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 sábado, 13 de agosto de 2005  
Experiencias extracurriculares en la universidad
Las cátedras libres, escenarios para el debate académico
Problemáticas sociales y políticas son abordadas en estos espacios que funcionan en las facultades

Matías Loja

La mayoría de los escritos sobre la historia de la universidad latinoamericana coinciden en afirmar que uno de los puntos cardinales de la Reforma Universitaria de 1918 fue, además de la intervención de los alumnos en el gobierno de las instituciones de enseñanza superior, el funcionamiento de cátedras libres que, al lado de las oficiales y con idénticos derechos, servían como reacción a ciertos vicios conservadores con el que estaban teñidas las facultades de entonces. Marcadas por su autonomía, la pluralidad de ideas, la flexibilización orgánica (la mayoría son abiertas a la comunidad), y sobre todo, por la atención hacia temas de interés académico y social, la experiencia de las cátedras libres se presentan como instancias de debate y producción de conocimiento por fuera de lo que enseñan los planes de estudios.

Si bien la historia y los objetivos de las mismas sufrieron a los largo de los años numerosas reformulaciones, lo cierto es que las cátedras libres constituyen hoy escenarios más que interesantes para abordar en profundidad temáticas que por diversos motivos no se encuentran presentes en las currículas regulares de las distintas carreras.

Gestadas bajo el amparo de grupos estudiantiles, docentes o de las propias facultades, estos ámbitos se presentan como alternativas que posibilitan completar los conocimientos de los estudiantes sobre asuntos concretos. Así, se desarrollan en la mayoría de las universidades del país, y con mayor o menor institucionalidad según cada caso, cátedras libres que avanzan sobre cuestiones como derechos humanos, historia, literatura, investigación científica, movimientos sociales o expresiones culturales, mediante la disertación de especialistas en cada una de las materias.

A la hora de establecer un relevamiento cuantitativo de estas experiencias, son, sin lugar a dudas, las agrupaciones universitarias las que marchan a la cabeza en la generación de seminarios, encuentros o charlas-debate. Con el afán de quebrar con los contenidos curriculares de los programas de estudio, o con el propósito de posicionarse ante determinadas discusiones políticas, fracciones estudiantiles de diversos espectros ideológicos organizan periódicamente cátedras libres que, con diferentes grados de seriedad y dogmatismo, representan instancias enriquecedoras del sano debate de proyectos e ideas que debe albergar una universidad pública y reformista que se precie como tal.

De hecho, el propio estatuto de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), en su artículo 58 establece la creación de cursos libres que, completando o ampliando los oficiales, "desarrollen puntos o materias que, aunque no figuren en los programas de las facultades, se relacionan con la enseñanza que en ellas se imparte", lo cual ha motivado que varias unidades hayan declarado de "interés académico" a seminarios libres desarrollados en sus claustros.


Nuevos espacios, temas actuales
Una de las características más sobresalientes de las cátedras libres es la referida a su dictado. Puesto que son de carácter extracurricular, quienes ofician de expositores o conferencistas en ellas no precisamente son docentes de las facultades en donde éstas se desarrollan. En efecto, y según el tema y el tipo de cátedra, tanto profesionales expertos en el programa abordado en los cursos libres, como representantes sociales, políticos o académicos son congregados en torno a estos espacios.

Tal es el caso de la Facultad de Arquitectura de la UNR, que implementa desde 1994 un programa de cátedras libres generado por la propia institución, que tras un breve período en el que quedó sin efecto, volvió a abrirse hace 3 años. Para Marcelo Barrale, vicedecano de la facultad y coordinador del espacio, este programa funciona como complementario de los talleres que se dictan en la casa, y tiene como objetivo principal "dinamizar y abrir la formación de los alumnos a otras temáticas de interés, para que tengan otras perspectivas en áreas de su profesión o inclusive en cuestiones de cultura general".

Con respecto a esto último, agrega que no sólo se ha convocado a docentes de otras universidades especializados en cuestiones de urbanismo o de la arquitectura en general, sino que de hecho "se han traído filósofos, gente del cine y artistas plásticos para cubrir diferentes perfiles que permitan profundizar o reforzar determinadas problemáticas".

Asimismo, para el dictado de los mismos, la facultad dispone de dos cargos docentes liberados para tal efecto, aunque de carácter rotativo, en función de la corta duración de los seminarios.

Por su parte, otro proyecto relevante de curso libre, dado su contenido, es el que de desde hace 6 años se realiza en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNR bajo el nombre de cátedra libre de Fauna Silvestre. Dicho espacio, único de su tipo que se realiza en una universidad pública del país, es coordinado por una comisión organizadora integrada por seis docentes y doce alumnos de esta casa de altos estudios ubicada en Casilda, quienes pretenden indagar sobre una problemática que aún no había sido tomada en los planes de la carrera.

"La cátedra funciona desde 1999 y nació como respuesta a una demanda histórica de alumnos relacionada con el interés por los animales silvestres, y de allí la emergencia de este ámbito por canalizar el tema", señala la coordinadora académica del espacio, Claudia Nigro.

En cuanto a la pertinencia académica de la materia, Nigro (quien además es docente de la facultad) agrega que en dicha casa "como se trabaja sobre los animales domésticos, al tema de la fauna silvestre cada uno lo veía por las suyas, o una vez graduados a través de una investigación particular".

Declarada de interés educativo por la Cámara de Diputados de la Nación y por la Municipalidad de Casilda, la cátedra representa una instancia más de apertura de la universidad a la comunidad que participa activamente de las actividades (seminarios y jornadas) que propone el espacio académico, aunque tal como advierte su coordinadora, sostener el proyecto implica mucho trabajo y sacrificio, teniendo en cuenta además que las labores de quienes participan en él son completamente ad honórem, realidad que atraviesa a casi la totalidad de las cátedras libres de las universidades.
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