves.

-La pregunta apuntaba a la mecánica de trabajo, a cómo incorporabas los cuentos a las narraciones más extensas.

-"Rey secreto" era una especie de borrador permanente a lo largo de los años. Primero los escribí como cuentos breves y después aparecen en las novelas, es como el germen de una novela. Me pasó también con "El calígrafo de Voltaire", que surgió de unos cuentos breves que se llamaban "Los calígrafos" y algunos de ellos fueron publicados en "Los signos". En esos apuntes que uno hace a veces de una manera suelta, irresponsable, casi tipo diario, puede estar el germen de las novelas.

-En un repaso numérico de libros, la obra que has escrito para jóvenes supera a la otra, a la de las novelas para adultos, ¿es así?, ¿qué imagen te devuelve de vos como escritor?

-Sí, he escrito bastantes libros más para jóvenes que para adultos, aunque yo siempre seguí escribiendo y muchos me quedaron inéditas. En mi cabeza no lo veo como dos categorías; para mí es una continuidad. Lo juvenil lo veo como un género no marcado por la presencia de lectores menores de edad sino por ciertos rasgos del género, sobre todo la imaginación, la libre inventiva. Es una literatura que toma la misión de disparar imágenes constantemente.

-Leyendo tu cuento "El tapiz", donde el personaje se llama Espinosa, pensé, por su atmósfera, en "El aura", la película de Fabián Bielinsnky, en la que el personaje, en el proyecto, se llamaba Espinosa. ¿Hay alguna relación?

-No creo que haya relación pero trabajé para la película: Bielinsky trajo la idea y yo armé la trama policial y él después hizo la escritura final.

-¿Qué lugar te parece que ocupás en un hipotético mapa de la literatura argentina? ¿Cómo te sentís tratado por la crítica y por la Universidad, si es que son separables?

-Siempre bien tratado; nunca me puse a ver qué lugar podía tener porque lo que más me interesa es tener lectores; a veces son chicos que se enganchan con las novelas juveniles en el colegio y después leen las otras novelas, y eso me gusta mucho, tener lectores que sigan los libros y a los que no les importe mucho si están destinados a adultos o a chicos.

-En "Filosofía y letras", "El teatro de la memoria", "El calígrafo de Voltaire" hay un narrador en primera persona, en "La sexta lámpara" no, ¿a qué se debe el cambio?

-Casi siempre hay un narrador en primera persona y aunque no me identificó biográficamente, el tono es mío. En "La sexta lámpara" no la usé porque el personaje principal, Balestri, me era muy ajeno y además quería escribir un libro que tuviera la forma de una biografía. Me gusta mucho leer biografías. Es un género -me acuerdo de cuando estudiaba en la Facultad de Letras- que estaba completamente desprestigiado porque estaba todo el tema de la muerte del autor y mencionar que al autor le había pasado tal cosa y por eso había escrito un libro era considerado ridículo, cuando en realidad los libros toman constantemente cosas de la vida de los autores, aunque estén escondidas y no sean determinantes. A mí me gustó siempre leer biografías.

-¿Sentís que tu obra está cerca de algunos textos de Marco Denevi?

-Marco Denevi es un escritor que me gusta mucho, sobre todo su libro "Falsificaciones". Me alegra que hayas sacado el tema vos porque siempre que puedo lo saco yo (risas). Es un escritor que ha quedado un poco relegado, injustamente. Es un autor lleno de imaginación y de humor, y a veces acá no se consiguen sus libros pero en el extranjero lo ves publicado y considerado como uno de los más importantes. Hace un tiempo en el Centro Cultural Ricardo Rojas, de Buenos Aires, en un ciclo sobre escritores, yo elegí a Marco Denevi, que me interesa tanto como otro escritor olvidado, Angel Bonomini. Los dos quedaron un poco aparte, tal vez por cuestiones editoriales.

-¿Cómo era trabajar en "Fierro"?

-No fueron tantos años pero para mí fueron dos etapas muy distintas: al principio, en 1984, fue el deslumbramiento: yo tenía 21 años y lo conocí a Juan Sasturain, a quien admiraba, y mis amigos son todavía los de esa época. Era un momento de euforia cultural y en "Fierro" aparecían notas sobre literatura fantástica, policial y sobre cine. Era increíble.
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Secretos. La imaginación y la libre inventiva son clave para De Santis en su producción.

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