El espacio de juegos de Corrientes y Wheelwright cumplió ayer dos años

La Isla de los Inventos festejó a lo grande

Al aire libre, sobre las vías, se montó un espectáculo multimedia con 20 artistas, música en vivo y videos

El viejo guardia de la estación no entendía nada. Los pasajeros subieron al tren, se acomodaron, y el convoy tomó altura. Empezó a volar. Se perdió en el aire. Eso fue sólo el final del espectáculo con el cual La Isla de los Inventos (Corrientes y Wheelwright) celebró ayer su segundo aniversario. Montada al aire libre, sobre las vías del ferrocarril, de la obra participaron 20 artistas de dos compañías rosarinas -Kumulus Limbus y Nang- que mezclaron actuación, danza, números circenses, música y video para contar historias de viajes, de esperas y de encuentros. Pero, como se trataba de un cumpleaños, tampoco faltó la torta, las velitas ni el deseo de que se cumplan muchos más.

Es que los festejos comenzaron temprano. A partir de las 15, el espacio de juegos montado en la ex estación de trenes Rosario Central abrió sus puertas para que los chicos se entretuviesen a lo grande, y los grandes se divirtieran como chicos. Y ni unos ni otros se resistieron a esta consigna.

Así, por toda la estación iban y venían pibes con disfraces coloridos cantando y bailando. Otro grupo intentaba caminar con pasos de elefante o de hormiga. Los más chiquitos paseaban en un carrito de letras gigantes, se hamacaban sobre una coqueta letra "m", o se tiraban por el tobogán formado por una voluptuosa "d" minúscula.

Mientras tanto, en el sector donde funciona la fábrica, otros hacían papel reciclado y estampaban dibujos para convertirlo en tarjetas. Y no faltaron papás y abuelas sumándose gustosos al trabajo.

La directora y mentora de La Isla, Chiqui González, se mostró entusiasmada. "Están todos. Los que vienen siempre y muchos que todavía ni siquiera sabían de que se trata todo esto", comentó.

No exageraba. Entrada la tarde, la gente era tanta que los espacios de la estación amenazaban con quedar chicos. Entonces, los músicos de Asaltimbanqui se subieron al escenario central e hicieron mover los pies a más de uno con sus canciones que -como un homenaje a sus abuelos inmigrantes- alternan tarantelas, tangos y ritmos de los balcanes. Y, a manera de estreno, presentaron "Dos besos", "Tu reloj" o "Gato Negro", temas de su próximo disco.


Inventores, torta y velitas
Después la acción se corrió a los andenes de la estación. Allí tres antiguos inventores se las vieron en figurillas para plasmar su máxima creación: el futuro. No estuvieron solos. El público sumó sus deseos para poder diseñar los tiempos por venir.

Las ideas no tardaron en llegar. Tantas y tan grandes como la torta que después se compartió en el centro de la estación. Gigante, con cientos y cientos de velitas que se encendieron para cantar el feliz cumpleaños.

Pero la fiesta todavía no había terminado. Afuera del edificio de La Isla, en una gran pasarela montada sobre los rieles, o sobre los costados de los andenes, cientos de personas comenzaban a ocupar su lugar para disfrutar de "Entrenalaire", el espectáculo multimedia encargado de cerrar el cumple.

El escenario lo formaban las mismas vías del ferrocarril, la pasarela peatonal que los cruza y la locomotora.

Los personajes eran el guarda de la estación, los viajeros, un par de enamorados y el hada del tiempo,que fue la encargada de convertir en realidad los deseos de cada uno.

Historias simples y cotidianas pero sumamente atractivas, narradas con una jugada puesta en escena que incluyó teatro, danza, música en vivo, video animaciones, malabares y números de circo.

El cumpleaños había terminado. Pero el equipo de La Isla ya comenzaba a pensar en la próxima fiesta.

La celebración incluyó una recreación histórica de viajes, trenes y encuentros.