Año CXXXVIII Nº 48910
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Escenario
Señales
Turismo
Mujer
Economía


suplementos
ediciones anteriores
Educación 22/10
La otra mirada 22/10
Salud 19/10
Turismo 16/10
Mujer 16/10
Economía 16/10
Señales 16/10

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 23 de octubre de 2005  
La idea es crear un espacio comunitario donde hacer exposiciones y talleres
Vecinos de barrio Rucci quieren tener un museo para contar su historia
En el lugar viven más de 10 mil personas. Hay escuelas y clubes, pero carecen de un espacio cultural pleno En el lugar viven más de 10 mil personas. Hay escuelas y clubes, pero carecen de un espacio cultural pleno

Diego Veiga / La Capital

Un lugar donde expresarse, compartir experiencias de vida, alentar a los artistas de la zona y, fundamentalmente, contar su historia. Esta es la premisa que está impulsando a vecinos del barrio Rucci a motorizar la creación de un museo comunitario, un sitio en el que ellos mismos armen las exposiciones, recolecten fotos, generen talleres y diseñen muestras. La idea busca terminar con la ausencia de espacios culturales en ese sector de Rosario, un área en la que viven más de 10 mil personas y que late con ritmo propio. Algo así como una pequeña ciudad dentro de otra.

"La verdad es que este barrio carece de un espacio cultural pleno en donde se pueda fomentar la búsqueda de una identidad propia", se lamenta Clara Merlo, una vecina que hace quince años vive en el Rucci y que se puso al frente de la iniciativa que tiene por objetivo plasmar el museo.

Para ello, ya elaboró todo un proyecto, habló con vecinos y hasta lo expuso hace unos días en las jornadas de "Rescate del Patrimonio Histórico y Cultural de los barrios", un encuentro que motorizó la Casa de la Cultura Arijón con el claro objetivo de defender y difundir la historia de la ciudad.

Idéntica premisa persigue este grupo de vecinos del Rucci, que busca "preservar su herencia cultural".

"Esta idea surge del propio deseo de la gente", explica Merlo, quien desde hace algunos años tenía en mente impulsar la construcción de una biblioteca en el barrio, pero que ahora orienta sus esfuerzos hacia un museo comunitario.

¿Y qué diferencia a este tipo de museos de los tradicionales? "Esta es una nueva concepción de la museología. Se trata de un espacio abierto donde la propia gente del barrio pueda ir señalando los temas que quiere ver reflejados", dice Merlo.

Es más, la vecina -que también es conservadora de museos- ya tiró la primera idea. "Si logramos obtener un espacio, se podría montar una muestra fotográfica de los orígenes del barrio con fotos que podrían aportar todos los vecinos", propone.

Lo cierto es que el Rucci es algo así como una ciudad dentro de otra. Más de 10 mil personas pueblan sus calles y habitan los 2.040 departamentos de los monoblocks de tres pisos que se levantan a ambos lados de la avenida de Circunvalación.

Es que el barrio está dividida en dos áreas por esa avenida y así, mientras del lado este se lo conoce como "1º de Mayo", del lado oeste lleva el nombre de "José Ignacio Rucci", el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) que administraba esa organización en los tiempos en que se plasmó el proyecto del barrio.

El Rucci comenzó a construirse en 1973 por iniciativa de la CGT con el objetivo de que los obreros pudieran acceder a una vivienda. Los primeros departamentos se entregaron en los albores de la dictadura militar de 1978, cuando el nombre de Rucci fue cambiado por el de 1º de Mayo, para ser rebautizado con el nombre del sindicalista en tiempos de la democracia.

Sus calles rodean múltiples espacios verdes que recuerdan el proyecto original: la construcción de un barrio jardín. Y para terminar de sellar ese aire de ciudad que tiene, cuenta con dos escuelas primarias y una secundaria.

Los vecinos también disfrutan de dos centros comerciales y sendos clubes, uno que se dedica a la enseñanza de fútbol infantil y otro en el que se pueden desarrollar diferentes actividades deportivas y recreativas.

Además, el Rucci también posee una guardería municipal, un dispensario, un centro médico y hasta una miniterminal de ómnibus en la que confluyen tres líneas de colectivos.


La llegada del padre Ignacio
A principios de los 90, los comentarios sobre el poder de sanación del padre Ignacio (el sacerdote que había llegado al barrio en diciembre de 1979) cambiaron definitivamente la fisonomía del Rucci.

Cada Semana Santa miles de fieles colman sus calles para participar de las misas y lo mismo sucede cuando se entregan los turnos para acceder a las bendiciones del sacerdote de Sri Lanka.

Así, el barrio obrero que comenzó a gestarse a fines de los 70 hoy busca su identidad cultural.

La idea es empezar a plasmarla en un museo en el que sus habitantes puedan reflejar la historia de esa porción de la ciudad habitada por una clase media trabajadora.

Por ahora, la premisa dejó de ser una utopía y ya se escucha en algunos despachos oficiales. Es que el barrio Rucci tiene muchas cosas para contar y mostrar.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
El barrio rucci fue construido a principios de los 70.

Notas Relacionadas
El gremialista cuyo temor se convirtió en realidad


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados