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 domingo, 23 de octubre de 2005  
El cazador oculto: "¿Qué pasó en la noche de los Magazine?"

Ricardo Luque / Escenario

Nadie habló de otra cosa. Como siempre. Y eso que esta vez la fiesta cayó justo una semana antes de las elecciones. Pero la política, quién lo duda, tiene a todo el mundo cansado. Más cuando en la radio y la tele no se habla de otra cosa. ¿Qué pasó en la noche de los Magazine? La pregunta, que se repite como una maldición desde hace trece largos años, no es inocente, porque lo que pasó en la noche de los Magazine se vio clarito en la pantalla, este año, de Canal 5. Lo que la gente en realidad quiere saber es qué pasó en los minutos antes de que empiece el programa, en los cortes, en los festejos que se prolongaron hasta bien entrada la madrugada. Fácil. Pasó de todo. Primero, como la venganza es un plato que se sirve frío, las figuras de Canal 3 brillaron por su ausencia. ¿No fueron invitados? ¿No los dejaron ir? Un misterio. Lo cierto es que los únicos directivos del canal de avenida Perón que fueron a la fiesta padecieron el karma que, en la última entrega de los Martín Fierro, sufrió Roberto Pettinato: los sentaron lejos, bien lejos del escenario, a un pasito de los baños. La cena fue pantagruélica, pero las exigencias de la transmisión televisiva obligaron a que se sirviera tarde y, para desgracia de los invitados, la espera no fue matizada con los riquísimos canapés de la siempre encantadora Martha Cura. Una pena. Hasta ahí lo visto y oído. Porque lo que viene no fueron más que susurros. Sí, que Gastón Pauls se escapó al Bar del Mar en busca de consejos eróticos de la "mesa de los divertidos" es una leyenda. Tanto como que, en su búsqueda de placeres mundanos, se le pegaron Osvaldo Bazán, que con su barbita Tutankamos está cada día más parecido a Gustavo Cordera pero después de pasar un mes con un yunque atado en la cabeza, y Roly Logiúdice, que se pasó la noche festejando las cien funciones de Juan Pablo en el Broadway como si fuera el dueño del teatro y, en realidad, ¿no es el director de La Comedia? Oscar Fini tomó otros rumbos. Fiel a su estilo, se hundió en las oscuridades penetrantes de Gotika y no fue solo. Pero la gran incógnita de la velada es a dónde partió, rauda y veloz, esa rubia despanpanante que, enfundada en un atrevido vestido floreado de María Vázquez, le entregó el Magazine a Arturo Bonín y después, ante las fauces babeantes de los perros de presa invitados a la fiesta, desapareció. Como por arte de magia.
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