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 jueves, 03 de noviembre de 2005  
Renuncia un aliado clave de Tony Blair por otro traspié en su vida privada
Acorralado por errores personales, el ministro de Trabajo David Blunkett dejó el gobierno por segunda vez

Londres. - En otro golpe para Tony Blair, el ministro británico David Blunkett, uno de sus más estrechos aliados, renunció ayer por segunda vez en menos de un año. Blunkett, titular del ministerio de Trabajo y Pensiones, debió dimitir tras un escándalo por un negocio particular, en medio de las acusaciones de la oposición conservadora de haber perdido credibilidad política.

El ministro de 58 años, quien es ciego, ha sido durante mucho tiempo un aliado y amigo personal de Blair. Por eso el primer ministro aceptó "con reticencias" su renuncia. En sus palabras, Blunkett es una persona de grandes valores, honesta, y que hizo mucho por Gran Bretaña comprometiéndose en innumerables retos personales.

Según los analistas, el escenario político del Reino Unido acaba de perder tal vez para siempre a uno de sus más importantes protagonistas sobre las tablas de la economía, pero también a uno de los mayores expertos en el sistema de pensiones.

Se trata de la segunda dimisión de Blunkett del gabinete de Blair. En diciembre de 2004 ya había renunciado como ministro del Interior, tras un tórrido "affaire" amoroso con Kimberley Quinn, editora de la revista británica Vogue, quien estaba casada. Blunkett admitió entonces que había usado su influencia política para obtener un visado permanente para la niñera filipina de Quinn, y después de un largo proceso judicial obtuvo el reconocimiento de la paternidad del hijo mayor de la editora.

Esta vez, Blunkett ha sido acusado de violar el código de conducta ministerial, al asumir la dirección de una empresa de bioquímica genética y al comprar acciones en esa empresa para sus hijos. Se le reprocha haber aceptado ese cargo directivo en la empresa privada sin haber consultado previamente al comité de ética del gobierno y, así, haber entrado en un conflicto de intereses.

Lo curioso es que, nuevamente, los problemas estaban relacionados con las faldas, ya que fue una rubia de 29 años llamada Maklerin Sally Anderson quien ventiló el asunto de la empresa de biogenética.

Blunkett pidió ayer perdón por los "errores" cometidos, y admitió que no consultó a un comité asesor antes de aceptar puestos corporativos tras su salida del gobierno el año pasado, pese a recibir tres cartas de advertencia. Sin embargo, también señaló que la prensa y sus enemigos dentro del laborismo orquestaron una campaña en su contra para forzarlo a dimitir, y explicó que deja el cargo para "proteger al gobierno".

Como nuevo ministro de Trabajo, Downing Street presentó ayer a John Hutton, de 50 años. Hutton ya era miembro del gabinete como canciller del ducado de Lancaster, cargo que obtuvo tras las elecciones de mayo. Previamente, se desempeñó como secretario de Estado del Ministerio de Salud.


Final de una carrera brillante
Blair, que apoyó a su amigo y ministro en las dos crisis hasta el final, introdujo a Blunkett en el gabinete después de las elecciones de mayo pasado. Los analistas políticos en Gran Bretaña opinaron ayer que la dimisión de Blunkett supone una derrota para Blair.

"Esto pasa en un mal momento para el primer ministro y una de las cosas que le faltan ahora a Blair es tiempo", comentó el analista del Times Peter Riddle. Para Blunkett, que ingresó a las filas del laborismo en 1974 en la ciudad de Sheffield, estos hechos supondrán con casi toda seguridad el final de una brillante carrera. El político, que siempre va acompañado de su perro-guía, un labrador llamado Sadie, fue en su momento considerado un "peso pesado" de los laboristas, e incluso se hablaba de él como sucesor de Blair.

Este nuevo escándalo podría, en opinión de los analistas, acelerar la salida de Blair de la arena política, después de que anunciara su decisión de no presentarse a un cuarto mandato después de 2009 o 2010. Por su parte, el jefe de la oposición conservadora, Michael Howard, reprochó a Blair el haber apoyado a Blunkett durante demasiado tiempo, minando su credibilidad política. "¿Cuánto tiempo más soportará este país a un primer ministro que está en el cargo pero no en el poder?", se preguntó.
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Blair conduce a su amigo David Blunkett, siempre envuelto en escándalos.

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