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 domingo, 30 de octubre de 2005  
La televisión en la mira
"Criminal" desató una polémica sobre la incidencia que tienen los contenidos de un policial de ficción en las conductas sociales en la vida real. La miniserie de Canal 9, protagonizada por Diego Peretti, vuelve a poner a la pantalla chica en el ojo del huracán

Pedro Squillaci / Escenario

"Criminal" se ubicó en el centro del debate por haberle dado un tratamiento de ficción a un caso de justicia por mano propia. Una denuncia por "apología del delito" hizo peligrar la emisión del unitario en la pantalla de Canal 9. Pero no fue más que un susto. El programa salió al aire. Sin embargo, quedó flotando una pregunta: ¿hasta qué punto un programa de televisión puede inducir a conductas sociales aberrantes?

"La ficción construye un sentido que no necesariamente se tiene que leer linealmente en la vida cotidiana", dijo Diego Palacio, director artístico de Endemol y realizador del unitario de Telefé "Historias de sexo común". "Cuando algo te emociona es real, se te pone la piel de gallina y te pasa de verdad -añadió-. Pero de ahí a que se transfigure en una praxis delictiva, no. No porque veas una película de terror vas a salir asustando a todos, o porque mires una comedia le vas a contar chistes a todo el mundo".

"A mí jamás se me ocurriría que el guionista que escribió «Criminal» tiene una mirada asesina, o nosotros cuando hacemos «Historias de sexo...» es porque pensamos en sexo todo el día", comentó Palacio, y agregó: "El espacio de la ficción tiene un discurso realista pero obedece a una producción artística".

La profesora de derecho penal y criminología de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Cristina Caamaño, puso reparos a la ficción de Ideas del Sur. "La gente sabe distinguir la apología, no somos idiotas", comentó en un reportaje concedido a la página web televisión.com.ar. "Realmente, no creo que algo tan burdo altere la paz social y por tanto, que se configure la apología del delito -siguió-. Lo que sí creo es que no es un buen mensaje, sobre todo ahora, cuando la gente cree que está bien ir armada porque siente que cada vez hay más inseguridad".

"Tengamos en cuenta que hay más de 2,5 millones de armas sin registrar en nuestro país -señaló Caamaño-. Pero de ahí a pensar que a partir de (Diego) Peretti se va a generar una ola de vengadores, es mucho".

Desde que "Criminal" salió al aire el 18 de septiembre siempre se supo que sería piedra de discusión. La justicia por mano propia es un tema delicado y puesto en la pantalla chica, control remoto de por medio, afecta muchas más susceptibilidades. Así lo sintió Eduardo Jorge Iriarte, quien presentó la semana pasada una denuncia judicial por "apología del crimen", tipificado por el artículo 213 del Código Penal, que establece penas de un mes a un año de prisión a quien "hiciere públicamente y por cualquier medio la apología de un delito o de un condenado por un delito".

Según el denunciante, el contenido de "Criminal" "alienta y genera situaciones violentas y la ideología de que éstas conductas son correctas", y, por lo tanto, reclamó a la Justicia que "se proceda a retirar del aire, el programa mencionado que se emitirá el día lunes 24 del corriente mes y año (que finalmente se emitió), dado que las imágenes que se ventilarán son de una extremada violencia, que podrían tener mayores consecuencias que el delito denunciado".

Pese a la denuncia, el programa del lunes pasado salió al aire porque dicha presentación no fue ratificada. "El juzgado no mandó la cédula para ratificar la denuncia; es que el caso tomó conocimiento público y todo se fue de las manos", expresó Alberto Martín Rodríguez, abogado del denunciante.

"Se pidió que se levante del aire el programa no por un capítulo en particular, sino porque el ciclo da un mensaje de apología del delito", destacó Rodríguez. "Respondimos a la indignación de Iriarte (el demandante), quien no vivió nada personal que le haya inspirado esta denuncia, sólo que él tiene el derecho, como cualquier particular, de objetar algo que considere inadecuado y en consecuencia reclamar al Estado que tome las medidas que correspondan", enfatizó el representante legal todavía sorprendido por la repercusión pública que tomó el caso.

La titular de la cátedra de Epistemología de la Comunicación de la carrera de Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Sandra Valdettaro, dio su mirada sobre el lenguaje audiovisual y sus connotaciones en la sociedad. "No se conocen casos comprobados entre contenidos de violencia televisivos y conductas reales.

La televisión instauró una especie de horizonte perceptivo que tiene que ver con las posibilidades que una sociedad se propone para sí misma. Y allí surge un efecto mediado e indirecto en las personas, pero no conozco estudios empíricos que indiquen que hay que intervenir en ese sentido", consideró quien además se desempeña como directora del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UNR.

Tras indicar que toda acción judicial que se traduzca en levantar el envío del aire "podría entenderse como un procedimiento de censura", Valdettaro hizo hincapié en los contenidos de la TV actual: "La televisión tiende a lo escabroso, a lo novedoso, es una suerte de adicción por la sorpresa. La TV implica una lectura fragmentada y asociativa, y no toma a lo pedagógico como central en su lenguaje".

Por si hiciera falta otro elemento para sumar polémica, desde la producción del envío sostuvieron que emitir el programa dentro del horario de protección al menor les daba un paraguas suficiente. Sin embargo, no todos opinan lo mismo. "Es una mentira, porque el horario de protección al menor ha desaparecido, y es evidente. Los núcleos mayoritarios de audiencia infantil se dan a partir de las 22.30. Es que la promoción de los programas con escenas sexuales fue tan eficiente, que los chicos se corrieron de horario", indicó el titular de la Asociación Civil Contenidos Medios y Sociedad, Pedro Simoncini.

En ese marco, el uso de la censura terció en la discusión: "No creo en la censura previa, pero sí en el ejercicio de libertad responsable. Pero sucede que cuando se les recuerda sus obligaciones a los que quieren violar las normas legales y la ley de radiodifusión, enseguida hablan de censura", aportó Simoncini.

La polémica sobre "Criminal" obligó a reflexionar sobre el contenido de la televisión argentina. Más allá de juicios y censuras previas, es saludable que una ficción despierte opiniones sobre inseguridad en la vía pública, la locura, los mandatos paternos y la enajenación que provocan los trabajos rutinarios. "Criminal" también habla de eso. Y es un fiel reflejo de la sociedad actual.
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