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 domingo, 23 de octubre de 2005  
En Foco. Después de las elecciones
El peso de los votos frente a la política económica

Cuál será el escenario después del 23 de octubre fue quizás la frase más usada de los últimos meses y, aunque detrás de ella se escondieron muchas postergaciones, en materia económica nunca estuvo mejor utilizada.

Con la inflación sobre las espaldas -"es un tema que desvela", dijo Kircher esta semana-, las tarifas de servicios públicos congeladas y las empresas reclamando por su actualización, la renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en stand by y muchos reclamos salariales en la gatera, al gobierno le queda un gran desafío por delante, cuya resolución en parte dependerá de cómo quede posicionado el presidente tras estas elecciones legislativas.

En caso de obtener el ansiado respaldo de las urnas, ¿qué hará el presidente con el poder que le otorguen las urnas? ¿Cómo lo utilizará? Dos preguntas cuyas respuestas definirán el rumbo de la economía argentina en los próximos años.

En un escenario de victoria, el gobierno estará habilitado a imponer sus condiciones en la renegociación con las empresas privatizadas e incluso sacar a la luz algunos "desplantes" emblemáticos de algunas de ellas que dejaron a los usuarios en "la pampa y la vía" como dice el viejo dicho, a pesar de haber cobrado anticipadamente por obras y servicios. También puede afianzar su tesitura frente al FMI y señalarle que la política económica la fija el gobierno y no un organismo externo.

Con un poco más de audacia, la administración de Kircher también podría avanzar unos pasos más en desactivar los oligopolios que el propio presidente denuncia que actúan en forma "cartelizada" disparando la inflación. Esto tal vez, sería un auténtico cambio en la política económica de la Argentina que todavía no está tan evidente.

Sin embargo, la acumulación de poder no direcciona de por sí al gobierno en un sentido más que en otro. En la década pasada, las lluvias de votos fueron más bien utilizadas para garantizar políticamente la acumulación de los sectores más concentrados de la economía y el alineamiento automático con el FMI. Y si está claro que a dos años de gobierno buena parte de las cartas ya fueron mostradas, algún margen de sorpresa puede quedar para después de mañana.
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