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 miércoles, 12 de octubre de 2005  
La creatividad que sana
La Rueda cumplió cuatro años. Ahora también está en el hospital Vilela

Florencia O' Keeffe / La Capital

Convencidos de que la creatividad puede renovar el cuerpo y el alma, el grupo La Rueda -que acaba de cumplir cuatro años de vida- se anima con nuevas propuestas que hacen comulgar arte y salud. Desde hace dos semanas están en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela generando, a través de diversas expresiones artísticas, encuentros con los pacientes internados para que los chicos a través de la ficción puedan resignificar lo que les sucede y claro, pasarla bien.

Mientras tanto, siguen vigentes Vagamundos, la propuesta de teatro e improvisación para internados en el Heca (que ya lleva tres años) y los talleres barriales de la zona oeste y norte en los que mediante escenas teatrales representan problemáticas comunes a las personas (ver aparte).

"El arte, la ficción y la creatividad son motores que permiten recrear los espacios y generar nuevas situaciones; son herramientas que, en definitiva, permiten enfrentar las cosas de la vida con otras fuerzas", describe Marcelo Mainini, uno de los creadores de La Rueda.

El proyecto que los tiene ocupados por estos días es el que están desarrollando con los chicos del Vilela y que pretende ser una continuidad de Vagamundos, aunque con otras aristas. "En esta experiencia estamos unidos al equipo de Salud Mental. Iniciamos las actividades recreando una familia de superhéroes; ingresamos en las salas donde están los chicos, sin pedir demasiado permiso, como lo hacemos en el Heca, y jugamos con ellos, pero desde la interacción", relata Mainini.

Hasta el momento, los juegos que se les proponían a los chicos internados para entretenerlos eran individuales (con juguetes de encastre o de mesa). El aporte que pretende hacer el grupo teatral pasa por provocar, desde la ficción, que los niños dejen volar la imaginación y desplieguen la creatividad.

En los primeros encuentros aparecieron buenas señales. Los chicos y sus mamás se integraron, participaron, propusieron. Por un rato se olvidaron de las inyecciones, los tratamientos, las palabras raras y se dejaron llevar por la magia y la alegría de los personajes de La Rueda. Les pusieron nombres, los "enfrentaron" con sus propios rayos poderosos, pidieron disfrazarse. Y hasta vinieron a buscar a los superhéroes de otras áreas para que se den "una vueltita" e inviten a jugar a otros chicos.

Algo cambia, algo se desestructura, algo pasa en un lugar donde casi siempre pasan las mismas cosas. "Me parece que se modifica el espacio simbólico con nuestra interrupción. Empezamos a modificar las coordenadas de ese espacio, a romperlo, que un chico juegue con otro que tiene enfrente, que interactúe con su mamá, cosas que hasta el momento no pasaban", dice Mainini.

En un ámbito donde todo está demasiado reglado, estructurado, donde las cosas funcionan de una determinada manera y todo es demasiado real, "buscamos un lugar intermedio entre la realidad y la ficción que es muy productivo", agrega.

Mainini afirma que ellos también están redescubriendo cosas a través de esta novedosa propuesta y destaca que "con los chicos, sobre todo los bebés, o los que tienen dificultades de expresión, trabajamos más desde lo pequeño, como una mirada. Hay criaturas que tienen serios problemas neurológicos; con ellos jugamos con objetos minimalistas, como los títeres de dedos, y resulta".

Las actividades en el Vilela están recién estrenadas pero prometen mucho. El objetivo es también que los médicos y el personal del centro de salud participen activamente. "Los residentes nos piden tiempo, un proceso, y eso es muy atendible, nosotros mismos estamos viendo qué pasa. Queremos armar una especie de cuaderno de bitácora que sirva como una devolución de lo que proponemos, que nos arrime sugerencias y vivencias", señala Mainini.

Generar el cambio, atraer la sonrisa o la carcajada, salir del gris y el frío de los hospitales aunque más no sea por un rato, es la motivación de la propuesta de este grupo que promueve salir de lo individual para encontrar en lo colectivo una nueva mirada sobre lo que nos pasa y por qué no, un poco de contención.

La Rueda está integrada por profesores de teatro, de enseñanza privada, comunicadores sociales, médicos, odontólogos, estudiantes que desarrollan y dan vida a proyectos que articulan los campos de la educación, la salud y el teatro. Trabajan en el seno de una ONG sin fines de lucro que sostiene sus emprendimientos en base a aportes privados (como el de Petrobrás), y subsidios obtenidos de propuestas aprobadas en distintas áreas públicas.

Entre otros, desarrollaron y desarrollan "El arte de celebrar"; "El festival del Heca" (que se hace todos los años) y "Lazos de sangre" (una obra de teatro que desde un lenguaje dinámico y divertido aborda la prevención del sida).
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El grupo La Rueda hace teatro y otras obras creativas.

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