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 domingo, 11 de septiembre de 2005  
Una inquietante tranquilidad
Narrativa. "Cuando lo peor haya pasado", de Pablo Ramos. Alfaguara. Buenos Aires, 2005, 126 páginas, $22.

Carlos Roberto Morán / La Capital

"Todo comienza bien", comunica quien relata al comienzo del cuento que da título al presente libro. Pero, como bien ha dicho el propio Pablo Ramos, ya no quedan lectores inocentes y por lo tanto esas palabras aparentemente tranquilizadoras sólo sirven para despertar la desconfianza, no hacen otra cosa que generar inquietud.

Y ocurre puntualmente: La aparente tranquilidad del paisaje se agitará a poco de avanzar hasta volverse pesadilla. En ese sentido se podría decir que en realidad no hay sorpresas, especialmente cuando se está ante un texto de Ramos, un escritor que cuenta sobre las "tormentas" que se abaten sobre sus personajes, afectados por la inestabilidad emocional. Ramos (Avellaneda, provincia de Buenos Aires, 1966) suele relatarnos aquello que él mismo ha vivido. Y lo que ha vivido ha sido la experiencia de la autodestrucción, la pérdida de los afectos, la extrema dificultad para recuperarlos. Y para recuperarse. Pero, nos apresuramos también a decir, tanto en los cuentos aquí reunidos como en su novela "El origen de la tristeza" (Alfaguara, 2004), el escritor no hace "confesiones" ni se solaza en la autoconmiseración, sino que nos relata un mundo muy personal en términos de estricta literatura.

Los hombres que protagonizan sus cuentos no tienen felicidad, están solos, han cometido faltas y purgan por ellas. Han conocido el sosiego pero lo han perdido, de manera que deambulan solitarios por una Buenos Aires hosca y ajena, mientras tratan de recuperarse, de volver a hacer pie, mientras piensan en la Arcadia personal extraviada que, es de presumir, nunca recuperarán.

Pablo Ramos vivió en los suburbios del Gran Buenos Aires durante su niñez y su juventud. No es el Gran Buenos Aires de hoy, aclara, porque por entonces había más contención, familiar, social, pero las carencias ya existían. Así, a los 17 años se alejó de su familia y se dedicó a pelearle a la vida, como suele decirse, experiencia que le dejó no pocas cicatrices. El mismo lo ha dicho, la literatura le resultó la tabla de salvación en un naufragio personal que duró años.

Esa literatura nos ha permitido conocer a un escritor de valía, como ya lo había demostrado en "El origen de la tristeza", tres relatos entrelazados que constituían una novela de iniciación. Por deducción, se podría decir que los niños que protagonizaron la novela son ahora los adultos extraviados de estos cuentos, a los que se encuentra -por cierto- más desasidos, más rechazados por una sociedad que poco, o nada, contiene.

"Cuando lo peor haya pasado" obtuvo simultáneamente los premios Fondo de las Artes y Casa de las Américas el año pasado. Ramos, ha dicho Liliana Heker, "es un escritor con un talento enorme, una experiencia de vida desusadamente intensa, y una pasión y una capacidad de trabajo que lo llevan a buscar el lenguaje y la forma hasta sus últimas consecuencias, de modo de reformular esa experiencia en cuentos y en novelas notables". Palabras válidas, a nuestro juicio, para un autor inquietante.
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