Año CXXXVIII Nº 48921
Política
La Ciudad
Economía
Información Gral
El Mundo
La Región
Escenario
Opinión
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 30/10
Mujer 30/10
Economía 30/10
Señales 30/10
Educación 29/10
Salud 26/10
La otra mirada 22/10

contacto

servicios
Institucional

 jueves, 03 de noviembre de 2005  
Los suburbios de París, un escondite de pobres
La constante violencia en los guetos de la capital francesa desnudó la desesperanza y la furia de los inmigrantes

París. - La ola de violencia en varios suburbios de París amenaza con convertirse en un tema social grave: sólo durante la noche del martes al miércoles grupos de jóvenes quemaron 128 autos. El presidente Jacques Chirac pidió ayer serenidad y mano firme luego de seis noches de disturbios en las afueras de la capital francesa.

La violencia, provocada inicialmente por la muerte de dos adolescentes, puso al desnudo la desesperanza, la furia y la delincuencia arraigada en los suburbios pobres, verdaderos guetos donde sobreviven los inmigrantes. "Hay que aplicar la ley con firmeza y en un espíritu de diálogo y respeto", dijo Chirac en una reunión de gabinete. "La ausencia de diálogo y la escalada de la falta de respeto conducirán a una situación peligrosa", advirtió.

Los enfrentamientos entre jóvenes manifestantes y la policía antidisturbios ya son una imagen recurrente en los suburbios parisinos, en un país que proclama su ideal de igualdad, pero esconde a sus pobres en hogares de emergencia apartados de la mayor parte de los franceses.

Estos guetos iluminados por los autos en llamas se encuentran a menos de una hora en auto desde París, pero la mayor parte de los que residen en la rica ciudad sólo conocen estas áreas por los carteles indicadores de las autopistas cuando se alejan o se acercan a la capital.

Es un hecho comprobado que los jóvenes que viven en edificios estatales, pese a que en su mayoría son ciudadanos franceses, deben enfrentar frecuentemente flagrantes discriminaciones cuando se presentan ante un posible empleador, con sus facciones extranjeras o con un nombre de origen foráneo.

Francia prometió libertad, igualdad y fraternidad pero no generó los puestos de trabajo que en épocas pasadas colaboraron para la integración de los inmigrantes. París intentó desde programas sociales hasta la represión policial para lidiar con la frustración resultante del desempleo. "Esta es la paradoja de la integración enfrentada a las promesas que la república no logró cumplir", dijo el criminalista Alain Bauer.

La abierta rivalidad política entre el primer ministro, Dominique de Villepin, y el ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, en la carrera presidencial hacia los comicios del 2007, ha tensado aún más el clima. "Temo que los árabes y africanos de Francia están siendo utilizados como títeres en el debate político rumbo a las próximas elecciones", dijo el trabajador social Aziz Sahiri en un debate televisivo del que participó con Bauer.

El ambicioso Sarkozy, que compite con Villepin para liderar a la derecha en las próximas elecciones presidenciales, ha buscado consolidar su base tradicional valiéndose de duras políticas de ley y orden. Incluso llegó a decir que utilizaría un "limpiador de alta presión" para los barrios problemáticos de "gentuza".

Sarkozy también busca balancear las políticas de "tolerancia cero" con propuestas de discriminación positiva para ayudar a los hijos de los inmigrantes, y con fondos estatales para colaborar en la construcción de mezquitas.

Pero esas propuestas corren el riesgo de ahogarse en la cacofonía que rodea a las últimas protestas y en las objeciones de Villepin y gran parte de la clase política, hostil a medidas con sabor a un estilo estadounidense.

Las raíces del problema se remontan a tres o cuatro décadas atrás, cuando inmigrantes árabes y negros empezaron a llegar a Francia desde Africa y comenzó la construcción de nuevos asentamientos pobres en las afueras de las grandes ciudades para albergarlos.

Estos sombríos edificios estatales son ahora guetos étnicos que la mayor parte de los franceses rara vez se animan a visitar, y que los medios periodísticos sólo tratan en términos de venta de drogas, violaciones perpetradas por bandas y supuestos militantes islámicos que encuentran allí.

Excluídos de un sistema político que está firmemente en manos de los hombres blancos, algunos residentes de los suburbios crearon asociaciones de autoayuda. Pero las autoridades respondieron con críticas por considerarlas inaceptablemente étnicas, debido a que sus nombres incluyen el término "musulmán".
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados