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 domingo, 23 de octubre de 2005  
Elecciones 2005. El resultado tendrá una fuerte incidencia para ambos líderes
Obeid y Binner son los que más arriesgan
El jefe de la Casa Gris pone en juego la gobernabilidad. El ex intendente rosarino su deseo de sucederlo en el cargo

Ricardo Petunchi / La Capital

Tiene razón el gobernador Jorge Obeid: después del domingo viene el lunes. Habría que agregar que puede ser un lunes negro para el propio Obeid o para el ex intendente Hermes Binner. Es que las elecciones legislativas de hoy tendrán enorme incidencia en el futuro político de varios de los máximos dirigentes de la provincia de Santa Fe.

Por la noche, cuando la realidad de los votos desplace de la escena a encuestas y pronósticos, será el tiempo de ganadores y perdedores.

Obeid, Binner, Carlos Reutemann, Miguel Lifschitz y Agustín Rossi son protagonistas con peso propio en esta historia. Todos se juegan algo, pero los que más arriesgan son Obeid y Binner. Uno pone en juego la gobernabilidad de su administración; el otro, su futuro político. El primer candidato del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, es el caso opuesto: aun perdiendo por escaso margen, será uno de los ganadores.

Los resultados le marcarán al gobernador cómo será el tránsito hasta el final de su mandato, dentro de dos años. Y un traspié de Rossi se sentirá en la Casa Gris como las tormentas tropicales que están asolando el Caribe. Porque más allá del intento de nacionalizar la campaña, muchos santafesinos harán una evaluación de la gestión provincial en el momento de votar.

Es cierto que Néstor Kirchner le puso el pecho a la campaña en Santa Fe, pero sería aventurado suponer que un rechazo a Rossi pueda leerse, sin matices y aisladamente del resto del país, como un castigo al presidente.

En cambio, sí significaría un mensaje directo a la gestión obeidista. En consecuencia, el mandatario deberá atender ese reclamo e imprimirle otra impronta a su gobierno. Pero no es todo: en este escenario, la incidencia política de Obeid de cara al 2007 será nula. El pase de factura se hará sentir de una punta a la otra de la geografía provincial.

Tan grande como el riesgo puede llegar a ser el premio. Si el Frente para la Victoria se impone, Obeid habrá recibido un espaldarazo fenomenal. Hacia adentro de su partido y hacia afuera. Nada podrá hacerse en el PJ sin escuchar, y contemplar, sus intereses.

Si el desafío es importante para el gobernador, se puede decir lo mismo de Binner. El líder socialista pone en juego su candidatura a gobernador en 2007. Hoy su nombre no admite discusiones y representa la posibilidad concreta de terminar con 23 años de hegemonía peronista.

Un triunfo, aunque sea ajustado, actuará como un talismán para buena parte de la oposición. Incluso para algunos partidos que eligieron transitar solos este examen pero que tienen muchas coincidencias con el líder socialista.

Pero, en el caso de un hipotético revés en las urnas, ¿Binner podrá mantener sus aspiraciones de pelear por manejar los destinos de la Casa Gris? Parece difícil. La derrota nunca ha servido de trampolín para ir en procura del desafío mayor. En el peronismo se regodean: "Se juega la vida", y se ilusionan con verlo afuera de la grilla en la carrera hacia la Gobernación. El socialismo espanta fantasmas a la luz de las encuestas que le auguran días felices.


Puja con bonus track
Binner también cosechará buenos dividendos si gana. Podrá argumentar, con justa razón, que salió airoso en una puja que encontró en la vereda de enfrente a Kirchner y Reutemann, nada menos. Y si bien ya es un referente del progresismo nacional, una victoria de esa envergadura le otorgaría, indudablemente, un bonus track.

De todas maneras, cerca de Binner desalientan una apuesta nacional en el futuro cercano. Convencidos de los beneficios de caminar sobre suelo firme, creen que sus prioridades para el 2007 deben ser retener la Intendencia de Rosario y ganar la provincia. Y construir desde abajo hacia arriba en el resto del país. La experiencia de la Alianza, que llegó al poder sin tener firmes los cimientos y se derrumbó en dos años, todavía les provoca escozor.

Binner y Obeid deberán esperar hasta el último voto antes de respirar aliviados. Pero el lunes de Agustín Rossi será de festejo. Salvo que sufra una paliza histórica, una derrota descalificadora, el actual presidente del Concejo Municipal de Rosario será uno de los grandes ganadores de la jornada. Incluso, hasta una caída decorosa podrá computarla a su favor. Aceptó una pelea muy dura cuando otros peronistas se bajaron del ring sin siquiera ponerse los guantes, y eso en política se respeta.

Todo cambió muy rápido para el edil rosarino. Hace pocos meses aspiraba a conservar su banca; incluso, para las internas abiertas, no logró convencer a Esteban Borgonovo de que lo secundara en su lista de candidatos a concejal.

Ahora Rossi será diputado nacional y, según aseguran cerca suyo, el candidato natural del justicialismo para la Intendencia de Rosario en 2007.

Por eso, cuando después del domingo llegue el lunes, sólo una derrota poco digna le podrá diluir el sabor de la victoria.

Para Reutemann los resultados no serán determinantes. Tampoco indiferentes. Aunque no participó en el armado de la lista, es el referente más importante del PJ provincial y en la Casa Rosada, si los votos no acompañan, alguna factura lo va a estar aguardando. Ya comprobó en el acto del 17 de octubre que Kirchner no tendrá reparos en castigarlo.

Otro gran interrogante es qué le deparará el día después a la vicegobernadora María Eugenia Bielsa. De arranque, si en Rosario las cosas salen mal, el reutemismo no será benévolo con ella. Y ahora se suma a los reproches contenidos el mal trago que pasaron con Sergio Rossi, un integrante de la mesa chica de la vice.

Así como Agustín Rossi aparece como uno de los ganadores, también se vislumbra un horizonte promisorio para el intendente Miguel Lifschitz. Estas elecciones pueden terminar de proyectar su gestión al resto de la provincia y posicionarlo en primera fila en la lista de espera para la Casa Gris.

Finalmente, Kirchner. Si hay festejo se habrá convertido en el gran elector del peronismo y la provincia pasará a formar parte de su capital político personal. Si los números le traen una derrota, el presidente tendrá para exhibir, seguramente, los buenos resultados nacionales y el triunfo contra el duhaldismo.

Como dijo el gobernador, después del domingo viene el lunes. Pero habrá quien prefiera que un lunes así no llegue nunca.

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