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 sábado, 19 de noviembre de 2005  
Divididos toca esta noche en el Anfiteatro
"Lo aplastante fue llevar adelante un proyecto ante una realidad complicada"
Diego Arnedo, bajista del power trío, aseguró que, ante todo, la banda es "una aplanadora del laburo"

Pedro Squillaci / La Capital

Divididos está en pleno trabajo. Su último disco de estudio fue "Vengo del placard de otro", en 2002, y después de un CD doble en vivo y dos recopilaciones, tiene ganas de volver al ruedo con nuevo material. Mientras tanto, el trío rockero de Hurlingham, capaz de tocar un tema de The Doors y otro de Atahualpa Yupanqui con el mismo sentimiento, llega este sábado, a las 22, al Anfiteatro Municipal para ofrecer sus grandes éxitos. "Lo importante para mí fue haber decidido tomar los instrumentos y llevar adelante un proyecto en medio de este mar de complicaciones que es la realidad", dijo Diego Arnedo, bajista del trío que integra junto al cantante y guitarrista Ricardo Mollo y el baterista Catriel Ciavarella.

-¿Se siguen sintiendo la aplanadora del rock, o ya les causa gracia?

-Las cosas que entrega la gente desde su carácter de público son muy respetadas. "Vox Populi, Vox Dei" (voz del pueblo, voz de Dios), así era el viejo dicho, no? (risas). Esas son devoluciones de la gente y por algo lo dicen. Pero esa manera de dar a entender la potencia desde un lugar va más allá de los watts. Creo que lo de la aplanadora lo siento desde un lugar creativo, en el sentido de que no nos tomamos descanso, siempre estamos trabajando mucho, somos una aplanadora de laburo en realidad (risas). Lo prefiero tomar así, más que de una situación en vivo contemplada por la gente en cuanto a la potencia de una energía que ponemos para tocar, también lo entiendo como una energía histórica, que nosotros tuvimos para poder desarrollar este proyecto, con todas sus variantes artísticas, desde muchos watts a pocos watts. Desde ya que los proyectos acústicos ganan en la potencia de la intimidad, y también tiene fuerza, es la aplanadora de lo acústico. Yo lo veo en todo sentido, filosóficamente, en un estado histórico. Lo aplastante para mí fue haber decidido tomar los instrumentos y llevar adelante un proyecto en medio de este mar de complicaciones, que es la realidad.

-¿La combinación del rock visceral, el humor y el folclore, que aparece en cada disco de Divididos, es una particularidad que se proponen o surge naturalmente del espíritu de la banda?

- (Pausa) Bueno, el hecho creativo tiene varias partes, hay cosas que han salido de una propuesta y otras cosas que surgen de lo que propone el momento. Hay cosas pensadas y otras que nacen así, por sí mismas, sin pensar mucho. Después, con el tiempo, cuando empezás a escuchar todo lo que hicimos, ahí parece que fue todo pensado. Pero esta combinación que decís, creo que hicimos bien en no dejarla de lado, porque completamos un círculo artístico que marca bien la identidad de la banda.

-¿Por qué hace un tiempo que no sacan temas nuevos?

-Creo que es un poco de todo, es un poco la crisis de las discográficas, la cantidad de cosas ya hechas desde algún lugar, como para decir, esperemos un poco, paremos la pelota, levantemos la cabeza y tomemos un tiempo de espera, pero no malo, sino para ver realmente qué sucede. Lo que sí no creo que eso altere la capacidad creativa, no es que entramos en una crisis creativa, sino en un compás de espera frente a una realidad en la que también tuvieron que ver las discográficas.

-¿Cuál es el vínculo que mantienen con la discográfica

-El último contrato fue con BMG y ahí hicimos "Vengo del placard de otro", en 2002, de ahí en más no volvimos a tener una relación dependiente. Y el próximo trabajo, el que estamos haciendo ahora, lo venimos pensando desde un lugar de empezar a grabarnos nosotros mismos. Es una parte del proceso de la realización, para que sea más autónomo.

- ¿Por qué los grandes grupos de rock como los Redondos- ya separados- o Los Piojos -que volvieron tras un año sabático- tienen esa necesidad de parar? ¿Es por miedo a repetirse?

- (Pausa) No lo tengo muy claro si es así. Parece que los estados o las ganas de armar música o seguir adelante son básicamente lo más importante. Lo que cambia son las épocas, los tiempos con sus circunstancias, en donde una banda no se pone con los tiempos determinados como antes. A veces es como una suerte de estrategia. Hay grupos que empiezan a ver el ocaso por algunas razones internas, y empiezan sus finales, pero no es nuestro caso.

-¿La dupla compositiva con Mollo combina a la perfección o hay veces que tenés ganas de partirle el bajo en la cabeza a tu compañero?

- (Pausa) Bueno, eso es algo que realmente tiene un hecho histórico basado en miles de situaciones. Creo que ha pasado de todo. Es como lo que sucede con los hermanos, en el hecho artístico Ricardo es como un familiar (risas). Hemos compartido muchas horas de muchos años, y en esos años están marcadas unas pautas para que eso esté claro y podamos seguir adelante. Hasta hace cinco minutos estábamos pensando en un nuevo proyecto, como el primer día que nos encontramos. Y eso fue lo que marcó siempre la pauta el encuentro, siempre hubo un proyecto en común, y ese proyecto sigue funcionando. Y que pase esto con los años que tenemos de convivencia es algo maravilloso.

-Lo de ustedes viene desde los tiempos de Sumo

-En realidad ya tocábamos juntos antes de Sumo, con un grupo que tenía él y su hermano, era la tercera formación de MAM, allá por el 78. Lo digo y no lo puedo creer (risas). Pero siempre estuvimos mirando para adelante, aunque si veo hacia atrás estoy orgulloso de haber participado de un proyecto como Sumo.

-¿Qué sienten cuando tocan en vivo "El arriero", "Aladelta" o "Spaghetti del rock", considerados himnos para la gente?

-Mirá, cuando uno hace algo que se incorpora a la vida de otro y eso lo ayuda para pasar un buen momento, está buenísimo. Eso está apuntado al estado de ánimo de la persona, y tiene una gracia especial. Es como que te sentís útil en esta vida.
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Diego Arnedo asegura que Mollo "es como un familiar".

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