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 domingo, 23 de octubre de 2005  
Segunda vuelta
Polonia elige si será liberal o nacionalista

Varsovia. - Los dos tienen raíces políticas en la oposición anticomunista del sindicato Solidaridad en los años 80, pero en vista de las elecciones presidenciales de hoy en Polonia, ahí terminan las coincidencias entre el promotor del liberalismo económico Donald Tusk y el combativo nacionalista Lech Kaczynski.

La promesa de Tusk de un mercado libre moderno y abierto "del cual Polonia pueda estar orgullosa" le valió una buena cantidad de votos al vicepresidente del Parlamento en la primera ronda de las elecciones presidenciales el 9 de octubre: consiguió el 36,3% de los votos frente al alcalde de Varsovia, Lech Kaczynski, quien obtuvo el 33,1% de los votos para su proyecto nacionalista.

Como ninguno de los candidatos obtuvo una victoria con al menos el 50%, la elección se decidirá en una segunda vuelta.

Con una tasa de desempleo del 18% -la más alta entre los 25 Estados miembro de la Unión Europea (UE)-, el crecimiento económico y la creación de empleo en Polonia fueron temas clave en las campañas para las dos elecciones presidenciales y las elecciones parlamentarias del 25 de septiembre.

Con la promesa de un impuesto del 15% sobre los ingresos, negocios y el consumo para estimular el crecimiento económico y del empleo, la Plataforma Cívica (PO) de Tusk perdió por escaso margen en las elecciones parlamentarias ante el Partido Ley y Justicia (PiS) liderado por el hermano gemelo de Kaczynski, Jaroslaw.

Pero en conversaciones de coalición con el PO, el PiS se desplazó hacia el centro económico con altisonantes promesas de promover el comercio mediante un recorte impositivo. Los analistas -y especialmente Tusk- señalan que una victoria presidencial de Lech daría en la práctica a los gemelos Kaczynski un monopolio de poder en Polonia. Lejos de ser gracioso, esto podría representar una seria amenaza para la democracia del país, afirman.


La guerra en campaña
La dolorosa historia de la Segunda Guerra Mundial en Polonia también ingresó en la campaña presidencial mediante el asesor jefe de campaña de Kaczynski. La semana pasada, Jacek Kurski acusó a Tusk de ocultar el hecho de que su abuelo, Jozef Tusk, había servido en el ejército alemán bajo las órdenes de Adolf Hitler.

Más tarde, se supo que el abuelo de Tusk, al igual que miles de otros polacos que vivían en áreas o cerca de regiones controladas por los alemanes, en lo que ahora es el norte de Polonia, fueron reclutados de forma forzosa por los nazis. De acuerdo con los archivos históricos difundidos por los medios polacos, incluso más tarde se arriesgó a la muerte para desertar y unirse a la resistencia polaca en el oeste.

Kaczynski echó a Kurski y pidió disculpas a Tusk, pero no escapó a las fuertes críticas por explotar este tipo de hechos históricos dolorosos e inflamar los sentimientos nacionalistas contra el mayor vecino y socio comercial de Polonia en la UE, Alemania. Los analistas también advirtieron que el estridente nacionalismo de Kaczynski podría resultar problemático para las relaciones de Polonia con sus socios de la UE y de fuera de ella.

Dos encuestas realizadas después de la controversia sobre su abuelo y difundidas esta semana señalan a Tusk como ganador con el 55% de los votos, frente a un 45% para Kaczynski. (DPA)
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