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 domingo, 13 de noviembre de 2005  
[Retrospectiva]
Cuatro ensayos en torno al hechizo del fascismo
Los mecanismos a través de los cuales la filosofía totalitaria logra colarse en la sociedad norteamericana descripta hace casi cincuenta años pero con la vigencia de un clásico

Rubén Chababo

Casi cincuenta años después de haber salido a la luz pública se editan por primera vez en español estos ensayos de Theodor W. Adorno, uno de los pilares de la llamada Escuela de Frankfurt y figura medular de la filosofía de la segunda mitad del siglo XX. Muchas son las virtudes de estas páginas que indagan en torno a la construcción de la mentalidad fascista: sin embargo habría que señalar que buena parte del resplandor de estos textos está en haber sido concebidos en los años mismos en los que el nazismo tenía lugar en Europa y en los inmediatamente posteriores, cuando el hechizo de ciertas estrategias desplegadas por esta filosofía totalitaria comenzaba a ganar algunos espacios nada menores en la escena pública norteamericana, lugar donde Adorno pasó buena parte de su exilio.

Cada uno de los cuatro ensayos reunidos en este libro dialoga fuertemente con el resto de los que componen el volumen. "Antisemitismo y propaganda política", el primero, es el resultado de un estudio llevado adelante en las aulas de la Universidad de Columbia en el que Adorno describe la "naturaleza psicológica" de la propaganda antidemocrática y antisemita estadounidense y su capacidad de penetración en las masas. Para ello, pone su oído en las emisiones radiofónicas pertenecientes a agrupaciones religiosas en las que detecta la transformación de la doctrina cristiana en eslóganes de violencia política.

La sutil urdimbre que sostiene a estos discursos enunciados por los predicadores -basada en conceptos como los de peligro o amenaza-, construye el perfil de nuevos enemigos, alentando la búsqueda de soluciones autoritarias para la existencia de estos males: "los programas son abstractos y vagos, sus realizaciones son falsas e ilusorias, ya que la promesa expresada en la oratoria fascista no es otra que la misma destrucción. Difícilmente pueda considerarse casual que todos los agitadores fascistas insistan en la inminencia de algún tipo de catástrofe".

El segundo ensayo, "La teoría freudiana y los esquemas de la propaganda fascista", escrito en estrecha colaboración con Max Horkheimer, puede ser leído como una ampliación de algunos tópicos desarrollados en el primer ensayo pero esta vez sosteniendo parte de su argumentación en la lectura de aquellas formulaciones de Freud dedicadas a pensar la relación entre la figura del líder y la masa.

Todo el artificio teatral que el líder despliega frente a sus seguidores, el uso de los rasgos histéricos gestuales en sus discursos y la búsqueda del hechizo como modo de conseguir la adhesión de las masas es estudiado por Adorno con rigurosidad, haciendo un contrapunto entre aquello que la teoría psicoanalítica propone y los irrefutables ejemplos que el nazismo y concretamente la figura de Hitler le ofrecen para el análisis "El líder puede adivinar las necesidades y los deseos psicológicos de aquellas personas que pueden ser receptivas a su propaganda porque psicológicamente se parece a ellas, y se distingue, más que por su superioridad, por la capacidad de expresar sin inhibiciones lo que en los otros está latente", dice Adorno.

El tercero de los ensayos, "Para combatir el antisemitismo en la actualidad", es una trascripción de una conferencia dictada en 1962, en el marco de una serie de encuentros promovidos por la Sociedad para la Cooperación Cristiano-Hebrea. Más allá de un análisis detallado de la cuestión antisemita de su tiempo, esta conferencia es un repertorio de respuestas que Adorno le propone al auditorio para ser dadas ante el despliegue de opiniones prejuiciosas contra los judíos.

Parte este ensayo de la evidencia de que en la Alemania de aquellos años, si bien el antisemitismo no representa un peligro, sí lo es la sombra de los nacionalismos que se cierne sobre la nueva sociedad de post guerra. Adorno sostiene que en la Alemania de los años sesenta, si bien no es posible hablar de un antisemitismo oficial, puede señalarse la existencia de lo que él llama "criptoantisemitismo", una actitud que camufla el resentimiento ante la comunidad judía sin poder manifestarse ampliamente en un país en el que es, en aquellos años, políticamente incorrecta cualquier opinión desfavorable a quienes fueron víctimas directas del nazismo: "En este ocultamiento -dice- yace un peligro potencial. El cuchicheo, el rumor, la opinión que no acaba de decirse a las claras, son desde siempre el medio en el que se mueven los descontentos sociales de todo tipo y que, dentro del orden social, no osan salir a la luz (...) El criptoantisemitismo conduce por sí mismo a la fe en la autoridad".

El último de los ensayos es acaso el que más puede ser de interés para el lector argentino. Se titula "Qué es elaborar el pasado" y fue publicado en 1960. En él Theodor Adorno analiza con una destacable lucidez el complejo fenómeno del trauma que recorrió a la sociedad alemana de posguerra una vez conocida la existencia de los campos de exterminio.

A lo largo de las breves páginas de este ensayo, el autor echa luz sobre la comodidad que significó para gran parte de la población alemana el hecho de vivir bajo el nacionalsocialismo y la resistencia a aceptar el nuevo tiempo democrático y por ende revisar los crímenes perpetrados por ese mismo régimen benefactor. "A mucha gente no le fue nada mal durante el fascismo. El terror extremo iba dirigido sólo contra unos pocos grupos relativamente bien definidos (...) Frente al laissez faire, el mundo hitleriano protegía en alguna medida a los suyos de las catástrofes naturales de la sociedad a las que estaban expuestas las personas".

Adorno no sólo descree de que la sociedad alemana de post-guerra esté dispuesta a revisar su conciencia criminal sino que además abre un interrogante respecto a la posibilidad concreta de que en un futuro cercano los años del nazismo puedan ser asumidos como responsabilidad colectiva por parte de la sociedad. "El gesto de olvidar y perdonarlo todo, que correspondería a quienes han sufrido injusticia, es practicado en cambio por los partidarios de quienes la cometieron (...) Sólo se habrá elaborado el pasado cuando las causas de lo ocurrido hayan sido eliminadas. Sólo porque las causas subsisten, hasta el día de hoy no se ha roto su hechizo", enfatiza.

Muchas de estas ideas pueden resonar como bastante cercanas al oído de los lectores argentinos, y hasta podría decirse que algunos pasajes parecen escritos en este mismo presente por alguien que estuviera leyendo el estado de negación respecto a las responsabilidades en el pasado reciente de las que fue protagonista nuestra propia sociedad.

Más allá de estas reflexiones, hay que decirlo, "Ensayos sobre la propaganda fascista", esperó sorprendentemente demasiado tiempo para salir a la luz en nuestra lengua. Si bien muchas de las reflexiones de Adorno sobre la experiencia nazi y la sociedad totalitaria pueden ser rastreadas en tantos otros ensayos de su autoría, este ejemplar que hoy llega a las manos del lector de habla hispana permite corroborar la lucidez de un pensamiento y de un modo de leer la sociedad que no sólo no ha perdido vigencia sino que, a la luz de nuestra historia reciente nos interpela y nos ayuda a repensar la liviandad con que tantas veces hemos sucumbido trágicamente al hechizo del autoritarismo.
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