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 domingo, 23 de octubre de 2005  
Cerca de 15 mil trabajadores rosarinos son alcanzados por el impuesto
Ganancias, el nuevo socio de la paritaria
Aunque no mejore el ingreso real, las subas salariales ponen a más empleados al alcance del tributo

Marcos Cicchirillo / La Capital

Desde la devaluación hasta la actualidad se multiplicó la cantidad de rosarinos que trabajan en relación de dependencia que potencialmente pasaron a estar incluidos en el impuesto a las ganancias. No es obra de una mejora en la distribución de la riqueza. Se trata de entre 10 mil y 15 mil empleados de la región que, a pesar de haber sufrido una baja importante de su salario real tras la salida de la convertibilidad, hoy deben afrontar una mayor carga fiscal. Representan alrededor del 2% de los más de 500 mil empleados en esta situación en todo el país.

Empresarios y gremios locales coinciden en señalar que el mantenimiento de la base imponible -el gobierno nacional no prevé cambios en el presupuesto 2006- será una preocupación que irá tomando mayor peso en las futuras negociaciones de los convenios colectivos.

Esto se debe a que el sostenimiento de la escala instaurada por el impuestazo del ex ministro de Economía José Luis Machinea en diciembre de 1999 durante el gobierno de Fernando de la Rúa representará un aumento del costo laboral para las empresas y menores ingresos para los trabajadores, producto de la inflación y de que parte de la mejora de los ingresos irá a parar al fisco por la mayor presión tributaria.

Conocer exactamente la cantidad de trabajadores en esta situación en Rosario es difícil de estimar. Esto se debe a que muchas empresas como agentes de retención tributan en otros distritos.

Es el caso de las principales cadenas de supermercados o las grandes exportadoras. Sin contar los numerosos casos que quedan "excluidos" debido a que pagan parte del salario en negro o que la relación de dependencia está oculta bajo la figura del monotributista.

De todas formas, consultados por La Capital, especialistas en temas laborales y tributarios, representantes empresarios y gremiales y funcionarios de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), coinciden en señalar que son entre 10 mil y 15 mil empleados rosarinos los que potencialmente deben afrontar el pago del impuesto a las ganancias.


El deporte de deducir
También que son cada vez más los trabajadores que después de ver el sacudón que les pegaron a sus ingresos, comenzaron a recurrir, la mayoría por primera vez a los contadores particulares o de las propias empresas para analizar las fórmulas que les permitan evitar los recortes.

Los departamentos contables de las empresas reconocen que la incorporación de más trabajadores en el impuesto a las ganancias incrementó las tareas burocráticas a la hora de liquidar sueldos. También aumentaron las consultas de los empleados que se desayunan, luego de la firma de un convenio que recupera la escala salarial, que deben pagar ganancias como cualquier empresario.

La escala desde la convertibilidad establece que un trabajador soltero, sin hijos y en relación de dependencia, restando el mínimo no imponible, la deducción especial y otros gastos, a partir de los 1.800 pesos netos debe comenzar a pagar impuesto a las ganancias. A diferencia del abanico de opciones para descargar el impuesto que tienen las empresas, los asalariados tienen un menú limitado para descontar la carga fiscal. (ver aparte)

Teniendo en cuenta que el propio Estado considera que una familia para no ser considerada como pobre debe percibir 833 pesos mensuales, "no es lógico que se deba a comenzar a tributar el impuesto cuando el ingreso de una sola persona supere los 1.800 pesos", estimó el tributarista Enrique Lingua.

El especialista consideró que de mantenerse la actual escala "los aumentos salariales pueden convertirse en algo irrelevante" en el futuro, debido a que el empleado en relación de dependencia "es el más castigado por la presión fiscal". Porque a medida que consiga mejorar sus ingresos también se le aumentará la carga fiscal del gravamen.


Negociación colectiva
Por esta razón, el economista de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), Daniel Guida, consideró que de no establecerce un cambio en la escala del gravamen, el tema irá ganando espacio en las discusiones de los convenios colectivos de trabajo. Explicó que hasta ahora a las empresas prácticamente, por los montos que representan, "más que afectarlas las condiciona".

Pensando en que se entró en una etapa más dinámica de negociaciones de los convenios colectivos, Guida señaló que el gobierno nacional no podrá dejar pasar mucho tiempo para introducir una reforma fiscal, porque -sostiene- para poder acordar entre empresas y gremios futuras subas salariales, serán los empresarios quienes deberán afrontar un mayor esfuerzo impositivo para que se transforme en una mejora de bolsillo a los trabajadores.

Desde los gremios que tienen mejores condiciones para pelear ingresos reconocen que el tema del impuesto a las ganancias ya comenzó a ser parte de las discusiones paritarias. En otros casos, con mayores niveles de informalidad, el tema está todavía muy lejos.

Pero casi todos acuerdan con los empresarios en que es un punto que será cada vez más tenido en cuenta en las negociaciones colectivas. No es que estén a favor de que a las empresas le reduzcan impuestos o de políticas flexibilizadoras, sino que señalan que la realidad (devaluación e inflación) de los ingresos de los trabajadores no fue acompañada por una adecuación impositiva.

En algún momento de 2005 el gobierno amagó, presionado por algunos sectores empresarios y gremiales, con avanzar en una modificación del piso del mínimo no imponible. Pero con la presentación del presupuesto 2006, el cual no contempla ninguna modificación impositiva más que algunos beneficios de reinversión de utilidades para la compra de bienes de capital, parece haber pateado el tema para el mediano plazo.

Tal vez la propia evolución de las negociaciones de convenios le acorten los tiempos al gobierno.
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