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 domingo, 23 de octubre de 2005  
Historias
Los hijos de la deuda eterna

El historiador Alejandro Olmos, hijo del periodista e investigador que enjuició a José Alfredo Martínez de Hoz por el incremento de la deuda externa durante la última dictadura militar, se presentará como querellante en una nueva causa que investiga el endeudamiento argentino entre 1983 y 2000.

"La causa por la deuda es accesoria a la original que inició mi padre en 1982, y se reactivó en el año 2000 cuando salió el dictamen del juez Ballestero. Yo me voy a presentar como querellante en los próximos días, para poder apelar en caso de que sean sobreseídos los acusados como (Carlos) Menem y (Domingo) Cavallo", explicó Olmos.

El historiador lleva presentados en Tribunales más de 4.000 documentos y publicó meses atrás el libro "La deuda odiosa", en el que compiló los antecedentes doctrinarios y la evidencia concreta que permitirían al país plantear la ilegitimidad de la mayor parte de la deuda ante sus acreedores.

"La inmensa mayoría de los economistas cae en el mismo error de dividir entre deuda nueva y deuda vieja, pero entre 1992 y 2000 hubo superávit fiscal todos los años antes de computar los servicios pagados, así que la deuda nueva se emitió para pagar la vieja", opinó Olmos.


Viejos métodos
Según sus cálculos y los del economista Daniel Marcos, quien lo acompañó en la denuncia por evasión presentada este año contra las empresas por presunta fuga de divisas, "unos 90.000 millones de dólares de los 150.000 que tenemos hoy de deuda tras la reestructuración son resultado de la transferencia de deudas privadas".

"Ahora los empresarios reclaman seguridad jurídica, pero si hubiera habido esa seguridad los principales afectados habrían sido ellos mismos, que no habrían podido transferir sus deudas al Estado ni fugar sus ganancias al exterior", fustigó.

El libro de Olmos, además de exponer las causas judiciales presentadas, recopila una serie de datos históricos que dan por tierra con los argumentos más difundidos entre los economistas a la hora de justificar el pago puntual y sin discusión de la deuda.

Así retoma el concepto de "deuda odiosa", acuñado en 1927 por el jurista francés Alexander Sack, que avala el repudio de los compromisos asumidos por un régimen dictatorial, impuestos por poderes extranjeros o contraídos para fines diferentes al de beneficiar al pueblo.

El primer antecedente de esa argumentación fue el esgrimido por Estados Unidos a la hora de desconocer en 1902 la deuda de Cuba con España, que tras perder la guerra aceptó ceder esa última colonia al país del norte, pero intentó cobrarle el dinero que supuestamente le había prestado a la isla.

"La cuestión en Argentina actual también es la ilegitimidad de origen. La quita del último canje puede haber sido la más alta de la historia, pero es sobre una plata que no se debe", remarcó Olmos.

A su juicio, la deuda "sigue siendo impagable", y no constituye un fenómeno contable sino "un mecanismo de control económico que ejercen los grandes grupos financieros mundiales sobre los países atrasados".
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