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 miércoles, 17 de agosto de 2005  
Un micro con alumnas de Adoratrices volcó cuando regresaba de Bariloche
Ayer volvieron 16, hoy llegan 8. Tienen lesiones leves

Los padres de 24 alumnas del colegio Adoratrices colmaron a media tarde de ayer el último sector de la estación de ómnibus con un solo estado de ánimo: angustia. Horas antes -algunos la noche anterior, otros esa misma mañana- se habían enterado de que sus hijas habían sufrido un accidente mientras volvían del viaje de egresadas de Bariloche: el ómnibus fletado por la firma Panamerican Travel volcó al patinar en el hielo poco antes de Piedra del Aguila (Neuquén), a unos 200 kilómetros del punto de partida. De las 24 pasajeras, 16 fueron levantadas por dos micros de Transatlántica que venían atrás y, tras ser revisadas por médicos en Piedra del Aguila, pudieron llegar ayer a Rosario. Otras 8 chicas quedaron en observación, al igual que un coordinador de la firma -con fractura de clavícula y tres costillas- y dos madres. Se espera que todos ellos arriben hoy al mediodía en un colectivo de línea desde Neuquén.

A la angustia normal tras enterarse del accidente, que se produjo anteayer a las 19, los padres de las chicas de Adoratrices sumaban ayer mucha incertidumbre. Como no hubo una información centralizada y distribuida por la empresa, sino apenas una cadena incompleta de llamadas después de que algunas alumnas consiguieran un celular, los rumores y el miedo habían hecho de las suyas.

El panorama por momentos era caótico: insultos de algunos padres al representante que la empresa había mandado a la terminal, amenazas de demandas legales, quejas generalizadas por la falta de información y por no haber mandado a las chicas heridas por avión -como indicaba el contrato-, temor de que las heridas fueran peores de lo que se creía y pena porque el viaje tan ansiado -y costoso- no hubiera terminado con final feliz.

En ese marco, pasadas las 16 se vio ingresar a la terminal los dos micros de Transatlántica que traían por gentileza a las 16 chicas de Adoratrices, las menos golpeadas. Sus padres (a los que se sumaban los de los contingentes propios de esos ómnibus) se agolparon en los andenes.

Las primeras en bajar fueron las alumnas de Adoratrices y una madre. Algunas chicas con moretones y raspones, otra en andas y sin apoyar un pie, la madre con la nariz vendada. Ellas eran las sanas, las que habían podido seguir viaje. En general, se oyó un relato exculpatorio hacia la empresa: que todo había salido "bárbaro" hasta el momento del vuelco, que había sido un accidente imponderable, que sí se había avisado a sus padres.

Sin embargo, varias chicas bajaron llorando y se abrazaron acongojadas con sus familias. Y los padres de las que no llegaron se fueron aún peor, preguntándose cómo será hoy al mediodía el reencuentro con sus hijas, que recién anoche a las 20 saldrían hacia Rosario desde Neuquén, después de quedar un día en observación.
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Parte del contingente llegó ayer.


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