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 domingo, 30 de octubre de 2005  
Entre Ríos: el palacio de Urquiza
A treinta kilómetros de Concepción del Uruguay se encuentra la residencia del líder entrerriano

Matías Yakimovsky

Esta historia nace a orillas de un arroyo y a la sombra de unos talas, en un campo, hacia la izquierda del camino que conduce a la Calera de Barquín, cerca de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos.

Allí nace un 18 de octubre de 1801 Justo José de Urquiza, el último vástago varón de la familia de Joseph de Urquiza, un inmigrante vasco que llegó a América en 1774, cuando tenía 12 años.

Justo José se emparenta con una familia de caudillos por intermedio de su hermano, Cipriano José de Urquiza, casado con Teresa López Jordán, hermana de Ricardo López Jordán y Francisco "Pancho" Ramírez, hijos de la misma madre.

Pero quedémonos dentro del Palacio. Su construcción comenzó en 1848, para residencia particular del capitán general Justo José de Urquiza, primer presidente constitucional de la Argentina. No sólo fue su morada, sino escenario de hechos esenciales para la vida nacional: se firmaron tratados nacionales e internacionales, asistiendo personalidades de todo el país y el mundo.

Conserva un magnífico mobiliario y colección pictórica. Una capilla, cocheras, herrería y un gran lago artificial, hoy en ruinas. La residencia es única en su tipo en el país y difícil encontrar algo comparable en el mundo. Tiene dos entradas. La posterior la utilizó Urquiza como entrada principal, por ella ingresaron los 50 hombres montados en sus caballos en la noche del 11 de abril de 1870, para asesinarlo.


Patios
Consta de dos patios. El patio del parral constituye uno de los dos grandes ambientes de la residencia; las diecisiete habitaciones que lo circundan se destinaban para alojar a familiares. El parral de hierro forjado fue construido por el artesano Tomás Benvenuto, constituyendo una verdadera obra de arte. Muchas de las vides que se plantaron en 1861 continúan en pie.

El patio de honor, es el recinto principal de la residencia, rodeado por dieciocho habitaciones dormitorios para los moradores y los huéspedes ilustres. Consta de unas amplísimas galerías, sostenidas por veintiocho columnas toscanas. El piso de los corredores es de mármol importado de Génova y el patio de piedras de Spezia.

Para cada ángulo de la galería, Urquiza hizo pintar a Blanes, oleos que recuerdan las acciones guerreras en las que intervino. Juan Manuel Blanes, destacado pintor uruguayo, se convirtió en el pintor de cámara de Urquiza, permaneciendo años en la residencia.

En el año 1851 Urquiza obtuvo una autorización del Vaticano para erigir una capilla pública en su residencia. Blanes pintó frescos en la capilla, el mayor de los cuales de 2,50 metros, representa el pasaje bíblico del santo en el momento del anuncio del Angel del Señor para la huída de Egipto.

La cocina, de hierro con adornos de bronce y cuatro hornallas fue construida en Buenos Aires por Tomás Benvenuto en 1864. El primer servicio de agua corriente del país fue instalado en el Palacio.

Plantas de las mas diversas especies se conservan en el Jardín Francés y en el parque Exótico junto a dos enormes pajareras. El lago artificial, en ruinas, fue la última construcción monumental que se hiciera en San José. Urquiza hizo construir un barco para navegar en ese lago, se llamó San Cipriano, en honor a su hermano asesinado en Nogoyá el 26 de enero de 1844.


Esta historia no ha terminado
El palacio San José sigue encantado. Cada 11 de abril en un rincón del palacio se escuchan los jadeos y suspiros de doncellas que reclaman al joven seductor de los ojos pardos. En otro extremo las exclamaciones de gauchos y porteños: ¡Viva Urquiza! ¡Muera Urquiza! Cuánto amor desenfrenado en las doncellas. Cuanta pasión en un grito. Cuanto odio en otro. Cuanta sangre derramada.

El Palacio San José permanece abierto todos los días del año excepto el 25 de diciembre y el 1 de enero. Posee servicio de guía, cafetería y restaurante y el Telefax es (03442) 495020.

La patria no es un ser inanimado, tiene un alma, un espíritu. Es la acumulación de gestas heroicas, es la aleación de quimeras y ensueños de sus precursores. La patria sólo se ama si se conoce su historia. En el Palacio San José vive un pedazo de nuestra patria.
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En una de las galerías del patio de honor estaba sentado Urquiza el día de su asesinato.

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