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 sábado, 19 de noviembre de 2005  
Análisis: Los universitarios no le escapan a la crisis laboral
Los profesionales del desempleo
Un estudio de un organismo internacional muestra que en la última década creció de manera sostenida la tasa de desocupación de los graduados del nivel superior

Matias Loja

Al compás de las profundas transformaciones operadas en los últimos años en el mercado de trabajo, la expectativas laborales de los egresados de las casas de altos estudios del país han sufrido la merma del resto de la sociedad, pues si bien es cierto que a mayor nivel de instrucción son mayores las posibilidades de conseguir un empleo, los datos muestran que esa llave al mundo laboral no ya no es tan segura.

"Las reformas económicas y del Estado implementadas durante la década del 90 cambiaron radicalmente las condiciones de los mercados de trabajo de los países latinoamericanos. La segmentación creciente del mercado laboral, la informalidad, la precarización del empleo asalariado y el aumento de la desocupación fueron algunos de los procesos que afectaron en distinta medida a los países de la región".

Este diagnóstico se desprende de un informe presentado en las últimas semanas por el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (Siteal), el cual describe los vínculos existentes entre los crecientes niveles de desocupación de los países de la región y el nivel educativo de las personas sin empleo.

Así, del mencionado estudio, titulado "Tendencias en la relación entre educación y desempleo en América Latina", se desprende que en la evolución de las tasas de desocupación por nivel educativo se puede apreciar que los niveles de desempleo de quienes no pudieron completar la escuela media son prácticamente similares a los que egresaron de ese nivel. Pero por su parte, y si bien las personas con título de la enseñanza superior en el país fueron, en relación a los anteriores, los menos expuestos a la incertidumbre laboral, la tasa de desocupación de estos se elevó de manera considerable en la última década.


Números del desempleo
Según el estudio del Siteal, mientras que para comienzos de la década del 90 la desocupación de los universitarios no llegaba al 4 por ciento (3,7 por ciento), para el año 2003 esta cifra alcanzó los 6 puntos.

Estos números sirven en parte para actualizar una reseña difundida en agosto del año 2000 por el Ministerio de Educación llamado "Perfil ocupacional de los graduados de la educación superior", en donde se destacaba que para mayo de 1990, cuando la desocupación en Capital y Gran Buenos Aires ascendía al 8,6 por ciento, el índice entre quienes poseían título del nivel superior era sólo del 1,6 por ciento, al tiempo que una década después, y con un desempleo que trepó al 16,1 por ciento, la falta de trabajo entre los que tienen formación universitaria completa era del 7,8 por ciento. Dato que al extenderse a todo el país, se elevaba al 9,2 por ciento.

En aquel informe se detallaba también que la tasa de desempleo golpea en mayor medida a las profesionales mujeres (se eleva al 10,1 por ciento), a los menores de 30 años (12,2 por ciento), y los graduados recientes (12,5 por ciento).

Por otra parte, un trabajo del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (Iipe) puntualiza que la dificultad para hallar trabajo es mayor en los profesionales de las ciencias de la salud (10,5 por ciento), y de las ciencias humanas (9,9 por ciento).

En el otro extremo, y de acuerdo a relevamientos difundidos en los últimos meses tanto por la empresas como por las propias universidades, las ingenierías (en alimento y textil, entre otras ramas) son las más requeridas por el mercado de trabajo, al punto que en algunas áreas de la producción la cantidad de graduados universitarios no llega a cubrir la totalidad de los puestos de trabajo vacantes, lo que motivó que la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), dependiente de la cartera educativa nacional, creara desde hace un par de años un subprograma de becas destinado a aquellas carreras "prioritarias para el desarrollo nacional" (entre ellas las ingenierías), para promover el ingreso de jóvenes a estas disciplinas.

Por su parte, y si bien la mayoría de estos estudios no toman en cuenta si los egresados están ocupados en empleos pertenecientes a su profesión, el trabajo del Iipe ("La inserción laboral de los graduados universitarios, del 2002) indica que el 86 por ciento de los profesionales en actividad ejercen tareas relacionadas a su disciplina.


Llave de acceso
Las últimas cifras del Indec -del segundo trimestre de 2005- señalan que la tasa de desempleo en el total de los aglomerados urbanos del país asciende al 12,1 por ciento. Si se compara este dato con el estudio del Siteal, se obtiene que casi la mitad de los desocupados del país tienen secundario completo o, en menor medida, un titulo universitario. Realidad que, según expresa el informe, "da cuenta de los límites de la educación en los procesos de movilidad social precisamente en algunos de los países que en el pasado habían alcanzado ciertos niveles de integración, al menos entre su población urbana, y de la devaluación de las credenciales educativas asociada a la masificación del nivel medio".

En el resto de los países de la región, la composición de la población con título universitario desocupada es superior a la media nacional, como en Perú (cercana al 15 por ciento), mientras que en Brasil, y fundamentalmente en Uruguay, los niveles de desempleo de los profesionales son casi nulos.

Aún así, existe otro elemento de significativa importancia que sirve para completar el panorama de los licenciados, ingenieros o doctores que diariamente buscan en los clasificados de los periódicos una oportunidad para sortear la falta de trabajo: la escala social de pertenencia, contexto que, máxime en el escenario de desigualdad social creciente, en donde la brecha entre pobres y ricos aumentó de manera considerable en las últimas décadas, marca la estrechez de la educación, por sí sola, como igualadora de oportunidades.

En este sentido, un proyecto de investigación del Instituto Gino Germani de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) difundido esta semana refleja que mientras 7 de cada 10 graduados universitarios de hogares pudientes encuentra trabajo pleno (que supere la canasta de alimentos), son tan sólo 2 de cada 10 los profesionales pertenecientes a los sectores más desfavorecidos de la sociedad los que logran acceder al "privilegio" de un trabajo digno.
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Los egresados universitarios no están ajenos a los vaivenes del mundo laboral.

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